Es la Presidenta del 'Instituto para el Matrimonio y las Políticas Públicas' (EEUU) y propone que se promueva que "el matrimonio siga siendo un ideal de vida"
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*"El matrimonio es el mejor modo de que el amor entre un hombre y una mujer salga del contexto de lo prescindible"
""El matrimonio cambia nuestra identidad para siempre"
*"El matrimonio es el mejor modo de que el amor entre un hombre y una mujer salga del contexto de lo prescindible"
""El matrimonio cambia nuestra identidad para siempre"
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15 de julio de 2009.-Maggie Gallagher es una conocida periodista norteamericana, que publica su columna sobre temas familiares en más de 30 periódicos norteamericanos -como el New York Times o el Wall Street Journal- y ha escrito tres libros de gran éxito sobre el matrimonio. Ha participado como experta en innumerables debates de televisión -como el programa de Larry King o en los principales programas de la NBC- , ha intervenido repetidas veces como experta en el Senado de EEUU y en varias cámaras legislativas estatales. Fue la fundadora del ‘Institute for Marriage and Public Policy’, del que es presidenta, cuya misión es realizar la investigación y la acción educativa necesarias para que la legislación y las políticas públicas protejan y refuercen el matrimonio como institución social. En un encuentro organizado por ‘The Family Watch’ en Madrid, respondió a una entrevista realizada por esta organización.
-¿Cómo se puede explicar a los más jóvenes la importancia del matrimonio?
-Voy con frecuencia a dar conferencias a universidades norteamericanas y los estudiantes me suelen preguntar cómo ser felices en el matrimonio. Les digo que hay que preguntarse qué es para mí el matrimonio, si no es más que la celebración de una relación sentimental o se trata de algo que va a cambiar mi identidad para siempre. Creo que ser esposa es como ser madre, en el sentido de que ser madre es algo muy intenso y gratificante y que aporta amor a una relación, pero no es ese amor ni esa relación lo que define la unión con mi hijo, sino su nacimiento. Mi hijo es mi hijo siempre y, aunque en algún momento me cueste o me duela aceptarlo, no puedo ir a un juzgado y pedir que se revoque mi maternidad.
-¿Hasta qué punto nos cambia el consentimiento que damos al casarnos?
-Convertirse en marido o mujer supone una transformación fuerte y permanente de la realidad y de mi identidad, de manera semejante a lo que todos entendemos que supone convertirse en madre o padre. En realidad, se trata de saber si nuestro amor es fiable, o si se trata sólo de una serie de sensaciones interiores que hacen que termine cuando se acaban. Este es el reto al que se enfrenta hoy la vida familiar y su centro es precisamente el concepto de matrimonio. Lo más profundo del corazón humano necesita dar y recibir un amor que sea fiable. Además, el matrimonio es el mejor modo de que el amor entre un hombre y una mujer salga del contexto de lo pasajero, de lo prescindible, y adquiera una realidad pública y permanente. Eso es lo que ha hecho que el matrimonio sea diferente del simple enamoramiento y de la mera amistad, lo que lo convierte en algo admirable y digno de ser vivido.
-¿Son los países más desarrollados los que más están acusando la crisis de la familia?
-Mientras la tribu africana más pequeña sabe cómo lograr que hombre y mujer se unan para dar origen a la siguiente generación, en nuestras sociedades, que son tan buenas para tantas cosas, algo tan sencillo se ha convertido en un auténtico problema. Sin embargo, lo positivo es que, en vez de aceptarlo como algo inevitable, estamos tratando de establecer nuevas estrategias, porque nos damos cuenta de que hemos creado unas sociedades modernas que son hostiles a la familia de forma desconocida hasta ahora.
-¿Qué cometido tienen las entidades como ‘The Family Watch’ en la sociedad actual?
-Lo que está haciendo es muy importante, entre otras cosas porque forma parte de una red mundial que no sólo abarca España. En todo el mundo hay gente que sabe hacer buenos coches, descubrimientos científicos y otros avances, pero ¿estamos siendo capaces de aportar lo que la sociedad necesita para acoger a los niños y hacer que el amor entre un hombre y una mujer sea estable y forme un hogar? Esto resulta cada vez más difícil, y por eso me alegra que no sea sólo en EE UU donde podemos decir que, cuando se detecta un problema, no encogemos los hombros y pensamos que no hay solución, sino que nos ponemos a trabajar para resolverlo, porque siempre hay formas de hacer que las cosas mejoren o, al menos, que no empeoren.
-¿Y qué más se podría hacer?
-Fortalecer mucho las redes de intelectuales, que son extremadamente importantes, y lograr que cada vez haya más jóvenes licenciados valiosos que se interesen por temas como la familia, el divorcio, el matrimonio, los niños que crecen sin su padre… No podemos dejar que los intelectuales se aíslen, porque no es el genio individual el que triunfa, sino la labor de equipo. Por eso, necesitamos crear grupos selectos de personas que sean capaces de pensar sobre los problemas, definirlos y aplicar el método científico y la investigación a sus causas, de forma que propongan posibles soluciones. Creo que este es servicio importantísimo para la sociedad.
Y mi otro consejo para que esto funcione es que consigáis que haya familias sanas, para lo que necesitamos encontrar la forma, en medio de las actuales circunstancias adversas, de que haya entornos en los que la vida familiar pueda desarrollarse, en las que el matrimonio siga siendo un ideal de vida, en las que se respete el concepto de lo que significa ser marido y mujer, padre y madre, y donde estos ideales se transmitan de forma efectiva a nuestros hijos. Si somos capaces de hacerlo, en pocas generaciones cambiaremos la cultura, porque el futuro ciertamente pertenece a los que tienen hijos: el futuro será lo que nosotros hagamos.
15 de julio de 2009.-Maggie Gallagher es una conocida periodista norteamericana, que publica su columna sobre temas familiares en más de 30 periódicos norteamericanos -como el New York Times o el Wall Street Journal- y ha escrito tres libros de gran éxito sobre el matrimonio. Ha participado como experta en innumerables debates de televisión -como el programa de Larry King o en los principales programas de la NBC- , ha intervenido repetidas veces como experta en el Senado de EEUU y en varias cámaras legislativas estatales. Fue la fundadora del ‘Institute for Marriage and Public Policy’, del que es presidenta, cuya misión es realizar la investigación y la acción educativa necesarias para que la legislación y las políticas públicas protejan y refuercen el matrimonio como institución social. En un encuentro organizado por ‘The Family Watch’ en Madrid, respondió a una entrevista realizada por esta organización.
-¿Cómo se puede explicar a los más jóvenes la importancia del matrimonio?
-Voy con frecuencia a dar conferencias a universidades norteamericanas y los estudiantes me suelen preguntar cómo ser felices en el matrimonio. Les digo que hay que preguntarse qué es para mí el matrimonio, si no es más que la celebración de una relación sentimental o se trata de algo que va a cambiar mi identidad para siempre. Creo que ser esposa es como ser madre, en el sentido de que ser madre es algo muy intenso y gratificante y que aporta amor a una relación, pero no es ese amor ni esa relación lo que define la unión con mi hijo, sino su nacimiento. Mi hijo es mi hijo siempre y, aunque en algún momento me cueste o me duela aceptarlo, no puedo ir a un juzgado y pedir que se revoque mi maternidad.
-¿Hasta qué punto nos cambia el consentimiento que damos al casarnos?
-Convertirse en marido o mujer supone una transformación fuerte y permanente de la realidad y de mi identidad, de manera semejante a lo que todos entendemos que supone convertirse en madre o padre. En realidad, se trata de saber si nuestro amor es fiable, o si se trata sólo de una serie de sensaciones interiores que hacen que termine cuando se acaban. Este es el reto al que se enfrenta hoy la vida familiar y su centro es precisamente el concepto de matrimonio. Lo más profundo del corazón humano necesita dar y recibir un amor que sea fiable. Además, el matrimonio es el mejor modo de que el amor entre un hombre y una mujer salga del contexto de lo pasajero, de lo prescindible, y adquiera una realidad pública y permanente. Eso es lo que ha hecho que el matrimonio sea diferente del simple enamoramiento y de la mera amistad, lo que lo convierte en algo admirable y digno de ser vivido.
-¿Son los países más desarrollados los que más están acusando la crisis de la familia?
-Mientras la tribu africana más pequeña sabe cómo lograr que hombre y mujer se unan para dar origen a la siguiente generación, en nuestras sociedades, que son tan buenas para tantas cosas, algo tan sencillo se ha convertido en un auténtico problema. Sin embargo, lo positivo es que, en vez de aceptarlo como algo inevitable, estamos tratando de establecer nuevas estrategias, porque nos damos cuenta de que hemos creado unas sociedades modernas que son hostiles a la familia de forma desconocida hasta ahora.
-¿Qué cometido tienen las entidades como ‘The Family Watch’ en la sociedad actual?
-Lo que está haciendo es muy importante, entre otras cosas porque forma parte de una red mundial que no sólo abarca España. En todo el mundo hay gente que sabe hacer buenos coches, descubrimientos científicos y otros avances, pero ¿estamos siendo capaces de aportar lo que la sociedad necesita para acoger a los niños y hacer que el amor entre un hombre y una mujer sea estable y forme un hogar? Esto resulta cada vez más difícil, y por eso me alegra que no sea sólo en EE UU donde podemos decir que, cuando se detecta un problema, no encogemos los hombros y pensamos que no hay solución, sino que nos ponemos a trabajar para resolverlo, porque siempre hay formas de hacer que las cosas mejoren o, al menos, que no empeoren.
-¿Y qué más se podría hacer?
-Fortalecer mucho las redes de intelectuales, que son extremadamente importantes, y lograr que cada vez haya más jóvenes licenciados valiosos que se interesen por temas como la familia, el divorcio, el matrimonio, los niños que crecen sin su padre… No podemos dejar que los intelectuales se aíslen, porque no es el genio individual el que triunfa, sino la labor de equipo. Por eso, necesitamos crear grupos selectos de personas que sean capaces de pensar sobre los problemas, definirlos y aplicar el método científico y la investigación a sus causas, de forma que propongan posibles soluciones. Creo que este es servicio importantísimo para la sociedad.
Y mi otro consejo para que esto funcione es que consigáis que haya familias sanas, para lo que necesitamos encontrar la forma, en medio de las actuales circunstancias adversas, de que haya entornos en los que la vida familiar pueda desarrollarse, en las que el matrimonio siga siendo un ideal de vida, en las que se respete el concepto de lo que significa ser marido y mujer, padre y madre, y donde estos ideales se transmitan de forma efectiva a nuestros hijos. Si somos capaces de hacerlo, en pocas generaciones cambiaremos la cultura, porque el futuro ciertamente pertenece a los que tienen hijos: el futuro será lo que nosotros hagamos.
Seguidamente puedes ver el vídeo de una intervención de Maggie Gallagher
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