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viernes, 30 de agosto de 2024

Agnes Holtz se dedicó en la universidad al tenis, las fiestas y a ser anticatólica: un vídeo sobre los milagros eucarísticos la convirtió y hoy es monja que evangeliza en el Bronx


 La hermana Agnes Holtz

Camino Católico.-  Agnes Holtz hizo del tenis el centro de su vida. En la universidad todo giraba en torno al deporte y las fiestas, hasta que una lesión en la rodilla le obligó a regresar a su casa, con la sensación de que todo le era arrebatado. Esta situación le permitió acercarse a Dios, pero rechazaba la Iglesia católica a causa de muchas ideas protestantes que la confundían. Pero las oraciones de sus padres y el impacto que produjo en ella ver un documental sobre milagros eucarísticos, hizo que empezase su viaje de vuelta a la Iglesia católica y descubrir que Dios la llamaba a una misión especial.

La llamada de Dios llevó Agnes Holtz a ser religiosa de las Hermanas Franciscanas de la Renovación, una nueva comunidad nacida del espíritu capuchino y centrada en una doble vertiente: la evangelización y la atención a los más necesitados. Esta monja vive actualmente en el convento que tienen en el Bronx de Nueva York, un lugar en el que puede cumplir perfectamente con esta misión. La hermana Agnes Holtz explica su testimonio de vocación y conversión en el programa «Cambio de Agujas» de H.M. Televisión, que se visualiza y escucha en el video superior.

Agnes estudió en una escuela y en un instituto que eran católico pero recuerda que aunque recibía los sacramentos “no tenía una relación con Jesús”. Paralelamente sobresalía jugando al tenis, gracias a lo cual recibió una beca para ir a la universidad.


La hermana Agnes Holtz cuando era pequeña en tres imágenes con su familia

Una experiencia de fe que no cuajó en su vida en ese momento


Mi felicidad no se fundamentaba en Dios. Intentaba llenar el vacío de mi corazón con muchas cosas y también con personas. Mientras tanto, el tenis se convirtió en una parte cada vez más importante en mi vida”, relata

En el instituto tuvo un primer “despertar en la fe” después de ir a un retiro con 16 años. “Nos dieron un tiempo de silencio y fue en ese momento de oración que sentí el amor del Padre. Lloré de agradecimiento”, rememora.

No obstante, de nuevo se empeñó en buscar la felicidad en el afecto de los amigos, el ambiente del instituto, las fiestas y el tenis, donde cada día sobresalía más. Y así fue como llegó a la universidad con la beca de deportes, “sin cimientos” de la fe. Así empezó a cuestionarse toda su vida: “¿Qué es la vida? ¿Por qué ir a la Iglesia? ¿Por qué ser buena?”. “Me metí en el ambiente de las fiestas de la universidad y en jugar al tenis. Eso es todo”, dice Agnes.


La hermana Agnes Holtz cuando jugaba al tenis en su época universitaria

Operación y oración en Semana Santa

Sufrió una grave lesión en el ligamento de su rodilla, situación que trastocó sus planes, y tuvo que volver a su casa y ser operada. Entonces, explica la hermana Agnes, “dejé el tenis, mis amigos, la fiesta y me preguntaba: ‘¿quién soy yo? ¿Quién eres Tú?’. Era la oración franciscana. Me operaron el Viernes Santo y el Jueves Santo estaba rezando esta oración frente al Señor”.

De esta manera comenzó a buscar a Jesús. Ingresó en un grupo de cristianos jóvenes a los que veía alegres. “Quería su alegría porque sabía de Jesús pero no lo conocía de verdad en mi corazón”, confidencia Agnes, y  añade: “Desafortunadamente necesité de otra conversión”.


La hermana Agnes Holtz en el convento del Bronx de las Hermanas Franciscanas de la Renovación

Cuestiona toda su fe y se vuelve anticatólica

 “Me recuperé de la lesión y volví a jugar al tenis. Pero me convertí no en la Iglesia Católica, no quería que se me identificara como católica. Dejé totalmente la Iglesia y cuestioné toda mi fe católica, al punto de volverme anticatólica”, explica la religiosa.

En esa época  de su vida quería encontrar todas las respuestas sobre la fe por ella misma a través de la Escritura. Pero le faltaba la Tradición. Agnes señala que “buscaba la verdad y al Señor pero no en los lugares correctos, y me volví cada vez más radical”, hasta el punto que se preparaba para ser misionera de un grupo cristiano no católico.

La poderosa oración de sus padres

La oración perseverante de sus padres fue la que la devolvió a la Iglesia Católica según reconoce Agnes. Durante un tiempo volvió a casa, pero ella se negaba a acompañar a sus padres a la iglesia.

A pesar de todo, sus padres no desistían y dejaban libros sobre su cama. “Leí el libro Roma, dulce hogar de Scott Hann y me ayudó a entender muchas cosas. Y también un vídeo El milagro de la Eucaristía, que fue lo que me trajo de vuelta”. Ver los milagros eucarísticos que contaban en el “vídeo más cutre que he visto” le hizo ver la grandiosidad de Dios.

Decidió volver a confesarse y a ir a misa todos días. “Era como una esponja”, afirma. Y así se fue dando “el despertar de mi vocación”. Sentía inquietud en ayudar a los demás y dejó el tenis a un lado para empezar a trabajar como enfermera, concretamente en un departamento de oncología pediátrica.


La hermana Agnes Holtz con otras hermanas de su convento del Bronx de las Hermanas Franciscanas de la Renovación

Quería casarse, pero una conversación con una monja abrió el camino a la llamada de Dios

Agnes no se planteaba la vocación religiosa y ella opina que era “porque no entendía qué era una hermana. Pensaba en el estereotipo de que entrabas al convento si no podías casarte. Yo quería casarme y tener hijos, y pensaba que las monjas no eran felices”.

Fue una conversación con una monja lo que cambió totalmente su perspectiva sobre la vida religiosa.  Esta chica era joven como ella y de su propio instituto por lo que la conocía. Y una vez que constató el amor que sentía por Dios, Agnes empezó a llorar y también a abrirse a esta posibilidad.

Y en una peregrinación mariana tras una novena de 54 días. “Fue entonces cuando experimenté al Señor llamándome a ser su Esposa”, afirma. Primero se resistió pero cuando al fin abrió la puerta “la paz y la alegría inundaron mi corazón”. Ya sólo faltaba buscar qué lugar concreto quería Dios para ella. Y tras visitar varios monasterios y conventos tuvo claro que sería franciscana de la renovación. “Simplemente lo supe: era ahí”. Y desde entonces está en el Bronx.

Rob Galea iba a suicidarse, su madre rezaba, tuvo una visión sobrenatural y hoy es sacerdote

 


* «Algo me mantuvo esperando en oración silenciosa por más tiempo de lo habitual, y fue entonces cuando Dios respondió”, asegura el ahora sacerdote. Cuando Rob abrió los ojos asegura que vio a Jesús.  Fue como si el Espíritu Santo hubiera elegido ese momento para ayudarme a deshacerme de la rabia interior, la soledad y todo el pesar que todavía quedaba en mi corazón»

Camino Católico.-  ¿Puede la oración fervorosa de una madre llevar a su hijo a una conversión al estilo de San Agustín y su madre Santa Mónica? El sacerdote Rob Galea, muy conocido por sus música y evangelización por internet, cree que sí. Y lo afirma viendo su propia experiencia de fe y de conversión, en el que su madre tuvo un papel silencioso pero crucial.

Anne Galea estuvo durante tres años viendo impotente como su hijo se iba introduciendo en el fango sin que éste quisiera escuchar. Drogas, alcohol y la violencia era el día a día de este joven, que acabó viendo el suicidio como la mejor salida a sus problemas.

Encerrado dentro de su habitación, desde fuera Anne oía el llanto de su hijo. Ella rezaba. Era lo único que podía hacer pues Rob no dejaba que nadie le ayudara.

La oración desesperada de una madre a Cristo y a la Virgen

Sin embargo, tal y como relata Catholic Digest, el dolor que sentía su madre por su hijo la puso de rodillas. Gritó a Dios y le dijo que no se levantaría hasta que salvara a su hijo. Suplicó a la Virgen que fuera la madre de Rob y le llevara a Jesús.

Mientras lloraba haciendo esta petición a Dios, en su mente apareció la imagen de su hijo rodeado por un grupo de jóvenes. En esta visión, Rob aparecía cantando con una guitarra y vestido de sacerdote.

En aquel momento este joven inmerso en una espiral autodestructiva no tenía guitarra, ni cantaba ni evidentemente se le pasaba por la cabeza pisar una iglesia.

Así entró Rob en una espiral autodestructiva

Rob Galea y sus dos hermanos habían tenido una infancia idílica en Malta. Iban mucho a la playa y tenían una intensa vida familiar. Pero la felicidad de este joven se empezó a venir abajo con la muerte de dos de sus abuelos en un corto periodo de tiempo cuando se encontraba en Primaria.

Además, casi de manera simultánea, Rob empezó a sufrir acoso en la escuela, y no tenía amigos, lo que le hizo encerrarse en sí mismo. “Mi autoestima había naufragado, estaba convencido de que no valía nada”, aseguraba años más tarde.

Los problemas sólo iban en aumento. No quería ver a sus padres, sobre todo a él. A los 14 años comenzó a faltar a la escuela, a beber, fumar y a robar en las tiendas con el único objetivo de sentir un alto nivel de adrenalina. De ahí pasó a las drogas y con 17 años vivió un episodio que fue lo que le terminó de hundir en el fango. Una mentira sobre un narcotraficante puso en peligro su vida y desde entonces vivía atemorizado. No quería salir de su dormitorio.

Cuando estaba desesperado sonó el teléfono

Desesperado, cuenta que “mientras estaba inquieto en mi cama, sólo vi dos maneras de salir de mi miseria. Una era que alguien, en algún lugar, me tendiera la mano y de alguna manera me salvara, o dos, acabar con mi propia vida”.

Estaba en aquellos momentos tan fuera de sí que se golpeaba la cabeza y el vientre todo el rato. Él creía que su vida no importaba a nadie, aunque en realidad su madre no había dejado de rezar ni un momento.

Pero un día todo empezó a cambiar cuando llamó por teléfono su única abuela viva. La llamada ni siquiera era para él sino para su hermana, a la que invitaba a ir a una convivencia de un grupo de jóvenes católicos. Rob por primera vez creyó que esa podía ser la mano tendida que necesitaba y pidió permiso a su madre para ir con su hermana.

Una silla para hablar con Jesús

En aquella reunión quedó sorprendido al ver la felicidad de las personas que amaban a Cristo. El sacerdote les había dicho que podían hablar con Jesús. Y Rob estaba tan desesperado que hizo algo que cualquiera le hubiera tildado de loco.

Cuando llegó a su casa se encerró en su habitación y colocó dos sillas, una enfrente de la otra. Él se sentó en una silla e invitó a Jesús a sentarse en la otra. Todos los días hablaba con Él como si estuviera allí y le contaba  sus problemas.

Un encuentro sobrenatural

Sin embargo, un día Rob experimentó un hecho sobrenatural. Aquella otra silla ya no estaba vacía. “Algo me mantuvo esperando en oración silenciosa por más tiempo de lo habitual, y fue entonces cuando Dios respondió”, asegura el ahora sacerdote.

Cuando Rob abrió los ojos asegura que vio a Jesús. “Fue como si el Espíritu Santo hubiera elegido ese momento para ayudarme a deshacerme de la rabia interior, la soledad y todo el pesar que todavía quedaba en mi corazón”, recuerda Rob.

La vida de este joven empezó a mejorar día a día. Se enganchó a la Iglesia y la felicidad era ya parte de su vida, hasta que, pese a algunas resistencias, decidió ingresar en el Seminario en 2010 para ser sacerdote.

¿Una historia de oración y conversión en Hollywood?

Actualmente, es párroco en Australia y ha cofundando un movimiento juvenil, donde centra gran parte de sus esfuerzos de apostolado. Y además, la música es ahora uno de los elementos más importantes con los que evangeliza. Incluso ha participado en el popular programa de Factor X, donde dio testimonio como un sacerdote joven.

Su testimonio aparece contado al detalle en su autobiografía, Breakthrough: A Journey from Desperation to Hope (Ave Maria Press, 2018) (Breakthrough: Un viaje de la desesperación a la esperanza). Su historia de vivir escondido de un narcotraficante hasta ser sacerdote y músico ha resultado fascinante también para Hollywood, donde una productora ha comprado los derechos del libro y se plantea hacer una película con su vida.

Ver a Rob con su guitarra, entre los jóvenes a los que evangeliza es precisamente lo que su madre soñó y por lo que tanto rezó y tantas lágrimas derramó pidiendo a Dios y a la Virgen que le ayudaran. Definitivamente, la oración es eficaz si se hace con fe.

Homilía del P. Félix Castedo y lecturas de la Misa de hoy, viernes de la 21ª semana de Tiempo Ordinario, 30-8-2024

30 de agosto de 2024.- (Camino Católico) Homilía del P. Félix Castedo y lecturas de la Santa Misa de hoy, viernes de la 21ª semana de Tiempo Ordinario, emitida por 13 TV desde la Basílica de la Concepción de Madrid.

Santa Misa de hoy, viernes de la 21ª semana de Tiempo Ordinario, 30-8-2024

30 de agosto de 2024.- (Camino Católico) Celebración de la Santa Misa de hoy, viernes de la 21ª semana de Tiempo Ordinario, presidida por el P. Félix Castedo, emitida por 13 TV desde la Basílica de la Concepción de Madrid.

Palabra de Vida 30/8/2024: «¡Que llega el esposo, salid a su encuentro!» / Por P. Jesús Higueras


Camino Católico.- Espacio «Palabra de Vida» de 13 TV del 30 de agosto de 2024, viernes de la 21ª semana de Tiempo Ordinario, presentado por el padre Jesús Higueras en el que comenta el evangelio del día.

Evangelio: San Mateo 25, 1-13:

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos esta parábola:

«El reino de los cielos se parece a diez vírgenes que tomaron sus lámparas y salieron a encuentro del esposo.

Cinco de ellas eran necias y cinco eran prudentes.

Las necias, al tomar las lámparas, no se proveyeron de aceite; en cambio, las prudentes se llevaron alcuzas de aceite con las lámparas.

El esposo tardaba, les entró sueño a todas y se durmieron.

A medianoche se oyó una voz:

“¡Que llega el esposo, salid a su encuentro!”.

Entonces se despertaron todas aquellas doncellas y se pusieron a preparar sus lámparas.

Y las necias dijeron a las sensatas:

«Dadnos de vuestro aceite, que se nos apagan las lámparas».

Pero las prudentes contestaron:

«Por si acaso no hay bastante para vosotras y nosotras, mejor es que vayáis a la tienda y os lo compréis».

Mientras iban a comprarlo, llegó el esposo, y las que estaban preparadas entraron con él al banquete de bodas, y se cerró la puerta.

Más tarde llegaron también las otras vírgenes, diciendo:

«Señor, señor, ábrenos».

Pero él respondió:

«En verdad os digo que no os conozco».

Por tanto, velad, porque no sabéis el día ni la hora».

Adoración Eucarística con el P. Jesús Luis Sacristán en la Basílica de la Concepción de Madrid, 30-8-2024

30 de agosto de 2024.- (Camino Católico) Adoración al Santísimo Sacramento con el P. Jesús Luis Sacristán, emitida por 13 TV desde la Basílica de la Concepción de Madrid.

Dice san Pablo: «Sed renovados mediante la transformación de vuestras mentes» con la ayuda del Espíritu Santo / Por P. Carlos García Malo

 


jueves, 29 de agosto de 2024

Astrid Chereau quedó parapléjica esquiando, pero tras una novena a la beata Chiara Badano salió del hospital caminando


Astrid Chereau actualmente en 2024 en que prosigue su camino de conversión después de su milagrosa recuperación / Foto: CORINNE SIMON - Famille Chretienne

* Los médicos le dijeron que tras una larguísima y dura rehabilitación quizás pudiera recuperar algo de movilidad, pero que sería “largo y difícil”… El último día de la novena a la beata Chiara Badano esta joven salía del hospital completamente curada, y sin ninguna explicación plausible de los médicos, tan sorprendidos como ella ante esta situación. En su expediente médico sigue registrada como “parapléjica”, pero en su día a día ella camina, sube las escaleras, se sienta y hasta corre… 

Camino Católico.-  Una joven desde el cielo intercediendo por otra en la tierra. Esto es lo que ocurrió con la  beata Chiara Badano y Astrid Chereau, una chica que se recuperó de manera insólita de quedarse parapléjica en el último día de la novena dedicada a esta joven beata.

Todo ocurrió cuando Astrid tenía 20 años. Esos días se fue a Suiza a esquiar. La montaña estaba llena de nieve y se atrevió a realizar algunos saltos. Todo iba muy bien. El tiempo era estupendo, brillaba el sol y su cuerpo respondía perfectamente a aquel esfuerzo que tanto le gustaba. Aquellos Alpes suizos eran su refugio frente a la rutina de París, el metro, el ritmo frenético de la capital de Francia… pero en el último salto que hizo esquiando el tiempo se paró para ella.

Astrid se desequilibró y cayó violentamente contra el duro y frío suelo de la pista de esquí. Un estremecedor y desconocido dolor  recorrió su cuerpo.  Y de repente notó que no podía moverse.

Esta joven francesa fue trasladada en helicóptero a un hospital, aunque ella para sus adentros se decía que tan sólo sería un esguince. Pero no era un esguince.

Trece minutos después Astrid estaba en el hospital con una vértebra facturada y la medula espinal muy afectada. Unas horas después era operada de urgencia para evitar que la médula se partiera del todo.

Los médicos le dijeron que la gran prioridad es que pudiera mover los dedos de los pies cuanto antes. En su cabeza no aparecía el derrotismo. “Quiero bailar en mi boda y tener hijos”, repetía, tal y como recoge Famille Chretienne


La noticia corrió como la pólvora y los amigos de Astrid
empezaron rápidamente a rezar el Rosario, otros fueron al sagrario a pedir al Señor su ayuda… Lo importante era rezar urgentemente por ella. Sus amigos, pero también muchos desconocidos, iniciaron una novena a la beata Chiara “Luce” Badano para que intercediera por Astrid. Personas de Suiza, Bélgica, Francia, pero también de sitios lejanos de Asia y África se sumaron a dicha novena en lo que se convirtió en una enorme cadena de oración.

Al principio las noticias eran muy malas. Una pierna estaba muy débil, la otra ni siquiera respondía. El veredicto era claro: Astrid se había quedado parapléjica. Los médicos le dijeron que tras una larguísima y dura rehabilitación quizás pudiera recuperar algo de movilidad, pero que sería “largo y difícil”.

Un día después la joven tenía una prueba de esfuerzo que sería decisiva para su futuro. Se entrenó durante todo el día, pero no consiguió mover la pierna. Sin embargo, en el momento de la prueba y con un ejército rezando por ella en todo el mundo sus pies empezaron a moverse. Astrid no daba crédito. No sabía ni cómo ni por qué pero sus pies se movían.

El último día de la novena a Chiara Badano esta joven salía del hospital completamente curada, y sin ninguna explicación plausible de los médicos, tan sorprendidos como ella ante esta situación y dos años después, en su día a día. ella camina, sube las escaleras, se sienta y hasta corre… La oración hace milagros.

Quién es Chiara Badano

La beata Chiara «Luce» Badano era una adolescente italiana perteneciente al Movimiento de los Focolares que murió en 1990 cuando solo tenía 18 años de edad. Nació en Sassello, Liguria, el 29 de octubre de 1971. Su nacimiento llenó de alegría a sus padres, Ruggero Badano, camionero, y María Teresa Caviglia, obrera, quienes durante once años esperaron tener un hijo.

«Si bien en medio de una inmensa alegría, comprendimos enseguida que no era sólo nuestra hija sino que ante todo era hija de Dios», señaló su madre según la biografía publicada por los Focolares. jovencita


Beata Chiara Badano

Desde muy pequeña, Chiara mostró un profundo amor por Dios, al tiempo que revelaba un carácter fuerte pero dócil, era alegre, bondadosa y muy activa. A los nueve años de edad ingresó al Movimiento de los Focolares.

A los 16 años discernió su vocación y decidió consagrarse a Dios. Mantuvo una relación muy cercana con la fundadora de los Focolares, Chiara Lubich, quien le puso el sobrenombre de «Luce». Poco tiempo después le diagnosticaron un tumor en el hombro. El diagnóstico fue «sarcoma ostiogénico con metástasis», uno de los tumores más graves y dolorosos.

Chiara se propuso superar la enfermedad y comenzó un intenso tratamiento de quimioterapia, mientras trataba de seguir con su vida habitual sin perder nunca la alegría ni la fe. Entregó todos sus ahorros a un amigo que partió en misión humanitaria a África. A pesar de los esfuerzos de los médicos, la enfermedad avanzaba rápidamente y perdió el uso de las piernas.

«Si tuviera que elegir entre caminar o ir al paraíso, elegiría esta última posibilidad», dijo a sus familiares, Ya no pedía curarse, sino encontrarse con Jesús. Su fuerza conmovía a sus seres queridos y los médicos que la atendían. En julio de 1989 sufrió una severa hemorragia y parecía que el desenlace llegaría en cualquier momento.

Dijo a sus padres: «No derraméis lágrimas por mí. Yo voy donde Jesús. En mi funeral no quiero gente que llore, sino que cante fuerte». En la cama, Chiara rezaba mucho pidiendo ser capaz de cumplir con la voluntad de Dios. «No le pido a Jesús que me venga a buscar para llevarme al paraíso; no quisiera darle la impresión que no quiero sufrir más», decía y decidió preparar con su madre la que llamaba «fiesta de bodas», es decir su funeral.

Dio a su madre instrucciones muy precisas sobre cómo debía ser su vestido, la música, las flores, los cantos y las lecturas. Le pidió a su madre que mientras preparase su cuerpo se repitiera a sí misma: «Ahora Chiara Luce ve a Jesús». El domingo 7 de octubre de 1990 Chiara falleció acompañada de sus padres. Tras la puerta de la habitación aguardaban sus amigos. Sus últimas palabras fueron para su mamá: «Chao. Sé feliz porque yo lo soy». Unas dos mil personas asistieron a su funeral.

El entonces Obispo de Acqui, Mons. Livio Maritano, inició el proceso de beatificación de Chiara en 1999 y en 2010 fue beatificada por el Papa Benedicto XVI.