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miércoles, 15 de julio de 2009

Eugenia Bonnetti, religiosa: "¿Qué chica sobrevive a cuatro mil encuentros sexuales?"
Es la impulsora de la red mundial de religiosas contra la esclavitud de la prostitución, Talità Kum, y nos cuenta su testimonio
15 de julio de 2009.-Acaba de nacer en Roma Talità Kum. ¡Levántate!, una red internacional de religiosos (sobre todo religiosas) para liberar a personas esclavizadas por la prostitución. Su impulsora, la Hermana Eugenia Bonnetti, advierte de que, ante nuestros propios ojos, suceden tremendas historias. Muchas religiosas abandonan por la noche, la seguridad de sus conventos para acercarse a estas jóvenes, y ofrecerles y mostrarles la puerta de salida de ese infierno.

(Antena Misionera / Alfa y Omega-Jesús Colina / Escuchar la Voz del Señor) La hermana Eugenia Bonetti cuenta como ella fue llevada por el Señor a realizar esta tarea de misericordia:

"Todo empezó a raíz del encuentro con una prostituta. Era un día lluvioso y frío en Turín (Italia), el 2 de noviembre de 1993. Trabajaba en Cáritas desde hacía unos meses, tras mi vuelta de África. Salía para ir a misa y, en ese momento, entró una mujer africana con un certificado médico.

De su comportamiento, y de su modo de vestir, deduje que podía ser una de las mujeres que se ven obligadas a vender su cuerpo. Me sentí incómoda, le respondí cuatro cosas y quise marcharme. Estaba nerviosa. Ella me explicó que era madre de tres niños, que había dejado en Nigeria. Vi que necesitaba ser operada, pero no tenía papeles.

Yo estaba desconcertada y me incomodaba pensar que iba llegar tarde a misa. En aquel momento, la misa era para mí más importante que los problemas de María –ése es su nombre-. Vino conmigo, a la iglesia. Por el camino me di cuenta cómo la gente se sorprendía de ver a una monja acompañada de una prostituta. Se quedó arrodillada en el último banco de la iglesia y se la oía llorar. Me coloqué más adelante y no podía rezar.

Me acordé de la parábola del fariseo y el publicano y pensé con qué frecuencia había pensado que yo, religiosa misionera, era mejor que muchas mujeres obligadas a trabajar en la calle. Aquella noche la pasé en blanco. Me enfrenté a mi misterio pascual. Eugenia ¿dónde está tu hermana? Aquel encuentro cuestionó mi vida, mi vocación y mis valores."

Después de 24 años de trabajo en Kenya, a la Hna Eugenia Bonetti, misionera de la Consolata, le pidieron volver a Italia. Ella misma explica que "cuando me pidieron dejar Kenya mis sentimientos fueron de rebelión. Me sentía feliz e integrada en el ambiente africano, trabajando en actividades sociales, educativas y pastorales con mujeres y jóvenes africanas. La mujer africana que he conocido tiene un profundo sentido de alegría, de celebración, de hospitalidad, de solidaridad. Sabían afrontar la vida con coraje y determinación, a pesar de vivir en la indigencia y sometidas a una sociedad machista.

Compartir con ellas la lucha para mejorar las condiciones de vida, promover la educación y la emancipación, transmitir un mensaje de esperanza y liberación a aquellas mujeres había dado sentido a mi vida durante muchos años. ¿Qué iba a hacer ahora en Italia?

El encuentro inesperado con María volvió a dar contenido a mi vocación misionera. María se restableció, y no sólo físicamente. Dejó su vida en la calle, empezó a estudiar italiano. Encontró un trabajo y fue ella la que me ayudó a conocer el mundo de la noche."

Misionera de la calle

"Desde hace trece años mi servicio misionero se desarrolla en distintos caminos que bajan de “Jerusalén a Jericó” (ver Lucas 10, 29-37) y me pide inclinarme con amor y compasión hacia tantas mujeres inmigrantes, heridas y privadas de su dignidad, identidad y libertad para ayudarlas a curarse y reencontrar la esperanza de una vida nueva.

Mis días como “misionera de la calle” están repletos de encuentros con personas con rostro, nombre, historias distintas, pero que a la vez tienen elementos comunes que revelan un profundo sufrimiento:"

"* Regina, nigeriana, la traen a Italia con 14 años vendida por su tío a traficantes de seres humanos; obligada a prostituirse en la calle, es detenida por la policía y enviada a una comunidad para menores; pierde el contacto con la familia, pero después de seis años, gracias al trabajo en red de las congregaciones religiosas, reencuentra a su madre y hace 4 años volvió con su familia para celebrar la Navidad, tras siete años de ausencia.

* Gladys sale de Nigeria con otras jóvenes para alcanzar la meta de sus sueños: Europa, donde piensa trabajar para ayudar a su familia; viaja a través del desierto de Sahara sin documentos; el viaje es extenuante y sufre sed, hambre, calor, cansancio y enfermedades; en el viaje ve esqueletos de personas que han muerto en el camino, piensa que ese será su destino.

* Patricia, 19 años, la mayor de ocho hermanos, deja la casa para ayudar a la familia y que sus hermanos pudieran ir a la escuela; durante el viaje es violada y queda embarazada; durante seis trabaja en la calle para pagar una deuda de 8 millones de las antiguas pesetas contraída, sin saberlo, con la organización criminal; nadie sabe de su embarazo; un grupo de ayuda la convence para dejar la calle y es acogida en una casa de familia gestionada por religiosas; acompañada con amor es capaz de aceptar el don de la vida que lleva en su seno.

* Rita, apenas 18 años cumplidos, es detenida en la calle por la policía y enviada un Centro de Estancia Temporal en Roma; en 15 meses ha mandado 55.000 euros a sus tres hermanastras que la enviaron a Italia; en la calle era muy solicitada por los “clientes” dada su corta edad; las religiosas que visitan el Centro consiguen que sea aceptada en una comunidad con un programa de reinserción social.

* Gloria, 22 años, trabaja como prostituta para pagar la gran deuda contraída con los traficantes; en la calle uno de los “clientes” –divorciado de 38 años- se enamora de ella y la quiere llevar a casa; ella lo rechaza; él se venga tirándola desde un puente y su cuerpo sin vida es encontrado al día siguiente."

La hermana Eugenia Bonnetti podría continuar contando casos puesto que cada uno que ha conocido son como los eslabones de una larga cadena que forma la nueva esclavitud del siglo XXI y que tiene prisioneras a tantas personas, mujeres y menores explotadas, fruto de un tráfico sin escrúpulos y sostienen numerosos y rentables negocios.

Una misión que se ha multiplicado

La red Talità Kum. ¡Levántate! está presente en 36 países, e implica a 574 religiosas y a 252 Congregaciones femeninas. La iniciativa había surgido ya en el año 2000, en Italia, donde las religiosas han prestado asistencia, hasta la fecha, a 3.500 mujeres nigerianas, que habían sido traídas a este país para ser utilizadas como prostitutas por las mafias. Las religiosas las acogen en casas, les ofrecen asistencia psicológica y espiritual y preparación profesional, además de un plan de regreso al país de origen. «En muchísimos casos -señala sor Eugenia Bonetti, - han sido los niños los que han salvado a las mamás, dándoles la fuerza de salir del círculo vicioso de esta moderna, innoble y escondida forma de esclavitud».
La labor de estas religiosas ha sido animada por el mismo Benedicto XVI, quien les dirigió un mensaje para animarlas en esta labor. Pero hay otros muchos reconocimientos. La Hermana Eugenia ha sido recientemente galardonada con el Premio Mujer de Coraje, por el Departamento de Estado de Estados Unidos, por sus esfuerzos en combatir el tráfico de personas. El trabajo de la religiosa fue también reconocido en 2004, cuando fue nombrada una de los seis Héroes que Actúan para Acabar con la Esclavitud Moderna, en el informe anual publicado por el Departamento de Estado de ese país.

Sobrevivir al infierno

Primero en Roma, y ahora en todo el mundo, la Hermana Eugenia ha formado a religiosas para que ofrezcan refugio y rehabilitación a mujeres rescatadas de la prostitución. Según la religiosa, las mujeres jóvenes son las únicas castigadas por el delito de la prostitución. «Cuando pido ayuda a la policía, a menudo arrestan a las chicas, y dejan irse a los hombres». A veces, dice, las chicas son arrestadas, metidas en una celda donde pueden ser maltratadas, y después arrojadas fuera de nuevo, mientras que los hombres que las utilizan se van libres. Detrás de ese negocio, a menudo se esconde una sórdida realidad. Las mujeres son compradas y vendidas, objeto de comercio y desechadas, a capricho de los que trafican con ellas y de los que abusan de ellas sexualmente. «Las estadísticas son asombrosas -añade la religiosa-. La esclavitud sexual es problemática en todo el mundo, sucede aquí. Delante de nosotros», aunque a veces no queramos verlo. «Este problema está destruyendo no sólo a muchas mujeres, sino también a las familias de quienes utilizan sus servicios. Cuando veo a un coche pararse con una sillita de niño detrás, sé que este hombre tiene una mujer y un hijo en casa».

Según la Hermana Eugenia, muchas de las mujeres que son compradas y vendidas para el sexo, en Italia y en otros países de Europa vienen con el sueño de un trabajo. «Las chicas son metidas con engaño en esto -denuncia-. Les ofrecen lo que ellas creen que son buenos trabajos. Pero una vez apartadas de los lazos que las unen a su casa, les retiran los documentos y son forzadas a vender sus cuerpos por dinero. Muchas de las chicas son casi adolescentes cuando son forzadas a la prostitución».

Conseguir la libertad no es fácil. «Una chica nigeriana tiene que realizar una promedio de 4.000 encuentros sexuales, antes de ser liberada -dice la religiosa-. ¿Quién puede sobrevivir psicológicamente a eso? Sería un milagro». A pesar de todo, sor Eugenia considera que hay esperanza para estas mujeres. Una vez que están a salvo, muchas se recuperan y aprenden a aceptarse a sí mismas. Las Misioneras de la Consolata proporcionan rehabilitación a chicas lo suficientemente valientes como para dejar a sus explotadores. «Nuestras Hermanas dejan la seguridad de sus conventos por la noche para llegar hasta estas chicas».
Un problema que suelen encontrarse entonces es que, «si una chica deja a sus captores, su familia en su país es a menudo amenazada. Por eso, muchas chicas tienen miedo de dejar a los traficantes. De algún modo, tenemos suerte en Italia, porque nuestras leyes ofrecen cierta protección a estas chicas. Cuando cooperan con las autoridades, reciben otros beneficios y pueden recibir la ciudadanía».
Junto con otras Hermanas religiosas, las Misioneras de la Consolata han establecido una red internacional de refugios entre religiosas de varias denominaciones. «Las religiosas pueden hacer este trabajo -dice sor Eugenia-. Cuando las chicas nos ven, saben que pueden confiar en nosotras. Nos ven como madres, y saben que son amadas. Cuando visito a las chicas, me llaman mamá».

Etsuro Sotoo, escultor : "Yo, cuando rezo, le pido a Dios que me haga mejor persona. Es mi lucha diaria "
*" ¡Todo es providencia!
*“La Sagrada Familia es un catecismo de piedra”
*"Tenemos que afrontar la realidad como si fuéramos niños"
15 de julio de 2009.-A Europa llegó desde Japón (donde era profesor de Bellas Artes) para estudiar los “orígenes de la piedra”. Su primer trabajo aquí fue como restaurador en Alemania. Pero conoció la Sagrada Familia de Barcelona y pidió ser empleado allí, aunque fuera de picapedrero. Sus planes para unos meses se prorrogaron hasta hoy, treinta años después. Y lo que le queda. A lo largo de la entrevista, Etsuro habla con generosidad de Antonio Gaudí y de la Sagrada Familia, su maestro y su escuela en la fe, claves de una conversión labrada a piedra (el sello de Sotoo bien podría ser una cruz, un martillo y un cincel). Bonito homenaje a la universalidad de la Iglesia que la construcción de la Sagrada Familia la inició un español de Reus en 1882 y entre sus continuadores se cuente hoy este simpático y curiosísimo japonés de Fukuoka.

(Gonzalo Altozano / Alba) -¿Qué le llevó a Europa, el azar o la providencia?
-La providencia. ¡Todo es providencia!

-Y ya en Europa, Barcelona. ¿Le costó entender a Gaudí la primera vez que visitó la Sagrada Familia?
-Ya entonces, aunque no era católico, quería serle fiel a Gaudí, entender su esencia. Pero me di cuenta de que, por mucha que fuera mi voluntad, sólo podría llegar hasta cierto punto.

-Sin embargo…
-Aprendí que debía mirar no a Gaudí, sino hacia donde miraba Gaudí. Porque hay mucha diferencia entre ser católico y no serlo. Si no lo eres, navegarás por la superficie de un mar llamado Gaudí. Si lo eres, descenderás hasta el fondo de ese mar.

-¿No se ahoga?
-No. Es como entrar en otra dimensión.

-Su conversión al catolicismo, ¿influyó en su manera trabajar?
-Se volvió más fácil, más segura. Ahora trabajo con menos dudas, con más libertad, porque percibo inmediatamente el sentido de lo que hago.

-¿Quiere eso decir que para usted la Sagrada Familia no tiene secretos?
-Aún hoy -¡treinta años después!- descubro cosas. Gaudí quería hacer un catecismo de piedra en el que la gente pudiera, precisamente, aprender todos los días, siempre.

-¿Con qué fin?
-Con el de que la gente que la visitara volviese. Porque no hay mejor iglesia que aquella que se revisita.

-Objetivo cumplido: la Sagrada Familia es de los monumentos más visitados -y revisitados- de España.
-Porque los que la visitan buscan algo, da igual si lo saben como si no. La Sagrada Familia es un punto donde es posible encontrar lo que se busca.

-Tanto turista ¿no le desagrada?
-¡No! Me encanta ver sus bocas abiertas, sus ojos de sorpresa.

-Y cuando reza, ¿no le distraen?
-En la oración, aunque haya mil personas alrededor, sólo estáis Cristo y tú.

-O sea, que la gente no le molesta, no es usted el típico artista estirado.
-La Sagrada Familia es más fácil que la entienda un niño o una ama de casa que un arquitecto moderno.

-¿Por qué?
-Porque muchos arquitectos construyen no para mejorar la vida de la gente, sino para homenajearse a sí mismos. Todo lo contrario que Gaudí.
-Para usted el arte no es sólo una fuente de ingresos, de fama.
-Ha de ser, sobre todo, y como cualquier disciplina humana, un vehículo (a veces un Alfa Romeo, a veces un Doscaballos) que conduce a la Verdad.

-Y en ese camino, su guía ha sido…
-Gaudí.

-A su maestro le preguntaban con frecuencia cuándo iba a estar lista la Sagrada Familia.
-Y él respondía: “El cliente no tiene prisa”. El cliente, claro, era -y sigue siendo- Dios.

-¿Y usted? ¿Tiene prisa?
-Pienso que cuanto más tardemos, mejor.

-¿Por qué?
-Porque mientras la construimos tenemos ocasión de aprender. Sin embargo, una vez construida…

-¿Tanto se aprende?
-Gaudí no construyó la Sagrada Familia. ¡Fue la Sagrada Familia la que construyó a Gaudí! Lo mismo nos pasa a los que trabajamos en ella.

-En algún momento tendrán que inaugurarla. ¿Le entristece?
-No, porque sé que al día siguiente empezaremos a trabajar en su restauración, que será también la nuestra.

-Propone que la Sagrada Familia sea la catedral de Europa.
-Es una ilusión, un sueño. Pienso que tenemos que afrontar la realidad con humildad, sin prejuicios ni ideologías, como si fuéramos niños, eternos hijos de Dios.

-¿Y la oración? ¿Entra usted en ella como un niño?
-Yo, cuando rezo, le pido a Dios que me haga mejor persona. Es mi lucha diaria. Y cuando venzo, aunque sólo sea por un momento, doy gracias.
Siete hábitos diarios para las personas que deseen ser Santas / Autor: P. John McCloskey
La santificación es un trabajo de toda la vida y requiere nuestro determinado esfuerzo para cooperar con la gracia santificante de Dios que viene por medio de los Sacramentos.
15 de julio de 2009.- (Iglesia.org)Nadie nace santo. Se consigue la santidad con mucho esfuerzo, pero también con la ayuda y la gracia de Dios. Todos, sin exclusión, están llamados a reproducir en sí mismos la vida y el ejemplo de Jesucristo, caminar detrás de sus huellas.

Estás leyendo esto porque estás interesado en tomar tu vida espiritual más seriamente de ahora en adelante. Aceptar de corazón uno de los puntos clave del Concilio Vaticano II: la importancia de la doctrina de la llamada universal a la santidad. También conoces que Jesús es el único camino a la santidad "Yo soy el Camino, la Verdad y la Vida." El secreto de la santidad es la oración constante la cual puede ser definida como el continuo contacto con la Santísima Trinidad: "reza siempre y sin desfallecer" (Lc. 18:1). Hay varios caminos para llegar a conocer a Jesús. Nosotros vamos a hablar brevemente sobre algunos de ellos en este artículo. Si quieres llegar a conocer, amar y servir a Jesús de la misma forma que aprendes a amar y enamorarte de otras personas: tu esposa, miembros de tu familia y amigos íntimos, por ejemplo, pasando un tiempo considerable con él en forma regular y, en este caso básicamente todos los días. El retorno, si lo haces, es la única verdadera felicidad en esta vida y la visión de Dios en la próxima. No hay sustituto a esto.

La santificación es un trabajo de toda la vida y requiere nuestro determinado esfuerzo para cooperar con la gracia santificante de Dios que viene por medio de los Sacramentos.

Los siete hábitos diarios que propongo consisten en el ofrecimiento de la mañana, la lectura espiritual (Nuevo Testamento y un libro espiritual sugerido por tu director espiritual), el Santo Rosario, la Santa Misa y Comunión, al menos quince minutos de oración mental, la recitación del Ángelus al mediodía y un breve examen de conciencia por la noche. Estos son los principales medios para alcanzar la santidad. Si eres una persona que quiere llevar a Cristo a otros a través de la amistad, estos son instrumentos con los cuales almacenarás la energía espiritual que te permitirá hacerlo. La acción apostólica sin los sacramentos, volverá ineficaz una sólida y profunda vida interior. Puedes estar seguro que los santos incorporaron por uno u otro camino todos estos hábitos en su rutina diaria. Tu objetivo es ser como ellos, contemplativos en el medio del mundo.

Quiero remarcar varios puntos antes de examinar los hábitos

Primero; recuerda que el crecimiento en estos hábitos diarios son como una dieta o un programa de ejercicio físico, es un trabajo de proceso gradual. No esperes incorporar los siete o aún dos o tres de ellos en tu agenda diaria inmediatamente. No puedes correr una carrera de cinco kilómetros si antes no te has entrenado. Tampoco puedes tocar a Liszt a la tercera clase de piano. Esta prisa te invita al fracaso, y Dios quiera que tengas éxito tanto en tu ritmo como en el Suyo. Debes trabajar cercanamente con tu director espiritual y gradualmente incorporar los hábitos a tu vida en el período de tiempo que corresponda a tu particular situación. Puede ser el caso que por las circunstancias de tu vida se requiera la modificación de los siete hábitos.

Segundo; al mismo tiempo tu debes hacer el firme propósito, con la ayuda del Espíritu Santo y tus especiales intercesores, para hacer de ellos la prioridad de tu vida - más importante que comer, dormir, trabajar y descansar-. Quiero aclararte que estos hábitos no se pueden adquirir a las corridas. Ese no es el modo como nosotros queremos tratar a los que amamos. Ellos deben hacerse cuando estemos más atentos durante el día en un lugar en silencio y sin distracciones; donde sea fácil ponerse en presencia de Dios y estar con Él. Después de todo, ¿no es más importante nuestra vida eterna que nuestra vida temporal? Todo esto redundará al momento de nuestro juicio como una cuenta de amor a Dios en nuestro corazón.

Tercero; quiero dejar en claro que vivir los hábitos no es pérdida de tiempo. No estás perdiendo el tiempo, en realidad lo ganas. Nunca conocerás una persona que viva todos ellos diariamente que sea menos productiva como trabajador o peor esposo o que tenga menos tiempo para sus amigos o no pueda cultivar su vida intelectual. Todo lo contrario, Dios siempre recompensa a los que lo ponen a El primero. Nuestro Señor multiplicará asombrosamente tu tiempo como multiplicó los panes y los peces y dio de comer a la multitud hasta saciarse. Puedes estar seguro de que el papa Juan Pablo II, la Madre Teresa o San Maximiliano Kolbe rezan o han rezado mucho más que la hora y media que se sugiere en estos hábitos repartidos a lo largo del día.

Primer Hábito
El primer hábito es el ofrecimiento del día por la mañana; cuando te arrodillas y, utilizando tus propias palabras o una fórmula, ofreces todo tu día a la gloria de Dios. Lo que no es simple es lo que sucederá antes del ofrecimiento. "Véncete cada día desde el primer momento, levantándote en punto, a la hora fija, sin conceder ni un minuto a la pereza.
Si con la ayuda de Dios te vences, tendrás mucho adelantado para el resto de la jornada.
¡Desmoraliza tanto sentirse vencido en la primera escaramuza! (San Josemaría- Camino, 191)
En mi experiencia pastoral, quien puede vivir el "minuto heroico" en la mañana y a la noche va a la cama en el tiempo previsto, tiene la energía física y espiritual a lo largo del día para parar lo que este haciendo para cumplir los otros hábitos.

Segundo Hábito
El segundo hábito es por lo menos quince minutos de oración en silencio. Puedes agregar otros quince minutos extras en otro momento del día. Después de todo, ¿Quién no desea pasar más tiempo con tan excelente compañía? La oración es una conversación uno a uno, directa con Jesucristo, preferentemente frente al Santísimo Sacramento en el Sagrario. Esta es tu hora de la verdad o tu momento superior. Si lo deseas puedes abrirte y hablar acerca de lo que está en tu mente y en tu corazón. Al mismo tiempo adquirirás el hábito de escuchar cuidadosamente y meditar como otra María (Lc. 10.38-42) para ver qué es lo que Jesús te está pidiendo y qué te quiere dar. Es aquí que nosotros comprendemos su dicho "Sin Mí, nada pueden hacer."

Tercer Hábito
El tercer hábito son quince minutos de lectura espiritual que usualmente consistirá en unos pocos minutos de sistemática lectura del Nuevo Testamento, para identificarnos con la Palabra y acciones de nuestro Salvador. El resto del tiempo en un libro clásico de espiritualidad católica recomendado por tu director espiritual. En cierto sentido, es el más práctico de nuestros hábitos porque a través de los años leeremos varias veces la vida de Cristo y adquiriremos la sabiduría de los santos y de la Iglesia junto con la lectura de docenas de libros, los cuales enriquecerán nuestro intelecto. También podremos poner las ideas allí expresadas en acción.

Cuarto Hábito
El cuarto hábito es participar en la Santa Misa y recibir la Santa Comunión en estado de gracia. Este es el hábito más importante de todos los siete (cfr. Jn. 6, 22-65). Ella debe estar muy en el centro de nuestra vida interior y consecuentemente de nuestro día. Este es el acto más íntimo, posible del hombre. Encontramos a Cristo vivo, participamos en la renovación de Su sacrificio por nosotros y nos unimos a su cuerpo y alma resucitado. Como el papa Juan Pablo II dijo en su Exhortación Apostólica Ecclesia in America "La Eucaristía es el centro viviente y eterno centro alrededor del cual la comunidad entera de la Iglesia se congrega" (n°35).

Quinto Hábito
El quinto hábito es rezar cada día al mediodía el Angelus o Regina Coeli invocando a Nuestra Santísima Madre de acuerdo al tiempo litúrgico. Esta es una costumbre católica que se remonta a muchos siglos. Este es un hermoso modo de honrar a Nuestra Señora por un momento. Como niños recordamos a Nuestra Madre durante el día y meditamos sobre la Encarnación y Resurrección de Nuestro Señor, el cual da sentido a toda nuestra existencia.

Sexto Hábito
El sexto hábito también es Mariano. El rezo del Santo Rosario cada día y la meditación de los misterios, los cuales versan sobre la vida de Nuestro Señor y Nuestra Señora. Es un hábito que, una vez adquirido es difícil abandonar. Junto con la repetición de las palabras de amor a María y el ofrecimiento de cada decena por nuestras intenciones, nosotros tomamos un atajo hacia Jesús el cual pasa a través del corazón de María. El no puede rechazar nada de Ella.

Séptimo Hábito
El séptimo hábito es un breve examen de conciencia por la noche antes de ir a la cama. Te sientas, pides luces al Espíritu Santo y por varios minutos revisas tu día en presencia de Dios preguntándote si te has comportado como un hijo de Dios en el hogar, en el trabajo, con tus amigos. También miras una particular área, la cual tu tienes identificada con ayuda de tu director espiritual, quien conoce tus necesidades para mejorar y llegar a la santidad. También puedes hacer una rápida mirada para ver si has sido fiel en los hábitos diarios que hemos discutidos en este artículo. Luego haces un acto de gratitud por todo lo bueno que has hecho y recibido, y un acto de contricción por aquellos aspectos en los que voluntariamente has fallado.

Si una persona honestamente mirase su día, no importa cuán ocupado esté, (y nunca me pareció encontrarme con gente que no esté muy ocupada a no ser que esté permanentemente retirada), puede frecuentemente encontrar que usualmente mal gasta un poco de tiempo cada día. Piensa, ¿qué necesidad hay de una taza de café extra cuando puedes usar ese tiempo para visitar el Santísimo Sacramento, quince minutos antes de comenzar el trabajo? O la media hora o mucho más, gastada mirando programas de televisión o videos. También es común, gastar tiempo durmiendo en el tren o escuchando la radio en el auto cuando puede ser usado para rezar el Rosario. Como también, ¿el diario no lo puedes leer en diez minutos en lugar de veinte dejando espacio para la lectura espiritual?
¿Y esa comida no podría hacerse en media hora dejando espacio para la Misa? No olvides que esta media hora es tiempo mal gastado cuando al final del día podrías haberla usado para una buena lectura espiritual, examinar tu conciencia e ir a la cama a tiempo para recuperar energías para las batallas del día siguiente. La lista continúa. Puedes hacer la tuya.

Sé honesto contigo y con Dios. Estos hábitos, vividos bien, nos capacitan para obedecer la segunda parte del gran mandamiento amar a los otros como a nosotros mismos. Estamos en la tierra como estuvo el Señor "para servir y no para ser servido." Esto sólo puede ser alcanzado junto a nuestra gradual transformación en otro Cristo a través de la oración y los sacramentos. Viviendo estos siete hábitos llegaremos a ser personas santas y apostólicas, gracias a Dios. Ten por seguro que, cuando caigamos en algo grande o pequeño, siempre tendremos un Padre que nos ama y espera en el Sacramento de la Penitencia y la devota ayuda de nuestro consejero espiritual para que volvamos a nuestro curso correcto.
Maggie Gallagher: “El futuro pertenece a los que tienen hijos”
Es la Presidenta del 'Instituto para el Matrimonio y las Políticas Públicas' (EEUU) y propone que se promueva que "el matrimonio siga siendo un ideal de vida"
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*"El matrimonio es el mejor modo de que el amor entre un hombre y una mujer salga del contexto de lo prescindible"
""El matrimonio cambia nuestra identidad para siempre"
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15 de julio de 2009.-Maggie Gallagher es una conocida periodista norteamericana, que publica su columna sobre temas familiares en más de 30 periódicos norteamericanos -como el New York Times o el Wall Street Journal- y ha escrito tres libros de gran éxito sobre el matrimonio. Ha participado como experta en innumerables debates de televisión -como el programa de Larry King o en los principales programas de la NBC- , ha intervenido repetidas veces como experta en el Senado de EEUU y en varias cámaras legislativas estatales. Fue la fundadora del ‘Institute for Marriage and Public Policy’, del que es presidenta, cuya misión es realizar la investigación y la acción educativa necesarias para que la legislación y las políticas públicas protejan y refuercen el matrimonio como institución social. En un encuentro organizado por ‘The Family Watch’ en Madrid, respondió a una entrevista realizada por esta organización.

-¿Cómo se puede explicar a los más jóvenes la importancia del matrimonio?

-Voy con frecuencia a dar conferencias a universidades norteamericanas y los estudiantes me suelen preguntar cómo ser felices en el matrimonio. Les digo que hay que preguntarse qué es para mí el matrimonio, si no es más que la celebración de una relación sentimental o se trata de algo que va a cambiar mi identidad para siempre. Creo que ser esposa es como ser madre, en el sentido de que ser madre es algo muy intenso y gratificante y que aporta amor a una relación, pero no es ese amor ni esa relación lo que define la unión con mi hijo, sino su nacimiento. Mi hijo es mi hijo siempre y, aunque en algún momento me cueste o me duela aceptarlo, no puedo ir a un juzgado y pedir que se revoque mi maternidad.

-¿Hasta qué punto nos cambia el consentimiento que damos al casarnos?

-Convertirse en marido o mujer supone una transformación fuerte y permanente de la realidad y de mi identidad, de manera semejante a lo que todos entendemos que supone convertirse en madre o padre. En realidad, se trata de saber si nuestro amor es fiable, o si se trata sólo de una serie de sensaciones interiores que hacen que termine cuando se acaban. Este es el reto al que se enfrenta hoy la vida familiar y su centro es precisamente el concepto de matrimonio. Lo más profundo del corazón humano necesita dar y recibir un amor que sea fiable. Además, el matrimonio es el mejor modo de que el amor entre un hombre y una mujer salga del contexto de lo pasajero, de lo prescindible, y adquiera una realidad pública y permanente. Eso es lo que ha hecho que el matrimonio sea diferente del simple enamoramiento y de la mera amistad, lo que lo convierte en algo admirable y digno de ser vivido.

-¿Son los países más desarrollados los que más están acusando la crisis de la familia?

-Mientras la tribu africana más pequeña sabe cómo lograr que hombre y mujer se unan para dar origen a la siguiente generación, en nuestras sociedades, que son tan buenas para tantas cosas, algo tan sencillo se ha convertido en un auténtico problema. Sin embargo, lo positivo es que, en vez de aceptarlo como algo inevitable, estamos tratando de establecer nuevas estrategias, porque nos damos cuenta de que hemos creado unas sociedades modernas que son hostiles a la familia de forma desconocida hasta ahora.

-¿Qué cometido tienen las entidades como ‘The Family Watch’ en la sociedad actual?

-Lo que está haciendo es muy importante, entre otras cosas porque forma parte de una red mundial que no sólo abarca España. En todo el mundo hay gente que sabe hacer buenos coches, descubrimientos científicos y otros avances, pero ¿estamos siendo capaces de aportar lo que la sociedad necesita para acoger a los niños y hacer que el amor entre un hombre y una mujer sea estable y forme un hogar? Esto resulta cada vez más difícil, y por eso me alegra que no sea sólo en EE UU donde podemos decir que, cuando se detecta un problema, no encogemos los hombros y pensamos que no hay solución, sino que nos ponemos a trabajar para resolverlo, porque siempre hay formas de hacer que las cosas mejoren o, al menos, que no empeoren.

-¿Y qué más se podría hacer?

-Fortalecer mucho las redes de intelectuales, que son extremadamente importantes, y lograr que cada vez haya más jóvenes licenciados valiosos que se interesen por temas como la familia, el divorcio, el matrimonio, los niños que crecen sin su padre… No podemos dejar que los intelectuales se aíslen, porque no es el genio individual el que triunfa, sino la labor de equipo. Por eso, necesitamos crear grupos selectos de personas que sean capaces de pensar sobre los problemas, definirlos y aplicar el método científico y la investigación a sus causas, de forma que propongan posibles soluciones. Creo que este es servicio importantísimo para la sociedad.

Y mi otro consejo para que esto funcione es que consigáis que haya familias sanas, para lo que necesitamos encontrar la forma, en medio de las actuales circunstancias adversas, de que haya entornos en los que la vida familiar pueda desarrollarse, en las que el matrimonio siga siendo un ideal de vida, en las que se respete el concepto de lo que significa ser marido y mujer, padre y madre, y donde estos ideales se transmitan de forma efectiva a nuestros hijos. Si somos capaces de hacerlo, en pocas generaciones cambiaremos la cultura, porque el futuro ciertamente pertenece a los que tienen hijos: el futuro será lo que nosotros hagamos.
Seguidamente puedes ver el vídeo de una intervención de Maggie Gallagher

Mamás adolescentes... cada vez hay más
15 de julio de 2009.-Estos días hemos visto desfilar grupos de jóvenes que entusiastas festejan su graduación. A todos niveles, pero especialmente secundaria, preparatoria o licenciaturas, el alboroto los caracteriza. Saben organizar la ceremonia, el baile, el viaje, y muchos no dejan atrás una acción de gracias en el templo.

(Carmen Álvarez del Castillo / Yo Influyo) Muchos de nosotros estamos siendo partícipes del cierre de este ciclo y como invitados observamos cuidadosamente el comportamiento de las nuevas generaciones.

Los jóvenes preocupados con toga y birrete se esmeran en posar artísticamente en las fotos, pues son estas imágenes las que quedan para el futuro. Observarlas tiempo después evoca el recuerdo, las amistades, los momentos.

No falta el discurso que añora y extraña a los que no pudieron concluir. Los jóvenes detienen por un momento su entusiasmo al recordar la historia específica de alguna de sus compañeras que transformó su historia drásticamente.

Para algunos son las carencias económicas, pero para muchas es un embarazo inesperado que deja a la jovencita y a su familia aturdida para su futuro.

El año 2008 registró el sector salud en todo el ciclo cinco mil 842 embarazos del grupo de edad entre 15 a 19 años, y 363 menores de 15.

La estadística en Durango de embarazos de adolescentes y jóvenes va en aumento. Sólo en el primer semestre se han registrado tres mil 419 en edad de 15 a 19 años, y 209 menores de 15 años.

Las cifras son evidentes, algo no esta funcionando adecuadamente. A mitad de año 2009 hemos superado el número de embarazos del año pasado, y si la tendencia sigue, al cierre de año la tasa de natalidad en este rubro de edades confirmará la inadecuada visión de la sexualidad que hemos desarrollado.

¿De quién es la culpa?

La raíz de la formación sexual está en la familia, pero la influencia que ejercen los medios de comunicación, los programas del sector salud y la sub cultura de la promiscuidad sexual en canciones, novelas y películas, también determinan desenlaces desfavorables. Hoy, adolescentes de secundaria se convierten en madres bajo la observación pasiva de toda la sociedad.

Es necesario despertar a una realidad que está comiendo el futuro de nuestras jóvenes. El sector salud se ocupa de alertar sobre embarazos inesperados y enfermedades de transmisión sexual, orientación y consejería para ambos sexos. Su catálogo le permite promocionar anticonceptivos, condones y hasta métodos quirúrgicos.

No nos hagamos de la vista gorda. La lectura real en los jóvenes se percibe: "quieren vivir la experiencia sexual sin consecuencias". Y pese al cúmulo de información, se vuelve a rescatar la misma realidad. No es posible. Aún las parejas estables, los matrimonios, asumen que una sola relación sexual tiene la posibilidad de una nueva vida, a menos que se haya truncado quirúrgicamente esta posibilidad.

Ni condones, ni métodos anticonceptivos, aseguran que teniendo relaciones sexuales no haya como consecuencia la posibilidad de una nueva vida.

Lo preocupante es el dato que revela que jóvenes de secundaria tienen relaciones sexuales porque una ola de hostigamiento asfixia a quien no haya tenido esa experiencia. Con lagañas más en la mente que en los ojos, estamos enfrentando una realidad obvia. Lo que hace falta es Formación Sexual.

¿Es posible re-orientar?

Aprovechando el discurso que un ejemplar sacerdote dirigió a una generación de bachillerato, rescato su contenido.

"El hombre posee cuatro capacidades que Dios le concede para ser feliz y desarrollarse plenamente. La Libertad, que permite elegir y decidir sobre las opciones que enfrentamos. La Inteligencia, para adquirir conocimientos que nos hagan aprovechar todas las oportunidades. El amor, que va pincelando todas nuestras acciones con muestras de solidaridad, gratitud, servicio y alegría. Y finalmente la Fe, que es la que envuelve nuestra vida".

La fe significa creer en la verdad. Somos criaturas con capacidad de discernir con humildad y asumir que un ser superior nos ha formado desde la eternidad, y que nos marca reglas o mandatos que, respetando la naturaleza, nos asegura un éxito en la vida.

Rescaté que mucho de su contenido tenía que ver con este tema realmente escabroso. Casi niñas enfrentando embarazos y a futuro hijos en esquemas disfuncionales de familia.

En ese contexto de la sexualidad, la libertad no significa hacer todo lo que se quiere, sino hacer todo lo que se debe. La inteligencia descubre que el sexo es un regalo de Dios porque por ello se transmite la vida. Admitir, además, que no es malo, como muchas generaciones lo percibieron, sino un acto de respeto.

El tercer aspecto es la piedra angular del tema en sexualidad. No es igual tener relaciones sexuales por placer que por amor. El amor verdadero descubre en la abstención, en el pudor, en la castidad, un ofrecimiento que hunde las raíces para fundar una familia.

Mientras más hondas esas raíces, más firme será la familia. El auténtico amor va gozando día a día la plenitud de una relación entre hombre y mujer que disfruta miles de oportunidades y no centra la atención aferradamente de que el amor significa sexo.

Sería inútil asumir tercamente que los embarazos prematuros que estamos constatando fueron por amor. Muchas adolescentes, aún sin embarazo, sufren conflictos amorosos, decepciones, depresiones por rompimiento sentimental. El amor necesita un grado de madurez que lo va dando el tiempo y la experiencia.

Las dos partes que conforman esta capacidad humana son: amor y orden. Quien tiene interés de formar a los jóvenes habrá de asumir esta realidad. El orden obliga a hablar con la verdad. Un amor ordenado descubre satisfacción en el sacrificio, en el ofrecimiento.

No solamente los jóvenes son infelices por vivir en desorden su sexualidad. Muchos adultos tienen la misma realidad, aún con esposa... la infidelidad es la experiencia de un amor desordenado.

Y por último la fe. Creer en la posibilidad de construir en otros a través de la verdad, sin engaños, sin esquemas lagañosos que empujan a nuestros jóvenes a la orilla de un barranco, hacerlos creer que un "curita" sustituye una excelente curación. Así es la formación en la fe, extremar todo cuidado para rezurcir una auténtica formación sexual.

Katrina Clark: "Mi padre fue un anónimo donante de semen"
“No conocía a mi padre, nunca había oído nada sobre él, ni había visto una fotografía suya. Mi madre nunca me habló de él porque no tenía ninguna pista sobre quién era”.
15 de julio de 2009.-Katrina Clark es una de las miles de personas nacidas en EE.UU. por inseminación artificial. Y que, debido a las leyes que garantizan el anonimato al donante de semen, creció hasta los 17 años sin saber quién era su padre. Pero sentía una crisis de identidad y empezó a buscar a su padre biológico. Así lo contaba en un artículo publicado hace algún tiempo en The Washington Post (17-12-2006), cuando tenía 18 años.

(ACE) Katrina se manifiesta enfadada por el hecho de que las leyes sobre fecundación artificial se elaboraran pensando solo en los deseos de los adultos y sin tener en cuenta los derechos de las personas concebidas de ese modo.

“Me molesta que todo lo relativo a la donación de gametos se centre solo en ‘los padres’, es decir, los adultos que pueden tomar decisiones sobre nuestras vidas. Se simpatiza con la madre por querer tener un hijo. El donante consigue garantía de anonimato, así como exención de cualquier responsabilidad sobre el hijo nacido de su donación. Mientras estos adultos sean felices, la concepción por donación es un éxito, ¿no?”.

No es así de simple, contesta ella misma, para recordar acto seguido que los nacidos de manera artificial también son personas. Por eso lucha para que se reconozca su derecho a saber quiénes son sus padres.

Desde el punto de vista emocional –sigue explicando–, muchas de las personas así nacidas sufren en esta situación. “No pedimos nacer de este modo, con las limitaciones y la confusión que implica. Es hipócrita que tanto padres como médicos supongan que a los ‘productos’ del banco de semen no les interesa conocer sus raíces biológicas, cuando es el vehemente deseo de tener descendentes biológicos lo que hace que los clientes recurran a la inseminación artificial”.

La madre de Katrina tuvo que hacer muchos sacrificios para sacar adelante a su hija. Pero las penurias que pasaron juntas las han unido mucho. “Nunca me he enfadado con ella”, afirma Katrina. “Ella me explicó cuando era sólo una cría que yo nunca había tenido un papá, sino tan sólo un padre biológico”, el desconocido donante de semen. A Katrina, al principio no le importaba no tener un padre. Solo de vez en cuando, reconoce, “cuando era pequeña me gustaba soñar con un hombre alto y delgado que me cogía y me balanceaba dando vueltas en el patio, un hombre varonil que estaba encantado con su niña”.

La búsqueda del padre

En su artículo, Katrina explica distintos sucesos que le hicieron añorar la figura de un padre que la cuidase y protegiera. Muchas veces sentía celos de sus amigos que tenían una familia con padre y madre y hermanos. Incluso cuando los padres de sus amigos se divorciaban, ella sentía celos por el cariño y la comprensión que recibían por parte de todos. “A mi nadie me ofreció ese tipo de apoyo y comprensión”.

Finalmente su madre se casó. Un día, su padrastro regañó a Katrina y la madre perdió los nervios. Le empezó a gritar que él no tenía autoridad sobre ella porque no era su padre, porque ella no tenía padre. “En ese momento fue cuando la sensación de vacío cayó sobre mí. Me di cuenta de que, en cierto sentido, era rara. Verdaderamente nunca tendría un padre. Por fin entendí lo que significaba ser concebida por un donante; y lo odié”.

Al cabo de un año vio un programa de televisión sobre una mujer que murió de un ataque al corazón a causa de una enfermedad genética. Sin embargo, la mujer ignoraba su predisposición porque había sido adoptada cuando era pequeña e ignoraba la historia médica de sus padres. Este hecho golpeó a Katrina y la animó a buscar a su padre.

Así que empezó a investigar en Fairfax Cryobank, el banco de esperma de Virginia donde su madre fue inseminada. Con la limitada información que tenía su madre sobre el donante (raza, algunas características físicas, peso, nivel de estudios) fue haciendo averiguaciones. Y tuvo mucha suerte. Solo al cabo de un mes de e-mails y búsquedas en Internet, encontró un donante que podía ser su padre y que aceptó hacerse una prueba de ADN. Los resultados confirmaron que era su padre biológico. “Mi vida cambió desde entonces”, comenta la propia Katrina.

Al poco tiempo de estar en contacto con él, “me di cuenta de que su entusiasmo por desarrollar nuestras relaciones parecía desvanecerse. Cuando le manifesté mis sospechas, me confirmó que estaba un poco cansado de toda aquella historia del donante de semen”. A pesar de todo, Katrina no quiere perderlo. “Todavía hay mucho que quiero saber. Quiero conocerle. Quiero conocer a su familia. Estoy segura de que no se da cuenta del papel tan grande que ha tenido en mi vida a pesar de su ausencia, o precisamente por su ausencia. Si no puedo estar demasiado apegada a él como padre, siempre podré estar apegada al sentimiento de que tengo un padre”.

Katrina piensa también en los sentimientos de otros concebidos por donación de gametos. “Cuando leo lo que dicen algunas mujeres sobre su opción de maternidad, me siento degradada a poco más que una ampolla de semen congelado. Me parece que la mayoría de estas madres y de los donantes apenas piensan en los sentimientos de los hijos que nacerán de sus acciones. No es que sean insensibles, pero no tienen en cuenta lo que pueden pensar sus hijos cuando sean mayores”.

Los nacidos por donación de esperma, concluye Katrina, “llegaremos a ser adultos y a formar nuestra opinión acerca de la decisión de traernos al mundo de un modo que nos priva del derecho básico a saber de dónde venimos, cuál es nuestra historia y quiénes son nuestros dos padres”.


“Naciste de una madre sustituta”

En Estados Unidos ya han nacido muchos niños gestados en un “útero de alquiler” (aunque no necesariamente hay pago). Como no se lleva registro, no se sabe exactamente cuántos. La American Society for Reproductive Medicine (ASRM) calcula que han sido de 400 a 600 anuales entre 2003 y 2007; otras organizaciones interesadas en el asunto dicen que son muchos más.

En todo caso, son ya un número bastante grande y ha pasado bastante tiempo para que el problema de cómo descubrirles la verdad haya alcanzado dimensiones de fenómeno social. La periodista Sara Rimer, que le ha dedicado un breve reportaje en el New York Times (13-07-2009), ha encontrado una asistente social especializada en asesorar a los padres implicados.

Que hay algo raro es evidente para los hijos nacidos así y que luego ven llegar un hermanito concebido del mismo modo. Pero aun los hijos únicos pueden darse cuenta. El reportaje refiere el caso de una niña de 6 años que estaba viendo una película con su madre (subrogada) en la televisión. La protagonista espera un hijo, y la niña preguntó a su madre: “¿Cómo es que eres la única mamá que no puede quedarse embarazada?”. “Hablaremos de esto luego”, respondió la madre. Si la mujer que prestó el útero es a la vez la donante del óvulo, el niño puede notar que no se parece a su madre y a raíz de ello plantear preguntas incómodas.

La recomendación de la asistente social, Judith Kottick, es revelar la verdad gradualmente, empezando muy pronto. Aconseja ir preparando a los niños con libros infantiles de un nuevo género pensado justamente para eso, como “Hope y Will tienen un bebé: El don de la subrogación”, de Irene Celcer. (Forma parte de una serie, obra de la misma autora, sobre cinco formas no naturales de tener un hijo; las otras son la donación de óvulos, la de esperma, la de embriones, y la adopción. La serie cuenta con el respaldo oficial de la ASRM.)

Según Kottick, los padres implicados han de tener en cuenta el principio siguiente: “Lo que los niños quieren saber es que están en la familia que les corresponde: que son de su mamá y su papá”. El problema es darles esa seguridad si, como tienen que llegar a saber, la fecundación artificial ha debilitado y hecho indirecto el vínculo natural con los padres.

Algunas madres subrogadas tienen preparada la explicación con mucho tiempo de adelanto. Una lo dijo así a su hija de pocos años: “El doctor tomó un pedacito de papá y un pedacito de mamá y los puso dentro de otra persona porque mi tripita estaba rota”. Otra inventó una metáfora: “Es como si no pudiéramos hacer magdalenas en nuestro horno porque se nos ha estropeado. Entonces usamos el horno del vecino”. Hay quien prefiere ser más claro y directo: “El doctor te hizo en un platillo”.

Hay quienes no mantienen en secreto la identidad de la madre sustituta, sino que la consideran parte de la familia. La de Sarah, de cinco años, y de su hermana Rachel, de 3, vive cerca y las visita con regularidad. Cuando llega, es anunciada por la madre con una forma familiar del término surrogate mother (madre sustituta): “Sarah, your surro’s here”.

El reportaje describe el problema y cómo lo afrontan algunos padres, pero no dice qué consecuencias experimentan los niños. Ya se sabe que algunos concebidos por fecundación artificial, pero sin “útero de alquiler”, llegada la adolescencia sufren por la conciencia de haber vivido separados de su padre o su madre natural o por no conocerle.

De todas formas, pese a los intentos de presentar la subrogación como normal, la periodista Rimer da alguna indicación de las dificultades que pueden surgir. Lily, otra chica nacida de esta forma, está acostumbrada desde pequeña a tratar a Natalie, la mujer que aportó el vientre y el óvulo, y algunos de cuyos rasgos heredó. Un día, cuando Lily contaba 9 años, dijo a su madre: “Mamá, me he dado cuenta de que no vengo de tus óvulos. Y creo que papá y Natalie forman muy buena pareja”. “Mira, Lily –contestó la madre–, Natalie y papá nunca fueron pareja. Es solo que fuiste creada en la consulta del doctor porque yo iba a ser tu madre. ¿Te gustaría ver tu certificado de nacimiento? Porque yo seré tu madre para siempre”.

miércoles, 8 de julio de 2009

¡Dichosos los ojos que ven lo que veis! / Autores: Arturo López y Conchi Vaquero
"Quien a vosotros os escucha, a mí me escucha; y quien a vosotros os rechaza, a mí me rechaza; y quien me rechaza a mí, rechaza al que me ha enviado."
Regresaron los 72 alegres, diciendo: "Señor, hasta los demonios se nos someten en tu nombre."
El les dijo: "Yo veía a Satanás caer del cielo como un rayo.
Mirad, os he dado el poder de pisar sobre serpientes y escorpiones, y sobre todo poder del enemigo, y nada os podrá hacer daño; pero no os alegréis de que los espíritus se os sometan; alegraos de que vuestros nombres estén escritos en los cielos."
En aquel momento, se llenó de gozo Jesús en el Espíritu Santo, y dijo: "Yo te bendigo, Padre, Señor del cielo y de la tierra, porque has ocultado estas cosas a sabios e inteligentes, y se las has revelado a pequeños. Sí, Padre, pues tal ha sido tu beneplácito.
Todo me ha sido entregado por mi Padre, y nadie conoce quién es el Hijo sino el Padre; y quién es el Padre sino el Hijo, y aquel a quien el Hijo se lo quiera revelar."
Volviéndose a los discípulos, les dijo aparte: "¡Dichosos los ojos que ven lo que veis! Porque os digo que muchos profetas y reyes quisieron ver lo que vosotros veis, pero no lo vieron, y oír lo que vosotros oís, pero no lo oyeron."
(Lucas 10, 16-24)

Cuando somos llamados y realmente enviados por el Señor podemos estar tan contentos como los 72 discípulos cuando volvieron a Jesús. Hoy queremos hablar nuevamente del Padre Miquel Peix C.M.F. (en la fotografia de la derecha), que falleció hace más de dos años y con quién compartimos los mismos sentimientos que los 72 al volver de evangelizar multitud de veces.

Miquel Peix fue carismático pero nunca creyó, como los fariseos del tiempo de Jesús, que era mejor que los demás. El padre Miquel interiorizó como una forma inmutable una forma de vida. Decía que de estudiar las Sagradas Escrituras y especialmente al apóstol Pablo había llegado a la certeza interior que
"en Dios todo es gracia". La palabra carisma siempre estuvo para él relacionada con las gracias particulares que cada uno recibía para el bien de la iglesia universal.

El esfuerzo de Miquel Peix estuvo siempre encaminado a vivir y hacer vivir la gracia de Dios a todos a cada instante. Para ello renunció a sus numerosos conocimientos y a su inteligencia. Miquel Peix tenía una mente prodigiosa tanto para los idiomas como para el raciocinio intelectual. Tradujo al catalán la Ilíada y la Odisea. Siempre le gustaba argumentar sin cansancio sobre todos los temas, pero vivió renunciando cada día a su sabiduría e inteligencia humana, mendicando la gracia de Dios para sí y los demás.

Les podemos asegurar que estas palabras no son fruto de un halago hacía quién no esta entre nosotros. Él se ponía como un niño ante Dios Padre muchas horas. No quería que su don natural intelectual pudiera apagar el Espíritu Santo de Dios. Muchas veces calló como hizo Jesús ante la mujer adultera cuando acusaban a personas que hubieran pecado. También hacía círculos como Jesús, aunque los suyos eran de dolor en el corazón.

La palabra misericórdía en una de sus acepciones originarías significa matriz. Por eso se afirma que Dios tiene entrañas de misericórdía. La matriz es el lugar donde se crean las nuevas vidas. La misericórdía de Dios, que estamos llamados a practicar consiste en hacer criaturas nuevas de quienes están destruidos o van sin rumbo. El Espíritu Santo quiere siempre hacerlo todo nuevo. Por eso quiere convertir nuestros hombres viejos en hombres nuevos.

El padre Miquel Peix (en la fotografia de la derecha) fue un hombre de inacabable misericórdía. Le vimos confesar en retiros noches y madrugadas enteras sin agotarse. Creía tanto en la gracia de Dios en los sacramentos, que no le importaba estar confesando días seguidos y delegar
en los laicos la predicación. "Me gusta ver como la Palabra de Dios predicada con el poder del Espíritu Santo convierte los corazones y las personas son liberadas por la reconciliación de cargas pesadas para siempre" afirmaba Miquel. Miles de personas pueden testimoniar lo que decimos en toda España y en todas las partes del mundo por don de pasó.

Nosotros, muchas veces, habíamos tenido que entrar en la confesión con personas con grandes pecados que no eran capaces de verbalizarlos. Les presentábamos a Miquel e iniciábamos la explicación que no se atrevía a hacer quién iba a confesarse. Miquel, como padre amoroso, sólo con su mirada absolvía sin ningún juicio. Cuando nos retirábamos, a veces la persona estaba más de una hora reconciliandose con Dios. Era tal el poder del sacramento y de la misericórdía que las personas salían con su rostro transfigurado.

Recordamos a una mujer de unos 45 años que tenía cáncer terminal y acudió a que oráramos por ella. Esta persona se sentía tan vacía que odiaba a Dios y a todos cuantos le rodeaban. Se había acostumbrado a hacer con su vida lo que quería. realizaba rituales de todo tipo y llegó a pintar con sangre propia y de animales la casa de familiares deseándoles la muerte. Su vida era desenfrenada en lo sexual, en lo material y en lo personal. No había limites. Sólo cuando llegó a nosotros y le dijimos que únicamente podíamos orar por ella empezó a llorar como una niña. Oramos juntos y mientras transcurría su enfermedad, unos meses después nos pidió poder confesarse y hacer la primera comunión.

En ese momento entró como siempre en acción la misericórdía de Miquel Peix. Juntamente con él ayudamos a esa mujer a conocer el Amor Dios. Su vida quedó transformada. Al cabo de un tiempo murió, habiendo recibido la Santa Unción. Sin embargo, Dios no hace las cosas a medias y fueron sus padres y sus hijos los más bendecidos por el Señor. Todos quedaron transformados dispuestos a caminar de la mano de Jesús resucitado. La Paz se apoderó de toda la familia.

Otro día, evangelizando en las Ramblas de barcelona, un joven de unos 30 años, iba a comprar droga, pero al vernos cantar se quedó parado ante nosotros y estuvo escuchando las canciones y los testimonios durante dos horas. Al final se acercó y nos comentó su difícil situación familiar, su depresión por falta de trabajo y el hundimiento en la adicción a las drogas. Todas sus novias lo habían abandonado y no tenía ganas de vivir. Allí mismo oramos con él por su situación.

Nuevamente allí, junto a nosotros, como uno más estaba el padre Miquel Peix. Le invitó a que cuando tuviera ansias de comprar droga lo fuera a ver a él que lo atendería gustosamente. Al cabo de unas semanas el muchacho se presentó en la Parroquia de los Claretianos de Montgat, población cercana a Barcelona, donde estaba Miquel. Allí se confesó y lloró amargamente durante horas. Al salir y despedirse del padre Miquel el joven estaba tan transfigurado, que en lugar de ir a buscar el tren para volver a su casa, andó más de 15 kilómetros por carreteras sin darse cuenta. Esto nos lo contó el muchacho cuando ya le había sucedido.
"Tenía tanto gozo que no tuve conciencia de mi caminata hasta haber llegado a casa. Estaba sumergido en una sensación de amor tan grande que todo mi ser estaba inundado por una sensación infinita de agradecimiento y alabanza a Dios" comentó. Desde ese día no probó nunca más las drogas, todas sus relaciones cambiaron, encontro trabajo y una joven con la que se casó.

Con el Padre Miquel siempre pudimos exclamar con Jesús:"Dichosos los ojos que ven lo que veis! Porque os digo que muchos profetas y reyes quisieron ver lo que vosotros veis, pero no lo vieron, y oír lo que vosotros oís, pero no lo oyeron."

Señor enseñanos a renunciar a nuestra inteligencia para acoger tu sabiduría. Padre santo llenanos de tu Amor para que seamos misericordiosos a Tú imagen y semejanza. Vacianos de nosotros mismos y capacitanos para ser testigos de la Resurrección de Jesús. Transforma nuestros corazones y danos la valentía de venir a Tí con todos nuestros pecados para ser liberados de ellos para siempre. Queremos Señor que Tú presidas y dirijas nuestra vida. Amén

lunes, 6 de julio de 2009

El don y la donación de ser madre según los testimonios de mujeres que son luz para el mundo
6 de julio de 2009.-Algo le ha pasado a la maternidad. Ser madre se entiende hoy como una parcela independiente de la vida de la mujer. Sin embargo, algunas mujeres reclaman la urgencia de devolverle el prestigio a la maternidad, puesto que está ligada íntimamente a la propia identidad femenina. Al convertirse en madre, la mujer se transforma y despliega todos sus talentos, porque tanto su cuerpo como su alma están diseñados para dar la vida y su ser más íntimo está concebido para entrar en comunión especial con el misterio de la creación.

(Sara Martín e Isabel Molina E. / Revista Misión) JANNE HAALAND Matláry, ex ministra de Asuntos Exteriores de Noruega (en la fotografia de la izquierda), cuenta en su libro El tiempo de las mujeres: Notas para un nuevo feminismo, que durante muchos años fue una mujer dedicada a su actividad profesional y consideraba su trabajo como lo primero de todo. Sin embargo, cuando tuvo a sus hijos se dio cuenta de que es en la maternidad donde radica la esencia de lo femenino en su sen­tido más profundo. “La maternidad no es sim­plemente una función auxiliar de la paternidad sino algo diferente”, escribe en su libro. “[Después de ser madre] no he perdido interés por mi trabajo profesional, pero me he dado cuenta de que la maternidad es mucho más importante que cualquier otro trabajo, por muy apasionante que sea”.

Matláry, una mujer nórdica, ha llegado a estas conclusiones en el seno de una sociedad que defiende el igualitarismo entre el varón y la mu­jer a toda costa y que proclama que la maternidad es sólo una construcción social más. Sin embargo, ella se ha propuesto promulgar lo que denomina un feminismo mucho más radical: “Mi tesis –que no es en absoluto original– es que hoy las mujeres tienen necesidad de reafirmar la importancia de la maternidad, tanto en sus propias vidas como en el conjunto de la sociedad. (…) Pero la cuestión esencial no es sólo de orden práctico sino también antropológico: las mujeres nunca se sentirán felices si no toman conciencia de hasta qué punto la ma­ternidad define el ser femenino, tanto en el plano físico como en el espiritual, y expresan esa realidad con la reivindicación del reconocimiento social”.

LA CONTROVERSIA EN EE UU

En EE UU se ha producido en los últimos años una especie de batalla entre las mujeres que eligen una carrera profesional y las que, teniendo incluso diplomas de universidades de gran prestigio, deciden ser madres a tiempo completo. En 2005, The New York Times publicó un artículo en primera plana que despertó gran controversia en distintas partes del país. El reportaje trataba sobre el aumento de mujeres de la Ivy League –la asociación de ocho universidades del noreste de EE UU reconocidas por su excelencia académica– que voluntariamente habían decidido sacrificar su carrera por su familia. El artículo estaba basado parcialmente en una en­cuesta a 138 estudiantes (mujeres) de la prestigiosa Universidad de Yale, y explicaba que más de la mitad de las encuestadas planeaba re­du­cir la jornada de trabajo fuera de casa o abandonarlo completamente si tenían hijos. Además, se citaban estudios de Yale que mostraban que casi la mitad de sus licenciadas menores de 40 años no trabajaban a jornada completa. Las mujeres que habían tomado esta decisión fueron criticadas en Los Angeles Times por la periodista Karen Stabiner, quien denunciaba que “para tramar esa clase de futuro, una mujer necesita disponer de un fondo de potenciales maridos ricos, permanecer casada en una época en la que la mitad de los matrimonios termina en divorcio, e ignorar la historia del movimiento feminista”. Al margen de la discusión feminista, lo cierto es que mientras las es­tructuras sociales no permitan conciliar plenamente familia y trabajo, hay mujeres hoy que se atreven a afirmar públicamente que ellas eligen la maternidad porque eso las hace más felices.

SUPERAR LAS BARRERAS

Es el caso de Eva. Tiene 26 años y es madre de Clara, de 9 meses. Trabaja en una multinacional y tiene un contrato indefinido en un puesto medio. Sus posibilidades de mejorar en su carrera profesional eran reales hasta que decidió tener hijos. Renunciar a un ascenso debido a querer familia es una decisión que condiciona la vida, pero para ella era su prioridad: “No me da igual no trabajar en lo mío y la reducción de jornada es algo frustrante porque a nadie le importas, pero aun así, sinceramente me compensa. Es genial no tener estrés, y me puedo dedicar a la niña el tiempo que quiera”, explica.

María José, de 42 años y madre de siete hijos, ha tenido una historia diferente pero comparte puntos de vista con Eva: “Antes de ser madre trabajaba en un banco en el departamento de financiación al comercio exterior, pero al tener hijos ya no encajaba en el perfil del puesto porque no podía viajar”, comenta. Cuando nació su segundo hijo, dejó el trabajo porque quería estar a tiempo completo con sus hijos. María José ha estado durante diez años al cuidado del hogar y no se arrepiente en absoluto: “Ahora que el pequeño ya tiene tres años y va al colegio yo me he buscado un trabajo compatible con sus horarios”, comenta.

MATERNIDAD ESPIRITUAL
Según el Código de Derecho Canónico, aquellas mujeres que han renunciado voluntariamente a la maternidad biológica por amor a Jesucristo pueden ser fecundas por una maternidad de orden superior, por la acción del Espíritu Santo. La virginidad –también llamada castidad evangélica– ha demostrado esta fecundidad a lo largo de los siglos en las cientos de órdenes religiosas que han fundado colegios y obras de caridad, que han asistido a los pobres, y orado incansablemente por millones de personas. Un ejemplo de ello es sor Clara María, clarisa en el Monasterio de Lerma, en Burgos. Hoy tiene 32 años y lleva casi quince como religiosa. Lo explica de una manera sencilla: “Cuando entré en el convento, sólo tenía amor para Cristo, entré por Él, para ser su esposa. Pero poco a poco, fruto de este amor, Cristo me cedió parte de su sufrimiento y de sus preocupaciones por sus hijos y de esta manera, me convertí en madre”. Para sor Clara, la vida de una religiosa es una “vida de oración constante ofrecida a los otros... Nuestra oración cae sobre el alma que Dios dispone”. “Cuesta mucho no ver los frutos de la oración y, sin embargo, me siento misteriosamente plena. Mi corazón, que tiene el deseo de ser madre, ahora está lleno. Yo sé que mi vida está dando fruto en muchos y que lo veré en el Cielo. Me basta saberlo”, concluye sonriente.

¿DERECHO A SER PADRES?
La concepción social de la maternidad ha sufrido un cambio profundo en las últimas décadas. Esto se debe, principalmente, a la influencia del feminismo radical, que considera la maternidad como una carga pesada, algo que degrada a la mujer y la impide realizarse plenamente y, paralelamente, a un cambio profundo en la consideración de los hijos, que han pasado de ser estimados como un don a ser considerados como un derecho. La profesora de Derecho de la Universidad Francisco de Vitoria, María Lacalle, explica: “Si nos preguntamos por qué el Derecho de familia regula la paternidad/maternidad, la respuesta automática hasta hace poco habría sido: por el bien de los hijos. Sin embargo, en la actualidad parece más bien que lo hace para satisfacer los deseos de los adultos”. De ahí surge la necesidad de controlar todo el proceso de tener descendencia, bien sea a través de la fecundación in vitro y otras técnicas de reproducción asistida, pero también a través del aborto: “Las feministas reclaman un control total de la fecundidad por parte de la mujer, que se concreta en los llamados ‘derechos sexuales y reproductivos’. Se trata de un conjunto de ‘derechos’ cuyo objeto es que la mujer controle por completo la fertilidad, y que tienen como núcleo central la reivindicación del aborto libre, gratuito y universal”, denuncia Lacalle.