Branislav Skripek era punk y ateo, pero una experiencia mística le llevó a ser predicador católico y diputado cristiano en Eslovaquia: “Supe de golpe que Dios existe"

"De repente sucedió algo tan fuerte que me paré y miré alrededor. Me rodeaba algo asombroso. No sabía lo que era, pero estaba allí…. Ese gran ser me atravesaba. Y profundo en mi interior yo sentía un gozo extraordinario, una paz que empezó a desbordarme. La experiencia acabó después de un rato, pero entendí con claridad un hecho que resonaba como unas palabras muy claras que yo nunca había oído decir a nadie, pero que estaban en mí: ¡Dios existe!"

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