* «Mi esposa Julia me ayudó a salir de esa mentalidad de todo o nada. Me animaba suavemente a ser católico, pero nunca trató de obligarme a hacerlo. Tenía que ser mi decisión, pero necesitaba que alguien me presentara lo que iba a decidir…. El último día ideal para cualquier persona: recibir a Jesús en la Sagrada Comunión en estado de gracia. La salvación es una carrera que, si se corre con humilde y fiel perseverancia, será una victoria garantizada”, asevera. Soy consciente de mis propias debilidades, pero también sé que con la oración y los sacramentos podemos hacer todas las cosas en Cristo»