«Mi vida cambia al descubrir a un Dios que me acoge y me ama. Esto me tiene que llevar a acoger a los hermanos desde ese amor que Dios me da. Tiene que llevarte a salir de ti y a pensar más en el otro. Visitamos a los enfermos, los hogares, charlamos, nos tomamos un café… Tenemos la celebración de la Palabra… Yo vivo como parte de mi carisma, acercar a la gente a Jesús, hablar a los hombres de Dios y de Dios a los hombres. Digo: “Señor, mi misión está también en pasar un rato hablándote de ellos, y luego tú te encargas”»

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