* «Hice el acto voluntario de perdonar a mi padre, y cuando tomé esa decisión, el Espíritu obró en mi corazón. Primero fue la decisión. Después, el corazón quiso dejar ir todo el dolor, la ira, falta de perdón. Pude perdonar a mi padre. Y desde entonces, cuando rezo el Padrenuestro, puedo verme como una hija de Dios y rezarlo con todo mi corazón»