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sábado, 3 de abril de 2021

Oficio de Lectura del Sábado Santo, 3-4-2021

 


Camino Católico.- Oficio de Lectura del Viernes Santo de la Muerte del Señor, 3 de abril de 2021, presidido por el padre Manuel Fanjul, Director de Publicaciones de la CEE y responsable de las celebraciones litúrgicas, emitido por 13 TV desde la Capilla de la Sucesión Apostólica de Madrid, ubicada en la sede de la Conferencia Episcopal Española. El texto completo para seguir el oficio es el siguiente:

Oficio de Lectura – SÁBADO SANTO 2021

Invocación

V.- Dios mío, ven en mi auxilio.
R.- Señor, date prisa en socorrerme.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo. Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén. Aleluya.

Himno

¡Oh Cruz fiel, árbol único en nobleza!
Jamás el bosque dio mejor tributo
en hoja, en flor y en fruto.
¡Dulces clavos! ¡Dulce árbol donde la Vida empieza
con un peso tan dulce en su corteza!

Cantemos la nobleza de esta guerra,
el triunfo de la sangre y del madero;
y un Redentor, que en trance de Cordero,
sacrificado en cruz, salvó la tierra.

Dolido mi Señor por el fracaso
de Adán, que mordió muerte en la manzana,
otro árbol señaló, de flor humana,
que reparase el daño paso a paso.

Y así dijo el Señor: «¡Vuelva la Vida,
y que el Amor redima la condena!»
La gracia está en el fondo de la pena,
y la salud naciendo de la herida.

¡Oh plenitud del tiempo consumado!
Del seno de Dios Padre en que vivía,

ved la Palabra entrando por María
en el misterio mismo del pecado.

¿Quién vio en más estrechez gloria más plena,
y a Dios como el menor de los humanos?
Llorando en el pesebre, pies y manos
le faja una doncella nazarena.

En plenitud de vida y de sendero,
dio el paso hacia la muerte porque él quiso.
Mirad de par en par el paraíso
abierto por la fuerza de un Cordero.

Vinagre y sed la boca, apenas gime;
y, al golpe de los clavos y la lanza,
un mar de sangre fluye, inunda, avanza
por tierra, mar y cielo, y los redime.

Ablándate, madero, tronco abrupto
de duro corazón y fibra inerte;
doblégate a este peso y esta muerte
que cuelga de tus ramas como un fruto.

Tú, solo entre los árboles, crecido
para tender a Cristo en tu regazo;
tú, el arca que nos salva; tú, el abrazo
de Dios con los verdugos del Ungido.

Al Dios de los designios de la historia,
que es Padre, Hijo y Espíritu, alabanza;
al que en la cruz devuelve la esperanza
de toda salvación, honor y gloria. Amén.

Salmodia

Antífona 1: En paz me acuesto y duermo tranquilo.

Salmo 4

Escúchame cuando te invoco, Dios, defensor mío;
tú que en el aprieto me diste anchura,
ten piedad de mí y escucha mi oración.
Y vosotros, ¿hasta cuándo ultrajaréis mi honor,
amaréis la falsedad y buscaréis el engaño?
Sabedlo: el Señor hizo milagros en mi favor,
y el Señor me escuchará cuando lo invoque.
Temblad y no pequéis,
reflexionad en el silencio de vuestro lecho;
ofreced sacrificios legítimos
y confiad en el Señor.
Hay muchos que dicen: «¿Quién nos hará ver la dicha,
si la luz de tu rostro ha huido de nosotros?»
Pero tú, Señor, has puesto en mi corazón más alegría
que si abundara en trigo y en vino.
En paz me acuesto y en seguida me duermo,
porque tú sólo, Señor, me haces vivir tranquilo.

Antífona 2: Mi carne descansa serena.

Salmo 15

Protégeme, Dios mío, que me refugio en ti;
yo digo al Señor: «Tú eres mi bien».
Los dioses y señores de la tierra
no me satisfacen.
Multiplican las estatuas
de dioses extraños;
no derramaré sus libaciones con mis manos,
ni tomaré sus nombres en mis labios.
El Señor es el lote de mi heredad y mi copa;
mi suerte está en tu mano:
me ha tocado un lote hermoso,
me encanta mi heredad.
Bendeciré al Señor, que me aconseja,
hasta de noche me instruye internamente.
Tengo siempre presente al Señor,
con él a mi derecha no vacilaré.
Por eso se me alegra el corazón,
se gozan mis entrañas,
y mi carne descansa serena.
Porque no me entregarás a la muerte,
ni dejarás a tu fiel conocer la corrupción.
Me enseñarás el sendero de la vida,
me saciarás de gozo en tu presencia,
de alegría perpetua a tu derecha.

Antífona 3: Levantaos, puertas antiguas: va a entrar el Rey de la gloria.

Salmo 23

Del Señor es la tierra y cuanto la llena,
el orbe y todos sus habitantes:
él la fundó sobre los mares,
él la afianzó sobre los ríos.
— ¿Quién puede subir al monte del Señor?
¿Quién puede estar en el recinto sacro?
— El hombre de manos inocentes
y puro corazón,
que no confía en los ídolos
ni jura contra el prójimo en falso.
Ése recibirá la bendición del Señor,
le hará justicia el Dios de salvación.
— Éste es el grupo que busca al Señor,
que viene a tu presencia, Dios de Jacob.
¡Portones!, alzad los dinteles,

que se alcen las antiguas compuertas:
va a entrar el Rey de la gloria.
— ¿Quién es ese Rey de la gloria?
— El Señor, héroe valeroso;
el Señor, héroe de la guerra.
¡Portones!, alzad los dinteles,
que se alcen las antiguas compuertas:
va a entrar el Rey de la gloria.
— ¿Quién es ese Rey de la gloria?
— El Señor, Dios de los ejércitos.
Él es el Rey de la gloria.

Versículo

V.- Defiende mi causa y rescátame.
R.- Con tu promesa dame vida.

Lecturas

Primera Lectura

De la carta a los Hebreos 4, 1-13

1Temamos, no sea que, estando aún en vigor la promesa de entrar en su descanso, alguno de vosotros crea haber perdido la oportunidad. 2También nosotros hemos recibido la buena noticia, igual que ellos; pero el mensaje que oyeron no les sirvió de nada a quienes no se adhirieron por la fe a los que lo habían escuchado. 3Así pues, los creyentes entremos en el descanso, de acuerdo con lo dicho: He jurado en mi cólera | que no entrarán en mi descanso, y eso que sus obras estaban terminadas desde la creación del mundo. 4Acerca del día séptimo se dijo: Y descansó Dios el día séptimo de todo el trabajo que había hecho. 5En nuestro pasaje añade: No entrarán en mi descanso. 6Puesto que, según esto, quedan algunos por entrar en él, y los primeros que recibieron la buena noticia no entraron por su rebeldía, 7Dios señala otro día, hoy, al decir mucho tiempo después, por boca de David, lo antes citado: Si escucháis hoy su voz, | no endurezcáis vuestros corazones. 8Si Josué les hubiera dado el descanso, Dios no habría hablado luego de otro día; 9por consiguiente, todavía queda un tiempo de descanso para el pueblo de Dios, 10pues el que entra en su descanso, también él descansa de sus tareas, como Dios de la suyas. 11Empeñémonos, por tanto, en entrar en aquel descanso, para que nadie caiga, imitando aquella desobediencia. 12Porque la palabra de Dios es viva y eficaz, más tajante que espada de doble filo; penetra hasta el punto donde se dividen alma y espíritu, coyunturas y tuétanos; juzga los deseos e intenciones del corazón. 13Nada se le oculta; todo está patente y descubierto a los ojos de aquel a quien hemos de rendir cuentas.

Responsorio Cf. Mt 27, 66. 60. 62

R.- Después de sepultar al Señor, hicieron rodar una gran piedra a la entrada del sepulcro y
lo sellaron. * Y pusieron guardias para custodiarlo.

V.- Los jefes de los sacerdotes se presentaron ante Pilato, y le pidieron que diese orden de
vigilar el sepulcro.
R.- Y pusieron guardias para custodiarlo.

Segunda Lectura

De una homilía antigua sobre el grande y santo Sábado
(PG 43, 439. 451. 462-463)

EL DESCENSO DEL SEÑOR AL ABISMO

¿Qué es lo que hoy sucede? Un gran silencio envuelve la tierra; un gran silencio y una
gran soledad. Un gran silencio, porque el Rey duerme. La tierra está temerosa y
sobrecogida, porque Dios se ha dormido en la carne y ha despertado a los que dormían
desde antiguo. Dios ha muerto en la carne y ha puesto en conmoción al abismo.

Va a buscar a nuestro primer padre como si éste fuera la oveja perdida. Quiere visitara los que viven en tinieblas y en sombra de muerte. Él, que es al mismo tiempo Dios e
Hijo de Dios, va a librar de sus prisiones y de sus dolores a Adán y a Eva.
El Señor, teniendo en sus manos las armas vencedoras de la cruz, se acerca a ellos. Al
verlo, nuestro primer padre Adán, asombrado por tan gran acontecimiento, exclama y dice
a todos: «Mi Señor esté con todos.» Y Cristo, respondiendo, dice a Adán: «Y con tu
espíritu.» Y, tomándolo por la mano, lo levanta, diciéndole: «Despierta, tú que duermes,
levántate de entre los muertos, y Cristo será tu luz.
Yo soy tu Dios, que por ti y por todos los que han de nacer de ti me he hecho tu hijo; y
ahora te digo que tengo el poder de anunciar a los que están encadenados: «Salid», y a
los que se encuentran en las tinieblas: «iluminaos», y a los que duermen: «Levantaos.»
A ti te mando: Despierta, tú que duermes, pues no te creé para que permanezcas
cautivo en el abismo; levántate de entre los muertos, pues yo soy la vida de los muertos.
Levántate, obra de mis manos; levántate, imagen mía, creado a mi semejanza. Levántate,
salgamos de aquí, porque tú en mí, y yo en ti, formamos una sola e indivisible persona.
Por ti, yo, tu Dios, me he hecho tu hijo; por ti, yo, tu Señor, he revestido tu condición
servil; por ti, yo, que estoy sobre los cielos, he venido a la tierra y he bajado al abismo;
por ti, me he hecho hombre, semejante a un inválido que tiene su cama entre los
muertos; por ti, que fuiste expulsado del huerto, he sido entregado a los judíos en el
huerto, y en el huerto he sido crucificado.
Contempla los salivazos de mi cara, que he soportado para devolverte tu primer aliento
de vida; contempla los golpes de mis mejillas, que he soportado para reformar, de acuerdo
con mi imagen, tu imagen deformada; contempla los azotes en mis espaldas, que he
aceptado para aliviarte del peso de los pecados, que habían sido cargados sobre tu
espalda; contempla los clavos que me han sujetado fuertemente al madero, pues los he
aceptado por ti, que maliciosamente extendiste una mano al árbol prohibido.
Dormí en la cruz, y la lanza atravesó m¡ costado, por ti, que en el paraíso dormiste, y
de tu costado diste origen a Eva. Mi costado ha curado el dolor del tuyo. Mi sueño te saca
del sueño del abismo. Mi lanza eliminó aquella espada que te amenazaba en el paraíso.
Levántate, salgamos de aquí. El enemigo te sacó del paraíso; yo te coloco no ya en el
paraíso, sino en el trono celeste. Te prohibí que comieras del árbol de la vida, que no era
sino imagen del verdadero árbol; yo soy el verdadero árbol, yo, que soy la vida y que
estoy unido a ti. Coloqué un querubín que fielmente te vigilara; ahora te concedo que el
querubín, reconociendo tu dignidad, te sirva.
El trono de los querubines está a punto, los portadores atentos y preparados, el tálamo
construido, los alimentos prestos; se han embellecido los eternos tabernáculos y moradas,
han sido abiertos los tesoros de todos los bienes, y el reino de los cielos está preparado
desde toda la eternidad.»

Responsorio

R.- ¡Se fue nuestro Pastor, la fuente de agua viva! A su paso el sol se oscureció. Hoy fue
por él capturado el que tenía cautivo al primer hombre. * Hoy nuestro Salvador rompió las
puertas y cerrojos de la muerte.
V.- Demolió las prisiones del abismo y destrozó el poder del enemigo.
R. Hoy nuestro Salvador rompió las puertas y cerrojos de la muerte.

Oración

Oremos:

Dios todopoderoso, cuyo Unigénito descendió al lugar de los muertos y salió victorioso
del sepulcro, te pedimos que concedas a todos tus fieles, sepultados con Cristo por el
bautismo, resucitar también con él a la vida eterna. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios, por los siglos de los siglos.

Amén.

Conclusión

V.- Bendigamos al Señor.
R.- Demos gracias a Dios.

viernes, 2 de abril de 2021

Cardenal Cantalamessa ante el Papa en la celebración de la Pasión, 2-4-2021: «Cristo es el primogénito entre muchos hermanos que comparten su enseñanza, su Espíritu, su vida nueva como resucitado»

 


* «¡La fraternidad católica está herida! La túnica de Cristo ha sido desgarrada por las divisiones entre las Iglesias; pero —lo que es peor— cada trozo de la túnica está dividido a menudo, a su vez, en otros trozos. Hablo naturalmente del elemento humano de la misma, porque la verdadera túnica de Cristo, su cuerpo místico animado por el Espíritu Santo, nadie la podrá nunca herir. A los ojos de Dios, la Iglesia es «única, santa, católica y apostólica», y permanecerá como tal hasta el fin del mundo. Esto, sin embargo, no excusa nuestras divisiones, sino que las hace más culpables y debe impulsarnos con más fuerza para que las sanemos ¿Cuál es la causa más común de las divisiones entre los católicos? No es el dogma, no son los sacramentos y los ministerios: todas las cosas que por singular gracia de Dios guardamos íntegras y unánimes. Es la opción política, cuando toma ventaja sobre la religiosa y eclesial y defiende una ideología. Esto, en muchas partes del mundo, es el verdadero factor de división, incluso si es silenciosa o desdeñosamente negada. Esto es un pecado, en el sentido más estricto del término. Significa que «el reino de este mundo» se ha vuelto más importante, en el propio corazón, que el Reino de Dios. Creo que todos estamos llamados a hacer un examen serio de nuestras conciencias sobre este asunto y a convertirnos. Esta es, por excelencia, la obra de aquel cuyo nombre es «diábolos», es decir, el divisor, el enemigo que siembra cizaña, como Jesús lo define en su parábola (Cf. Mt 13,25)»

Video completo de la transmisión en directo de 13 TV  con la homilía del Cardenal Raniero Cantalamessa ante el Papa traducida al español

* «Jesús amaba a su patria. Lloró sobre ella, previendo su destino (Cf. Lc 19,41), pero no fomentó desórdenes, alineándose con una parte y situándose contra la otra. La primitiva comunidad cristiana lo siguió fielmente en esta elección. Este es un ejemplo especialmente para los pastores que deben ser pastores de todo el rebaño, no de una sola parte de él. Por eso, son los primeros en tener que hacer un examen serio de conciencia y preguntarse a dónde están llevando a su rebaño: si a su lado, o al lado de Jesús. Cristo vino a anunciar «paz a los que estaban lejos y paz a los que estaban cerca» (Ef 2,17). Es decir, a los que estaban cerca por la profesión de la misma religión, pero lejos unos de otros con el corazón: la paz entre la Iglesia y el mundo y la paz entre cristianos y cristianos en la Iglesia. «Por medio de él podemos presentarnos, unos y otros, al Padre en un solo Espíritu» (Ef 2,18). Si hay un carisma especial o un don que la Iglesia católica está llamada a cultivar para todas las Iglesias cristianas, es precisamente la unidad»

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Reza el Vía Crucis del Viernes Santo presidido por el Papa Francisco en el que ha orado “con y por” los niños del mundo, en la Plaza de San Pedro de Roma, 2-4-2021

 


2 de abril de 2021.- (Camino católico)  “Señor, Padre bueno, también este año hemos hecho memoria del Vía Crucis de tu Hijo Jesús, y lo hemos hecho con las voces y las oraciones de los niños, que Tú mismo has indicado como ejemplo para entrar en tu reino. Ayúdanos a ser como ellos, pequeños, necesitados de todo, abiertos a la vida. Haz que volvamos a adquirir la pureza de la mirada y del corazón”, ha sido la invocación que ha dirigido el Papa Francisco al final del Vía Crucis que ha presidido este 2 de abril, Viernes Santo, en la Plaza de San Pedro del Vaticano.

En su oración, el Santo Padre también ha pedido al Señor que, “bendiga y proteja a todos los niños del mundo, para que puedan crecer en edad, sabiduría y gracia, para que conozcan y sigan el proyecto de bien que Tú has pensado para cada uno. Bendice también a los padres y a cuantos colaboran con ellos en la educación de estos hijos tuyos, para que se sientan siempre unidos a ti al dar vida y amor”.

Las estaciones fueron colocadas alrededor del obelisco de la Plaza de San Pedro y a lo largo del camino que lleva al atrio de la Basílica Vaticana, en toda la trayectoria se colocaron antorchas que iluminaban el recorrido, las mismas que formaban una gran cruz luminosa que se extendía sobre la plaza vacía, escenario que nos recordaba la celebración de la Statio Orbis de hace un año atrás, cuando el Papa en un momento de oración extraordinaria pidió al Señor que salve a la humanidad de la pandemia del coronavirus.

Al igual que los años anteriores, la cruz que presidia la celebración fue llevada por un grupo de jóvenes y educadores que se encargaron de las meditaciones que fueron leídas por los propios autores. A cada meditación correspondía un dibujo que se fue mostrando a través de la televisión en directo. Al confiar las meditaciones del Vía Crucis a los niños, el Papa Francisco nos invita a mirar los sufrimientos de la humanidad -especialmente en este tiempo marcado por la pandemia- a través de los ojos de los más pequeños. Nos pide de alguna manera que nos rebajemos a mirar el mundo a la altura de su mirada. Las meditaciones las han compuesto niños y jóvenes, de entre 3 y 19 años, del Grupo Scout Agesci «Foligno I» (Umbría, Italia) y de la Parroquia de los Santos Mártires de Uganda de Roma.

En el video de 13 TV se visualiza y escucha toda la celebración del Via Crucis, cuyo texto completo es el siguiente:

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Celebración de la Pasión del Señor presidida por el Papa Francisco, 2-4-2021


 2 de abril de 2021.- (Camino católico) Este 2 de abril, Viernes Santo, el Papa Francisco ha presidido la celebración de la Pasión del Señor en la Basílica de San Pedro en el Vaticano. En la celebración han participado  alrededor de 200 fieles, algunos cardenales como George Pell, Prefecto Emérito de la Secretaría de Economía, obispos y funcionarios del Vaticano, todos debidamente distanciados y con mascarilla para evitar la propagación del coronavirus.

En la Basílica desprovista de ornamentos e iluminada tenuemente en consonancia con la sobriedad de la ceremonia en la que no se celebró la Eucaristía, el Santo Padre, vestido de púrpura en recuerdo de la sangre de Cristo derramada en la Cruz, se ha postrado en el suelo delante del altar para orar durante unos minutos.

Tras algunos minutos de oración silenciosa, el Pontífice se ha puesto de nuevo de pie para la liturgia de la Palabra en la que se leyó un pasaje del libro de Isaías (52,13 – 53,12), se recitó el salmo 31, se leyó la Carta a los hebreos 4:14-16, y 5: 7-9.

El Evangelio de San Juan que relata la Pasión de Cristo fue salmodiado de manera solemne por tres diáconos y el coro de la Basílica. En el momento en que se relata la muerte del Señor, todo quedó en completo silencio.

En la oración universal de los fieles en la que este Viernes Santo se reza por la Iglesia, el Papa, los obispos, sacerdotes, los catecúmenos, los cristianos, los judíos, los que no creen en Dios y los gobernantes, el Papa Francisco también ha elevado  una especial petición por los enfermos de coronavirus:

“Dios omnipotente y eterno, refugio providencial de los sufrientes, mira con compasión las aflicciones de tus hijos que padecen por esta pandemia, alivia el dolor de los enfermos, da fuerza a quienes cuidan de ellos, recibe en tu paz a los que han fallecido y por todo el tiempo de esta tribulación haz que cada uno encuentre consuelo en tu misericordia, por Cristo Nuestro Señor. Amén”.

Después se realizó la adoración de la cruz, aclamada tres veces en latín con las palabras “Mirad el árbol de la Cruz, donde estuvo clavada la salvación del mundo. ¡Venid a adorarlo!”. En esta ocasión, la adoración se realizó con un crucifijo que no fue develado poco a poco sino que estuvo descubierto todo el tiempo. Al igual que otros años, el predicador de la Casa Pontificia, Cardenal Rainiero Cantalamessa, pronunció la homilía. Esta vez su prédica llevó por título “Primer nacido entre muchos hermanos”. El Cardenal ha puesto en evidencia la realidad de la fraternidad en la Iglesia Católica: “¡La fraternidad católica está herida! La túnica de Cristo ha sido desgarrada por las divisiones entre las Iglesias; pero —lo que es peor— cada trozo de la túnica está dividido a menudo, a su vez, en otros trozos”. En el video de 13 TV  se visualiza y escucha toda la celebración de la Pasión del Señor traducida al español.

Sermón de las Siete Palabras en la Catedral de Valladolid predicado por el P. Víctor Herrero de Miguel, 2-4-2021

 


Camino Católico.- El padre Víctor Herrero de Miguel, de la Orden de los Hermanos Menores de los Capuchinos, ha  pronunciado  el Sermón de las Siete Palabras, este Viernes Santo, 2 de abril de 2021, en la Catedral de Valladolid,  emitido por 13 TV , que organiza la Cofradía vallisoletana del mismo nombre.

Víctor Herrero de Miguel pertenece a la Orden de los Hermanos Menores de los Capuchinos y es Doctor en Sagrada Escritura por la Universidad Pontificia Comillas de Madrid, además de que tiene una amplia formación y dedicación al estudio de las Escrituras.

Cada Viernes Santo se celebra el tradicional sermón de las Siete Palabras, que organiza la Cofradía de las Siete Palabras en la plaza Mayor de la capital, ante los siete pasos que representan a las últimas palabras que Jesús pronunció en la Cruz.

Papa Francisco visita por sorpresa a las personas sin hogar vacunadas en el Aula Pablo VI el Viernes Santo


 2 de abril de 2021.- (Camino Católico)  Las vacunaciones para las personas sin hogar continúan en el Vaticano y esta mañana, Viernes Santo, poco antes de las 10 de la mañana, el Papa Francisco visitó el atrio del Aula Pablo VI, mientras el personal sanitario realizaba la infiltración de suero de algunas de estas personas en dificultad, que son acogidas y acompañadas por  asociaciones romanas.

El Pontífice saludó a los médicos y enfermeras, siguió el procedimiento de preparación de las dosis de las vacunas y habló con quienes esperaban la vacunación. Hasta la fecha, se han vacunado con la primera dosis unas 800 de las aproximadamente 1.200 personas necesitadas que recibirán la vacuna esta semana.

La vacunación del numeroso grupo de personas pobres y con dificultades tiene lugar esta Semana Santa por iniciativa de la Limosnería Apostólica, gracias a las dosis de las vacuna Pfizer-Biontech adquiridas por la Santa Sede y ofrecidas por el Hospital Lazzaro Spallanzani de Roma. Con este gesto, especificó la Limosnería en un comunicado, se quiere dar «concreción a los distintos llamamientos del Papa Francisco para que nadie quede excluido de la campaña de vacunación Covid-19.» 

Para realizar las inoculaciones que se administran en el Aula Pablo VI hay médicos, personal sanitario y voluntarios del ambulatorio «Madre de la Misericordia», situado bajo la columnata de Bernini en la Plaza de San Pedro, que ya han ofrecido asistencia a más de 1.200 marginados de 96 países, llevando a cabo test, hisopados y diagnósticos para detectar el coronavirus.

Además, «para compartir el milagro de la caridad hacia nuestros hermanos más vulnerables y darles la posibilidad de acceder a este derecho», se han abierto donaciones online en la cuenta de caridad del Papa Francisco gestionada por la Limosnería en www.elemosineria.va

Una especie de «vacuna en espera» para reiterar que todos, como ha recordado varias veces el Pontífice, «deben tener acceso a la vacuna, sin que nadie quede excluido por su pobreza.»


Palabra de Vida 2/4/2021: «Pasión de nuestro Señor Jesucristo» / Por P. Jesús Higueras


 Camino Católico.- Espacio «Palabra de Vida» de 13 TV del 2 de abril del 2021, Viernes Santo, Semana Santa, presentado por el padre Jesús Higueras, en el cual se comenta el evangelio del día.

Evangelio: San Juan  18, 1-19, 42:

C. En aquel tiempo, salió Jesús con sus discípulos al otro lado del torrente Cedrón, donde había un huerto, y entraron allí él y sus discípulos. Judas, el que lo iba a entregar, conocía también el sitio, porque Jesús se reunía a menudo allí con sus discípulos. Judas entonces, tomando una cohorte y unos guardias de los sumos sacerdotes y de los fariseos, entró allá con faroles, antorchas y armas. Jesús, sabiendo todo lo que venía sobre él, se adelantó y les dijo:

+ – «¿A quién buscáis?»

C. Le contestaron:

S. – «A Jesús, el Nazareno».

C. Les dijo Jesús:

+ – «Yo soy».

C. Estaba también con ellos Judas, el que lo iba a entregar. Al decirles:«Yo soy», retrocedieron y cayeron a tierra. Les preguntó otra vez:

+ – «¿A quién buscáis?»

C. Ellos dijeron:

S. – «A Jesús, el Nazareno».

C. Jesús contestó:

+ – «Os he dicho que soy yo. Si me buscáis a mi, dejad marchar a estos».

C. Y así se cumplió lo que había dicho: «No he perdido a ninguno de los que me diste».

Entonces Simón Pedro, que llevaba una espada, la sacó e hirió al criado del sumo sacerdote, cortándole la oreja derecha. Este criado se llamaba Malco. Dijo entonces Jesús a Pedro:

+ – «Mete la espada en la vaina. El cáliz que me ha dado mi Padre, ¿no lo voy a beber?».

Llevaron a Jesús primero a Anás

C. La cohorte, el tribuno y los guardias de los judíos prendieron a Jesús, lo ataron y lo llevaron primero a Anás, porque era suegro de Caifás, sumo sacerdote aquel año; Caifás era el que había dado a los judíos este consejo: «Conviene que muera un solo hombre por el pueblo».

Simón Pedro y otro discípulo seguían a Jesús. Este discípulo era conocido del sumo sacerdote y entró con Jesús en el palacio del sumo sacerdote, mientras Pedro se quedó fuera a la puerta. Salió el otro discípulo, el conocido del sumo sacerdote, habló a la portera e hizo entrar a Pedro. La criada portera dijo entonces a Pedro:

S. – «¿No eres tú también de los discípulos de ese hombre?».

C. Él dijo:

S. – «No lo soy».

C. Los criados y los guardias habían encendido un brasero, porque hacia frío, y se calentaban. También Pedro estaba con ellos de pie, calentándose.

El sumo sacerdote interrogó a Jesús acerca de sus discípulos y de su doctrina.

Jesús le contestó:

+ – «Yo he hablado abiertamente al mundo; yo he enseñado continuamente en la sinagoga y en el templo, donde se reúnen todos los judíos, y no he dicho nada a escondidas. ¿Por qué me preguntas a mí? Pregunta a los que me han oído de qué les he hablado. Ellos saben lo que yo he dicho».

C. Apenas dijo esto, uno de los guardias que estaba allí le dio una bofetada a Jesús, diciendo:

S. – «¿Así contestas al sumo sacerdote?».

C. Jesús respondió:

+ – «Si he faltado al hablar, muestra en qué he faltado; pero si he hablado como se debe, ¿por qué me pegas?»

C. Entonces Anás lo envió atado a Caifás, sumo sacerdote.

¿No eres tú también de sus discípulos? No lo soy

C. Simón Pedro estaba en pie, calentándose, y le dijeron:

S. – «¿No eres tú también de sus discípulos?»

C. Él lo negó, diciendo:

S. – «No lo soy».

C. Uno de los criados del sumo sacerdote, pariente de aquel a quien Pedro le cortó la oreja, le dijo:

S. – «¿No te he visto yo en el huerto con él?»

C. Pedro volvió a negar, y enseguida cantó un gallo.

Mi reino no es de este mundo

C. Llevaron a Jesús de casa de Caifás al pretorio. Era el amanecer, y ellos no entraron en el pretorio para no incurrir en impureza y poder así comer la Pascua. Salió Pilato afuera, adonde estaban ellos, y dijo:

S. – «¿Qué acusación presentáis contra este hombre?»

C. Le contestaron:

S. – «Si éste no fuera un malhechor, no te lo entregaríamos».

C. Pilato les dijo:

S. – «Lleváoslo vosotros y juzgadIo según vuestra ley».

C. Los judíos le dijeron:

S. – «No estamos autorizados para dar muerte a nadie».

C. Y así se cumplió lo que había dicho Jesús, indicando de qué muerte iba a morir.

Entró otra vez Pilato en el pretorio, llamó a Jesús y le dijo:

S. – «¿Eres tú el rey de los judíos?».

C. Jesús le contestó:

+ – «¿Dices eso por tu cuenta o te lo han dicho otros de mi?».

C. Pilato replicó:

S. – «¿Acaso soy yo judío? Tu gente y los sumos sacerdotes te han entregado a mí; ¿qué has hecho?».

C. Jesús le contestó:

+ – «Mi reino no es de este mundo. Si mi reino fuera de este mundo, mi guardia habría luchado para que no cayera en manos de los judíos. Pero mi reino no es de aquí».

C. Pilato le dijo:

S. – «Entonces, ¿tú eres rey?»

C. Jesús le contestó:

+ – «Tú lo dices: soy rey. Yo para esto he nacido y para esto he venido al mundo: para dar testimonio de la verdad. Todo el que es de la verdad escucha mi voz».

C. Pilato le dijo:

«Y, ¿qué es la verdad?»

C. Dicho esto, salió otra vez adonde estaban los judíos y les dijo:

S. – «Yo no encuentro en él ninguna culpa. Es costumbre entre vosotros que por Pascua ponga a uno en libertad. ¿Queréis que os suelte al rey de los judíos?».

C. Volvieron a gritar:

S. – «A ése no, a Barrabás».

C. El tal Barrabás era un bandido.

¡Salve, rey de los judíos!

C. Entonces Pilato tomó a Jesús y lo mandó azotar. Y los soldados trenzaron una corona de espinas, se la pusieron en la cabeza y le echaron por encima un manto color púrpura; y, acercándose a él, le decían:

S. – «¡Salve, rey de los judíos!».

C. Y le daban bofetadas.

Pilato salió otra vez afuera y les dijo:

S. – «Mirad, os lo saco afuera, para que sepáis que no encuentro en él ninguna culpa».

C. Y salió Jesús afuera, llevando la corona de espinas y el manto color púrpura. Pilato les dijo:

S. – «He aquí al hombre».

C. Cuando lo vieron los sumos sacerdotes y los guardias, gritaron:

S. – «¡Crucifícalo, crucifícalo!»

C. Pilato les dijo:

S. – «Lleváoslo vosotros y crucificadlo, porque yo no encuentro culpa en él».

C. Los judíos le contestaron:

S. – «Nosotros tenemos una ley, y según esa ley tiene que morir, porque se ha hecho Hijo de Dios».

C. Cuando Pilato oyó estas palabras, se asusto aún más. Entró otra vez en el pretorio y dijo a Jesús:

S. – «¿De dónde eres tú?».

C. Pero Jesús no le dio respuesta.

Y Pilato le dijo:

S. – «¿A mi no me hablas? ¿No sabes que tengo autoridad para soltarte y autoridad para crucificarte?».

C. Jesús le contestó:

+ – «No tendrías ninguna autoridad sobre mi, si no te la hubieran dado de lo alto. Por eso el que me ha entregado a ti tiene un pecado mayor».

¡Fuera, fuera; crucifícalo!

C. Desde este momento Pilato trataba de soltarlo, pero los judíos gritaban:

S. – «Si sueltas a ése, no eres amigo del César. Todo el que se hace rey está contra el César».

C. Pilato entonces, al oír estas palabras, sacó afuera a Jesús y se sentó en el tribunal, en el sitio que llaman «el Enlosado» (en hebreo Gábbata). Era el día de la Preparación de la Pascua, hacia el mediodía.

Y dijo Pilato a los judíos:

S. – « He aquí a vuestro rey».

C. Ellos gritaron:

S. – «¡Fuera, fuera; crucifícalo!».

C. Pilato les dijo:

S. – «¿A vuestro rey voy a crucificar?».

C. Contestaron los sumos sacerdotes:

S. – «No tenemos más rey que al César».

C. Entonces se lo entregó para que lo crucificaran.

Lo crucificaron, y con él a otros dos

C. Tomaron a Jesús, y cargando él mismo con la cruz, salió al sitio llamado «de la Calavera» (que en hebreo se dice Gólgota), donde lo crucificaron; y con él a otros dos, uno a cada lado, y en medio, Jesús. Y Pilato escribió un letrero y lo puso encima de la cruz; en él estaba escrito: «Jesús, el Nazareno, el rey de los judíos».

Leyeron el letrero muchos judíos, porque estaba cerca el lugar donde crucificaron a Jesús, y estaba escrito en hebreo, latín y griego.

Entonces los sumos sacerdotes de los judíos dijeron a Pilato:

S. – «No escribas: “El rey de los judíos”, sino: “Este ha dicho: Soy el rey de los judíos”».

C. Pilato les contestó:

S. – «Lo escrito, escrito está».

Se repartieron mis ropas

C. Los soldados, cuando crucificaron a Jesús, cogieron su ropa, haciendo cuatro partes, una para cada soldado, y apartaron la túnica. Era una túnica sin costura, tejida toda de una pieza de arriba abajo. Y se dijeron:

S. – «No la rasguemos, sino echémosla a suerte, a ver a quién le toca».

C. Así se cumplió la Escritura: «Se repartieron mis ropas y echaron a suerte mi túnica». Esto hicieron los soldados.

Ahí tienes a tu hijo. Ahí tienes a tu madre

C. Junto a la cruz de Jesús estaban su madre, la hermana de su madre, María, la de Cleofás, y María, la Magdalena. Jesús, al ver a su madre y cerca al discípulo que tanto quería, dijo a su madre:

+ – «Mujer, ahí tienes a tu hijo».

C. Luego, dijo al discípulo:

+ – «Ahí tienes a tu madre».

C. Y desde aquella hora, el discípulo la recibió en su casa.

Está cumplido

C. Después de esto, sabiendo Jesús que ya todo estaba cumplido, para que se cumpliera la Escritura dijo:

+ – «Tengo sed».

C. Había allí un jarro lleno de vinagre. Y, sujetando una esponja empapada en vinagre a una caña de hisopo, se la acercaron a la boca. Jesús, cuando tomó el vinagre, dijo:

+ – «Está cumplido».

C. E, inclinando la cabeza, entregó el espíritu.

Todos se arrodillan, y se hace una pausa.

Y al punto salió sangre y agua

C. Los judíos entonces, como era el día de la Preparación, para que no se quedaran los cuerpos en la cruz el sábado, porque aquel sábado era un día grande, pidieron a Pilato que les quebraran las piernas y que los quitaran, Fueron los soldados, le quebraron las piernas al primero y luego al otro que habían crucificado con él; pero al llegar a Jesús, viendo que ya había muerto, no le quebraron las piernas, sino que uno de los soldados, con la lanza, le traspasó el costado, y al punto salió sangre y agua. El que lo vio da testimonio, y su testimonio es verdadero, y él sabe que dice verdad, para que también vosotros creáis. Esto ocurrió para que se cumpliera la Escritura: «No le quebrarán un hueso»; y en otro lugar la Escritura dice: «Mirarán al que traspasaron».

Envolvieron el cuerpo de Jesús en los lienzos con los aromas

C. Después de esto, José de Arimatea, que era discípulo de Jesús aunque oculto por miedo a los judíos, pidió a Pilato que le dejara llevarse el cuerpo de Jesús. Y Pilato lo autorizó. Él fue entonces y se llevó el cuerpo. Llegó también Nícodemo, el que había ido a verlo de noche, y trajo unas cien libras de una mixtura de mirra y áloe.

Tomaron el cuerpo de Jesús y lo envolvieron en los lienzos con los aromas, según se acostumbra a enterrar entre los judíos. Había un huerto en el sitio donde lo crucificaron, y en el huerto, un sepulcro nuevo donde nadie había sido enterrado todavía. Y como para los judíos era el día de la Preparación, y el sepulcro estaba cerca, pusieron allí a Jesús.