Fue asesinado el 2 de febrero de 1990
20 de julio de 2009.-El 2 de febrero de 1990 el católico Benedict Daswa fue golpeado hasta morir por oponerse a la práctica de la brujería. Le quedaban pocos meses para cumplir 44 años. Diecinueve años después, su combate contra las falsas creencias podría convertirlo en el primer beato de Sudáfrica. Hace unos días, terminó en la diócesis sudafricana de Tzaneen la fase diocesana de su proceso de beatificación. Según informa la agencia vaticana Fides, Daswa "dio su vida para testimoniar la verdad, combatiendo las falsas creencias, y es por ello que su proceso de beatificación se ha iniciado".
(ACI-Religión en Libertad / Escuchar la Voz del Señor)La documentación de la causa está ahora en poder de Mons. James Patrick Green, Nuncio Apostólico en Sudáfrica, quien la entregará a Mons. Angelo Amato, Prefecto de la Congregación para las Causas de los Santos. Fides asegura que la documentación "de 850 páginas, es el fruto de 5 años de investigación en la que se interrogó a diversos testigos considerados de credibilidad por las autoridades diocesanas".
Mientras continúa la fase romana, se ha previsto la publicación de una breve biografía y una filmación en DVD para difundir la vida y la obra del Siervo de Dios Benedict Daswa en varios países africanos. Según una nota biográfica, publicada por la Conferencia Episcopal Sudafricana, Benedict creció en una familia tradicional de la pequeña tribu de los Lemba, que habita la provincia de Limpopo. Se convirtió a la religión católica mientras estudiaba para ser maestro de escuela.
(ACI-Religión en Libertad / Escuchar la Voz del Señor)La documentación de la causa está ahora en poder de Mons. James Patrick Green, Nuncio Apostólico en Sudáfrica, quien la entregará a Mons. Angelo Amato, Prefecto de la Congregación para las Causas de los Santos. Fides asegura que la documentación "de 850 páginas, es el fruto de 5 años de investigación en la que se interrogó a diversos testigos considerados de credibilidad por las autoridades diocesanas".
Mientras continúa la fase romana, se ha previsto la publicación de una breve biografía y una filmación en DVD para difundir la vida y la obra del Siervo de Dios Benedict Daswa en varios países africanos. Según una nota biográfica, publicada por la Conferencia Episcopal Sudafricana, Benedict creció en una familia tradicional de la pequeña tribu de los Lemba, que habita la provincia de Limpopo. Se convirtió a la religión católica mientras estudiaba para ser maestro de escuela.
"Benedict se dio cuenta rápidamente de que la brujería era contraria a la fe católica. Desde entonces, tanto en su vida privada como en público, asumió una fuerte posición contra dicha práctica, afirmando que esas creencias habían causado la muerte de personas inocentes acusadas injustamente de practicarla", agrega la nota.
"Benedict luchó también contra el uso de pseudofármacos y de amuletos para la protección contra el mal de ojo, y difundió la práctica del deporte y otros tipos de actividades. Pero fue su lucha contra la brujería lo que causó su muerte. El 2 de febrero de 1990, pocos días después de haberse negado a pagar una tasa para la realización de un rito que tenía como finalidad expulsar a algunas ‘brujas’, fue agredido y golpeado hasta la muerte con piedras y palos. Faltaban sólo cuatro meses para su cumpleaños número 44", agrega Fides.
«Niños brujos»
En las religiones paganas de África tradicionalmente sólo los adultos eran acusados de «brujería», pues se presuponía que eran conscientes de sus actos y que, libremente, trataban de provocar el mal ajeno. Cuando había niños «sospechosos» de prácticas mágicas o esotéricas, se interpretaba que había otro adulto responsable al que se perseguía. Pero desde principios de los años 90, con especial intensidad en el Congo, hasta nuestros días, más de 700.000 menores han sido acusados o perseguidos por brujería, según denunció en 2007 la organización internacional «Save the Children» (Salvar a los niños).
Para ejemplo, un botón. Según reportaba esta organización, siete niños de entre 6 y 11 años acusados de brujería, sufrieron el castigo de ser encerrados durante quince días sin comida ni agua, en condiciones lamentables, para ahuyentar los malos espíritus.
Según ha explicado Joseé Ngalula en la revista «Mundo Negro» de los padre combonianos, la influencia incluso de películas de terror, ha llevado a que incluso lso fetos sean perseguidos también. Cualquiera puede ser sospechoso. Un niño superdotado, hiperactivo o epiléptico tiene todas las papeletas para sufrir las consecuencias de ser considerado como un «brujo».
Benedicto XVi, durante su viaje a Luanda en marzo de este año, alertó sobre el peligro de estas prácticas y pidió que se combatiera la brujería y el espiritismo en África, ofreciendo el Evangelio «a esas gentes desorientadas, que viven en el terror» y que llegan a sacrificar niños en la calle al considerarlos brujos.
"Benedict luchó también contra el uso de pseudofármacos y de amuletos para la protección contra el mal de ojo, y difundió la práctica del deporte y otros tipos de actividades. Pero fue su lucha contra la brujería lo que causó su muerte. El 2 de febrero de 1990, pocos días después de haberse negado a pagar una tasa para la realización de un rito que tenía como finalidad expulsar a algunas ‘brujas’, fue agredido y golpeado hasta la muerte con piedras y palos. Faltaban sólo cuatro meses para su cumpleaños número 44", agrega Fides.
«Niños brujos»
En las religiones paganas de África tradicionalmente sólo los adultos eran acusados de «brujería», pues se presuponía que eran conscientes de sus actos y que, libremente, trataban de provocar el mal ajeno. Cuando había niños «sospechosos» de prácticas mágicas o esotéricas, se interpretaba que había otro adulto responsable al que se perseguía. Pero desde principios de los años 90, con especial intensidad en el Congo, hasta nuestros días, más de 700.000 menores han sido acusados o perseguidos por brujería, según denunció en 2007 la organización internacional «Save the Children» (Salvar a los niños).
Para ejemplo, un botón. Según reportaba esta organización, siete niños de entre 6 y 11 años acusados de brujería, sufrieron el castigo de ser encerrados durante quince días sin comida ni agua, en condiciones lamentables, para ahuyentar los malos espíritus.
Según ha explicado Joseé Ngalula en la revista «Mundo Negro» de los padre combonianos, la influencia incluso de películas de terror, ha llevado a que incluso lso fetos sean perseguidos también. Cualquiera puede ser sospechoso. Un niño superdotado, hiperactivo o epiléptico tiene todas las papeletas para sufrir las consecuencias de ser considerado como un «brujo».
Benedicto XVi, durante su viaje a Luanda en marzo de este año, alertó sobre el peligro de estas prácticas y pidió que se combatiera la brujería y el espiritismo en África, ofreciendo el Evangelio «a esas gentes desorientadas, que viven en el terror» y que llegan a sacrificar niños en la calle al considerarlos brujos.
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