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lunes, 28 de octubre de 2024

Oraciones a San Judas Tadeo para pedir por una grave necesidad, un trabajo o gracias para quienes están solos

Camino Católico.- Cada 28 de octubre la Iglesia celebra la fiesta de San Judas Tadeo, apóstol de Cristo, a quien los Evangelios presentan como el "hermano de Santiago". 

A diferencia de aquel que traicionó a Jesús, también llamado Judas, él se mantuvo fiel a Cristo hasta el último instante de su vida. Se le conoce como el patrono de las causas imposibles y su fiesta se celebra el 28 de octubre, día en que también se celebra a San Simón Apóstol. 

Vídeo sobre los apóstoles san Simón y san Judas

Judas Tadeo era hermano de Santiago el Menor y primo de Jesús. Se le atribuye la epístola que lleva su nombre, en la que se presenta a sí mismo como “servidor de Jesucristo y hermano de Santiago”. 

De acuerdo al martirologio romano, San Judas Tadeo, tras dejar Judea luego de Pentecostés, predicó en Mesopotamia y luego en Persia, donde sufrió el martirio junto al Apóstol Simón, en la ciudad de Suanis.

Una antigua tradición cuenta que en el momento previo a ser ejecutado, San Judas le dijo a San Simón que podía ver al Señor llamándolos a su lado. Judas y Simón murieron por resistirse a adorar a los ídolos.

San Judas Tadeo suele ser representado con una imagen de Cristo en el pecho, como símbolo que intenta evidenciar su parentesco con el Señor y su parecido físico con Él. 

En sus representaciones también aparece un mazo, instrumento con el que fue ejecutado de un golpe en la cabeza, antes de que ésta fuera cortada con un hacha.

Santa Brígida de Suecia (1303 - 1373) cuenta en sus Revelaciones que el Señor Jesús la exhortó a que le pidiese favores y gracias a través de San Judas Tadeo. Quizás esta sea la razón principal por la que la devoción a este santo ha calado tan profundo en la piedad popular cristiana. Son muchísimos los que lo llaman “milagroso” y viven agradecidos con él.  San Judas Tadeo comparte el patronazgo de los imposibles con Santa Rita de Casia.

Vídeo sobre san Judas Tadeo, patrono de las causas imposibles, y las cadenas de oración supersticiosas que llevan una recompensa 

Lamentablemente, en algunos casos, la devoción a San Judas ha dado lugar a ciertas desviaciones que la Iglesia ha aclarado oportunamente. En el año 2008, mediante un comunicado titulado “San Judas Tadeo y algunas desviaciones de su culto", la Arquidiócesis Primada de México aclaró que San Judas Tadeo no es el “santo de los delincuentes o narcotraficantes”, como algunos malintencionadamente afirmaban para justificar sus delitos o maldades. Además el documento vuelve a insistir en que su devoción no es compatible con los pseudo cultos relativos a la denominada "Santa Muerte", fenómeno que tampoco pertenece a la identidad católica.

La arquidiócesis señaló, además, que “la Iglesia alienta las manifestaciones populares de auténtica devoción”, pero que "en algunos casos -como los arriba mencionados- existen serias incompatibilidades" con las enseñanzas de la Iglesia. Ciertamente el culto a la "Santa Muerte", vinculado a la brujería y al paganismo, es muy popular en México y se intensifica con la cercanía del Día de los Fieles Difuntos (2 de noviembre).

Invoquemos la intercesión de San Judas Tadeo con la siguientes oraciones para pedir por una grave necesidad, un trabajo o gracias para quienes están solos:


Oración por una grave necesidad

Apóstol gloriosísimo de Nuestro Señor Jesucristo, aclamado por los fieles con el dulce título de ABOGADO DE LOS CASOS DESESPERADOS, hazme sentir tu poderosa intercesión aliviando la gravísima necesidad en que me encuentro. 

Por el estrecho parentesco que te hace primo hermano de Nuestro Señor Jesucristo, por la privaciones y fatigas que por El sufriste, por el heroico martirio que aceptaste gustoso por su amor, por la promesa que el divino Salvador hizo a Santa Brígida de consolar a los fieles que acudiesen a tu poderosa intercesión, obtenme del Dios de las misericordias y de su Madre Santísima la gracia que con ilimitada confianza te pido a Ti, Padre mío bondadoso, seguro que me la obtendrás siempre que convenga a la gloria de Dios y bien de mi alma. Así sea.

Glorioso Apóstol San Judas Tadeo, ruega por nosotros. (Repetir 3 veces)

En el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo. Amén.

Oración para pedir un trabajo

San Judas Tadeo, intercesor de todo problema difícil consígueme un trabajo en que me realice como humano y que a mi familia no le falte lo necesario en ningún aspecto de la vida, que lo conserve a pesar de las circunstancias y problemas adversos.

Que en el progrese mejorando siempre mi calidad y gozando de salud y fuerza. Y que día a día trate de ser útil a cuantos me rodean.

Asocio tu intercesión a la Sagrada Familia, de la cual eres pariente y prometo difundir tu devoción como expresión de mi gratitud a tus favores.

Amén.

Oración para pedir gracias para quienes están solos

¡Santo Apóstol San Judas, fiel siervo y amigo de Jesús!, la Iglesia te honra e invoca universalmente, como el patrón de los casos difíciles y desesperados. Ruega por mí, estoy solo y sin ayuda.

Te imploro hagas uso del privilegio especial que se te ha concedido, de socorrer pronto y visiblemente cuando casi se ha perdido toda esperanza. Ven en mi ayuda en esta gran necesidad, para que pueda recibir consuelo y socorro del cielo en todas mis necesidades, tribulaciones y sufrimientos, particularmente... (haga aquí su petición), y para que pueda alabar a Dios contigo y con todos los elegidos por siempre.

Te doy las gracias glorioso San Judas, y prometo nunca olvidarme de este gran favor, honrarte siempre como mi patrono especial y poderoso y, con agradecimiento hacer todo lo que pueda para fomentar tu devoción. Amén.

Oración en vídeo para pedir gracias para graves necesidades

Que nuestro interior se vea reflejado en el exterior y cante al mundo entero las misericordias del Señor / Por P. Carlos García Malo

 


domingo, 27 de octubre de 2024

Papa Francisco en homilía de conclusión del Sínodo, 27-10-2024: «El Señor nos llama y levanta para que, a la luz del Evangelio, veamos los sufrimientos del mundo y experimentemos la alegría de seguirlo por el camino»

 

* «Por favor, pidamos al Señor que nos dé al Espíritu Santo, para no permanecer sentados en nuestra ceguera; ceguera que podríamos llamar mundanidad, que podríamos llamar comodidad, que podríamos llamar corazón cerrado. No nos quedemos sentados en nuestras cegueras»

    

Vídeo de la transmisión en directo de Vatican News, traducido al español, con la homilía del Papa 

* «Y hoy, mientras damos gracias al Señor por el camino recorrido juntos, podremos admirar y venerar la reliquia de la antigua Cátedra de san Pedro, meticulosamente restaurada. Contemplándola con el asombro de la fe, recordemos que esta es la cátedra del amor, es la cátedra de la unidad, es la cátedra de la misericordia, según aquella orden que Jesús le dio al apóstol Pedro, no de dominar a los demás, sino de servirlos en la caridad. Y mirando el majestuoso baldaquino de Bernini más resplandeciente que nunca, descubramos que este encuadra el verdadero punto focal de toda la Basílica, es decir, la gloria del Espíritu Santo. Esta es la Iglesia sinodal: una comunidad cuyo primado está en el don del Espíritu, que nos hace a todos hermanos en Cristo y nos eleva hacia Él» 

 27 de octubre de 2024.- (Camino Católico)  “Cuando estemos sentados y acomodados, cuando como Iglesia no encontremos las fuerzas, la parresia, el valor y la audacia necesarias para levantarnos y retomar el camino, por favor, recordémonos de regresar siempre al Señor, regresar al Evangelio. Regresar al Señor, regresar al Evangelio. Siempre y de nuevo, mientras Él pasa, debemos ponernos a la escucha de su llamada, que nos vuelve a poner de pie y nos hace salir de nuestra ceguera. Y, a continuación, volver nuevamente a seguirlo, a caminar con Él a lo largo del camino” ha dicho el Papa Francisco en la homilía de la Misa de clausura de la segunda sesión de la XVI Asamblea General del Sínodo sobre la Sinodalidad, presidida en la Basílica de San Pedro ante 5.000 fieles.

El Papa ha concluido invitando a venerar la reliquia de la antigua Cátedra de san Pedro, meticulosamente restaurada, recordando “que esta es la cátedra del amor, de la unidad y de la misericordia, según aquella orden que Jesús le dio al apóstol Pedro, no de dominar a los demás, sino de servirlos en la caridad”. Y “el majestuoso baldaquino de Bernini más resplandeciente que nunca” tras la restauración, “encuadra el verdadero punto focal de toda la Basílica, es decir, la gloria del Espíritu Santo”. Esta es la Iglesia sinodal – hizo presente el pontífice - : una comunidad cuyo primado está en el don del Espíritu, que nos hace a todos hermanos en Cristo y nos eleva hacia Él. En el vídeo de Vatican News se visualiza y escucha la homilía del Santo Padre traducida al español, cuyo texto completo es el siguiente:

CONCLUSIÓN DE LA ASAMBLEA GENERAL ORDINARIA DEL SÍNODO DE LOS OBISPOS

SANTA MISA

CAPILLA PAPAL

HOMILÍA DEL SANTO PADRE FRANCISCO

Basílica de San Pedro
XXX domingo del tiempo ordinario, 27 de octubre de 2024

El Evangelio nos presenta a Bartimeo, un ciego que se ve obligado a mendigar junto al camino, un descartado sin esperanza que, sin embargo, cuando oye pasar a Jesús, comienza a gritar hacia Él. Lo único que le queda es eso: gritar su propio dolor y llevar a Jesús su deseo de recuperar la vista. Y mientras todos lo reprenden porque les molesta su voz, Jesús se detiene. Porque Dios escucha siempre el clamor de los pobres y ningún grito de dolor queda sin ser escuchado por Él.

Hoy, al concluir la Asamblea General del Sínodo de los Obispos, llevando en el corazón mucha gratitud por lo que hemos podido compartir, detengámonos en lo que le sucede a este hombre: al principio, estaba mendigando «sentado junto al camino» (Mc 10,46), mientras que al final, tras ser llamado por Jesús y recuperar la vista, «lo siguió por el camino» (v. 52).

La primera cosa que el Evangelio nos dice sobre Bartimeo es esta: está sentado mendigando. Su postura es la típica de una persona encerrada en su propio dolor, sentada al borde del camino como si no le quedara nada más que esperar recibir algo de los muchos peregrinos que pasaban por la ciudad de Jericó con motivo de la Pascua. Pero, como sabemos, para vivir de verdad no podemos permanecer sentados: vivir es siempre ponerse en movimiento, caminar, soñar, hacer proyectos, abrirse al futuro. Entonces, el ciego Bartimeo representa también aquella ceguera interior que nos bloquea, que nos hace quedarnos sentados, inmóviles al margen de la vida, sin esperanza.

Y esto nos puede llevar a pensar, no sólo sobre nuestra vida personal, sino también sobre nuestro ser Iglesia del Señor. A lo largo del camino, muchas cosas pueden volvernos ciegos, incapaces de reconocer la presencia del Señor, incapaces de afrontar los desafíos de la realidad y, a veces, inadecuados para saber responder a los muchos interrogantes que nos interpelan, como hace Bartimeo con Jesús. No obstante, frente a las preguntas de las mujeres y los hombres de hoy, a los retos de nuestro tiempo, a las urgencias de la evangelización y a tantas heridas que afligen a la humanidad, hermanas y hermanos, no podemos quedarnos sentados. Una Iglesia sentada que, casi sin darse cuenta, se retira de la vida y se pone a sí misma a los márgenes de la realidad, es una Iglesia que corre el riesgo de permanecer en la ceguera y acomodarse en el propio malestar. Y si nos mantenemos inmóviles en nuestra ceguera, seguiremos sin ver nuestras urgencias pastorales y tantos problemas del mundo en el que vivimos. Por favor, pidamos al Señor que nos dé al Espíritu Santo, para no permanecer sentados en nuestra ceguera; ceguera que podríamos llamar mundanidad, que podríamos llamar comodidad, que podríamos llamar corazón cerrado. No nos quedemos sentados en nuestras cegueras.

En cambio, recordemos que el Señor pasa, el Señor pasa todos los días, el Señor pasa siempre y se detiene para hacerse cargo de nuestra ceguera. Y yo, ¿lo siento pasar?, ¿tengo la capacidad de escuchar los pasos del Señor?, ¿tengo la capacidad de discernir cuando pasa el Señor? Y sería hermoso si el Sínodo nos impulsara a ser Iglesia como Bartimeo; es decir, la comunidad de los discípulos que, oyendo al Señor que pasa, percibe la conmoción de la salvación, se deja despertar por la fuerza del Evangelio y comienza a clamar a Él. Y lo hace recogiendo el grito de todas las mujeres y de todos los hombres de la tierra: el grito de aquellos que desean descubrir la alegría del Evangelio y de aquellos que, en cambio, se han alejado; el grito silencioso de quienes son indiferentes; el grito de los que sufren, de los pobres y de los marginados, de los niños que son esclavos del trabajo, esclavizados en tantas partes del mundo a causa del trabajo; la voz quebrada —escuchar esa voz quebrada— de quienes no tienen ni siquiera la fuerza de clamar a Dios, porque no tienen voz o porque se han resignado. No necesitamos una Iglesia paralizada e indiferente, sino una Iglesia que recoge el grito del mundo y —quiero decirlo, quizá alguno se escandalice— una Iglesia que se ensucia las manos para servir al Señor.

Pasamos, así, al segundo aspecto: si al principio Bartimeo estaba sentado, vemos, en cambio, que al final lo sigue por el camino. Esta es una expresión típica del Evangelio cuyo significado es que se convirtió en su discípulo, comenzó a seguirlo. Después de haber gritado hacia Él, Jesús se detuvo y lo hizo llamar. Y Bartimeo, de sentado por tierra como estaba, se puso de pie de un salto y, en seguida, recobró la vista. Ahora él puede ver al Señor, puede reconocer la obra de Dios en su propia vida y, finalmente, puede seguirlo. Así, también nosotros, hermanos y hermanas: cuando estemos sentados y acomodados, cuando como Iglesia no encontremos las fuerzas, la parresia, el valor y la audacia necesarias para levantarnos y retomar el camino, por favor, recordémonos de regresar siempre al Señor, regresar al Evangelio. Regresar al Señor, regresar al Evangelio. Siempre y de nuevo, mientras Él pasa, debemos ponernos a la escucha de su llamada, que nos vuelve a poner de pie y nos hace salir de nuestra ceguera. Y, a continuación, volver nuevamente a seguirlo, a caminar con Él a lo largo del camino.

Quisiera repetirlo: el Evangelio nos dice que Bartimeo «lo siguió por el camino». Esta es una imagen de la Iglesia sinodal: el Señor nos llama, nos levanta cuando estamos sentados por tierra o caídos, nos hace recobrar una vista nueva, para que, a la luz del Evangelio, podamos ver las inquietudes y los sufrimientos del mundo; y de este modo, puestos en pie por el Señor, experimentemos la alegría de seguirlo por el camino. Al Señor se le sigue por el camino, no se le sigue desde la cerrazón de nuestras comodidades, no se le sigue desde el laberinto de nuestras ideas, se le sigue por el camino. Y recordémoslo siempre: no caminar por nuestra propia cuenta o según los criterios del mundo, sino caminar por el camino, juntos, detrás de Él y caminar con Él.

Hermanos, hermanas: no una Iglesia sentada, una Iglesia en pie. No una Iglesia muda, una Iglesia que recoge el grito de la humanidad. No una Iglesia ciega, sino una Iglesia iluminada por Cristo, que lleva la luz del Evangelio a los demás. No una Iglesia estática, una Iglesia misionera, que camina con el Señor por las vías del mundo.

Y hoy, mientras damos gracias al Señor por el camino recorrido juntos, podremos admirar y venerar la reliquia de la antigua Cátedra de san Pedro, meticulosamente restaurada. Contemplándola con el asombro de la fe, recordemos que esta es la cátedra del amor, es la cátedra de la unidad, es la cátedra de la misericordia, según aquella orden que Jesús le dio al apóstol Pedro, no de dominar a los demás, sino de servirlos en la caridad. Y mirando el majestuoso baldaquino de Bernini más resplandeciente que nunca, descubramos que este encuadra el verdadero punto focal de toda la Basílica, es decir, la gloria del Espíritu Santo. Esta es la Iglesia sinodal: una comunidad cuyo primado está en el don del Espíritu, que nos hace a todos hermanos en Cristo y nos eleva hacia Él.

Hermanas y hermanos, continuemos con confianza nuestro camino juntos. También hoy la Palabra de Dios nos repite, como a Bartimeo, «¡Ánimo, levántate! Él te llama» (v. 49). ¿Yo me siento llamado? Esta es la pregunta que nos debemos hacer, ¿yo me siento llamado? Si me siento débil y no me puedo levantar, ¿pido ayuda? Por favor, dejemos a un lado el manto de la resignación y entreguemos al Señor nuestras cegueras. Levantémonos y llevemos la alegría del Evangelio, llevémosla por las calles del mundo.

Francisco


Fotos: Vatican Media, 27-10-2024

Papa Francisco en el Ángelus, 27-10-2024: «Cuando tú te acercas a un pobre y te haces sentir cercano, es Jesús que se acerca a ti en la persona de ese pobre»

 

* «Sí, Jesús ve al hombre mendicante, y lo escucha, con los oídos del cuerpo y con los del corazón. Pensemos en nosotros, cuando por el camino nos cruzamos con algún mendigo, cuántas veces miramos para otro lado, cuántas veces lo ignoramos, como si no existiera. Y nosotros, ¿escuchamos el grito de los mendigos?»

    

Vídeo completo de la transmisión en directo de Vatican News traducido al español con las palabras del Papa en el Ángelus

* «Me uno a la amada Iglesia de San Cristóbal de las Casas, en el estado mexicano de Chiapas, que llora al sacerdote Marcelo Pérez Pérez, asesinado el domingo pasado. Un dedicado servidor del Evangelio y del pueblo fiel de Dios. Su sacrificio, como el de otros sacerdotes asesinados por fidelidad al ministerio, sea semilla de paz y de vida cristiana. Estoy cerca de las poblaciones de Filipinas golpeadas por un fortísimo ciclón. El Señor sostenga a ese pueblo tan lleno de fe. Y por favor sigamos rezando por la paz, especialmente en Ucrania, Palestina, Israel, Líbano, para que se ponga fin a la escalada y se ponga en primer lugar el respeto de la vida humana que ¡es sagrada! Las primeras víctimas están entre la población civil: lo vemos todos los días. ¡Demasiadas víctimas inocentes! Vemos cada día imágenes de niños masacrados. ¡Demasiados niños! Recemos por la paz» 

27 de octubre de 2024.- (Camino Católico)  En el Ángelus de la Plaza de San Pedro, Francisco ha invitado a tener el cuidado y la mirada de Jesús, que escuchó la súplica de Bartimeo, el ciego curado: “Cuando tú te acercas a un pobre y te haces sentir cercano, es Jesús que se acerca a ti en la persona de ese pobre. Por favor, no confundamos: la limosna no es beneficencia. El que recibe más gracia de la limosna es el que la da, porque se hace mirar por los ojos del Señor”.

Tras la oración mariana del Ángelus, el Papa ha recordado el 75 aniversario de las Convenciones de Ginebra y ha renovado su oración por la paz, esperando un despertar de las conciencias: durante los conflictos, la vida y la dignidad de las personas y de los pueblos deben ser respetadas junto con las estructuras civiles y los lugares de culto. Además ha tenido un pensamiento también para Marcelo Pérez, el sacerdote asesinado en México. En el vídeo de Vatican News se visualiza y escucha la meditación del Santo Padre traducida al español, cuyo texto completo es el siguiente:

PAPA FRANCISCO

ÁNGELUS


Plaza de San Pedro


XXX Domingo del Tiempo Ordinario, 27 de octubre de 2024


Queridos hermanos y hermanas, ¡feliz domingo!


Hoy el Evangelio de la liturgia (Mc 10,46-52) nos habla de Jesús, que cura a un hombre de la ceguera. Su nombre es Bartimeo, pero la multitud, por la calle, lo ignora: es un pobre mendigo. Esa gente no tiene ojos para este ciego; lo dejan, lo ignoran. Ninguna mirada atenta, ningún sentimiento de compasión. Bartimeo tampoco ve, pero oye y se hace oír. Grita, grita fuerte: «¡Hijo de David, Jesús, ten compasión de mí!» (v. 48). Pero Jesús le escucha y le ve. Se pone a su disposición y le pregunta. «¿Qué quieres que te haga?» (v. 51).


“¿Qué quieres que haga yo por ti?”. Esta pregunta, delante de una persona ciega, parece una provocación y, sin embargo, es una prueba. Jesús está preguntando a Bartimeo a quién busca realmente, y por qué motivo. ¿Quién es para ti el “Hijo de David”? Y así el Señor empieza a abrir los ojos del ciego. Consideramos tres aspectos de este encuentro, que se convierte en diálogo: el grito, la fe, el camino.


En primer lugar, el grito de Bartimeo, que no es solo una petición de ayuda. Es una afirmación de sí mismo. El ciego está diciendo: “Yo existo, miradme. Yo no veo, Jesús. ¿Tú me ves?”. Sí, Jesús ve al hombre mendicante, y lo escucha, con los oídos del cuerpo y con los del corazón. Pensemos en nosotros, cuando por el camino nos cruzamos con algún mendigo, cuántas veces miramos para otro lado, cuántas veces lo ignoramos, como si no existiera. Y nosotros, ¿escuchamos el grito de los mendigos?


Segundo punto: la fe. Jesús ¿qué dice? «Vete, tu fe te ha salvado» (v. 52). Bartimeo ve porque cree; Cristo es la luz de sus ojos. El Señor observa cómo Bartimeo le mira a Él. ¿Cómo miro yo a un mendigo? ¿Lo ignoro? ¿Lo miro como Jesús? ¿Soy capaz de entender sus preguntas, su grito de ayuda? Cuando tú das limosna, ¿miras a los ojos del mendigo? ¿Le tocas la mano para sentir su carne?


Finalmente, el camino: Bartimeo, curado, seguía a Jesús «por el camino» (v. 52). Pero cada uno de nosotros es Bartimeo, ciego dentro, que sigue a Jesús una vez que se ha acercado a Él. Cuando tú te acercas a un pobre y te haces sentir cercano, es Jesús que se acerca a ti en la persona de ese pobre. Por favor, no confundamos: la limosna no es beneficencia. El que recibe más gracia de la limosna es el que la da, porque se hace mirar por los ojos del Señor.


Rezamos juntos a María, aurora de la salvación, para que custodie nuestro camino en la luz de Cristo.



Oración del Ángelus:                         


Angelus Dómini nuntiávit Mariæ.

Et concépit de Spíritu Sancto.

Ave Maria…


Ecce ancílla Dómini.

Fiat mihi secúndum verbum tuum.

Ave Maria…


Et Verbum caro factum est.

Et habitávit in nobis.

Ave Maria…


Ora pro nobis, sancta Dei génetrix.

Ut digni efficiámur promissiónibus Christi.


Orémus.

Grátiam tuam, quǽsumus, Dómine,

méntibus nostris infunde;

ut qui, Ángelo nuntiánte, Christi Fílii tui incarnatiónem cognóvimus, per passiónem eius et crucem, ad resurrectiónis glóriam perducámur. Per eúndem Christum Dóminum nostrum.


Amen.


Gloria Patri… (ter)

Requiem aeternam…


Benedictio Apostolica seu Papalis


Dominus vobiscum.Et cum spiritu tuo.

Sit nomen Benedicat vos omnipotens Deus,

Pa ter, et Fi lius, et Spiritus Sanctus.


Amen.



Después de la oración mariana del Ángelus el Papa ha dicho:


¡Queridos hermanos y hermanas!


Hoy hemos concluido el Sínodo de los Obispos. Rezamos para que todo lo que hemos hecho en este mes vaya adelante por el bien de la Iglesia.


El 22 de octubre se celebraba el 50º aniversario de la creación, por parte de san Pablo VI, de la Comisión para las relaciones religiosas con el judaísmo, y mañana será el 60º aniversario de la Declaración Nostra aetate del Concilio Ecuménico Vaticano II. Sobre todo, en estos tiempos de grandes sufrimientos y tensiones, animo a los que están comprometidos a nivel local por el diálogo y por la paz.


Mañana se abrirá en Ginebra una importante Conferencia Internacional de la Cruz Roja y la Media Luna Roja, a los 75 años de los Convenios de Ginebra.  Que este evento pueda despertar las conciencias para que, durante los conflictos armados, se respeten la vida y la dignidad de las personas y de los pueblos, como también la integridad de las estructuras civiles y de los lugares de culto, cumpliendo el derecho internacional humanitario. Es triste ver cómo en la guerra, en algunos lugares, se destruyen los hospitales y las escuelas.


Me uno a la amada Iglesia de San Cristóbal de las Casas, en el estado mexicano de Chiapas, que llora al sacerdote Marcelo Pérez Pérez, asesinado el domingo pasado. Un dedicado servidor del Evangelio y del pueblo fiel de Dios. Su sacrificio, como el de otros sacerdotes asesinados por fidelidad al ministerio, sea semilla de paz y de vida cristiana.


Estoy cerca de las poblaciones de Filipinas golpeadas por un fortísimo ciclón. El Señor sostenga a ese pueblo tan lleno de fe.


Os saludo a todos vosotros, romanos y peregrinos. En particular, saludo a la Cofradía del Señor de los Milagros, de los peruanos en Roma, a quienes doy las gracias por su testimonio y animo a proseguir en el camino de fe.


Saludo al grupo de ancianos de Loiri Porto San Paolo, a los chicos de la Confirmación de Assemini (Cagliari), a los “Peregrinos de la salud” de Piacenza, los Oblatos Seculares Cistercienses del Santuario de Cotrino y la Confederación de los Pobres Caballeros de San Bernardo de Chiaravalle.


Y por favor sigamos rezando por la paz, especialmente en Ucrania, Palestina, Israel, Líbano, para que se ponga fin a la escalada y se ponga en primer lugar el respeto de la vida humana que ¡es sagrada! Las primeras víctimas están entre la población civil: lo vemos todos los días. ¡Demasiadas víctimas inocentes! Vemos cada día imágenes de niños masacrados. ¡Demasiados niños! Recemos por la paz.


Os deseo a todos un buen domingo. Y por favor no os olvidéis de rezar por mí. ¡Buen almuerzo y hasta pronto!


Francisco


Fotos: Vatican Media, 27-10-2024

Santa Misa, presidida por el Papa Francisco, de conclusión de la Asamblea del Sínodo de los Obispos, 27-10-2024

27 de octubre de 2024.- (Camino Católico)  “Dejemos a un lado el manto de la resignación, entreguemos al Señor nuestras cegueras, levantémonos y llevemos la alegría del Evangelio por las calles del mundo”, ha dicho el Papa Francisco en su homilía de la Misa de clausura de la segunda sesión de la XVI Asamblea General del Sínodo sobre la Sinodalidad, que ha presidido en la Basílica de San Pedro. En el vídeo de Vatican News se visualiza y escucha toda la celebración.

Concluyendo, el Papa invita a venerar la reliquia de la antigua Cátedra de san Pedro, meticulosamente restaurada, recordando “que esta es la cátedra del amor, de la unidad y de la misericordia, según aquella orden que Jesús le dio al apóstol Pedro, no de dominar a los demás, sino de servirlos en la caridad”. Y “el majestuoso baldaquino de Bernini más resplandeciente que nunca” tras la restauración, “encuadra el verdadero punto focal de toda la Basílica, es decir, la gloria del Espíritu Santo”.