
* «Lo que nos acercó más a la Iglesia y el uno al otro fue mi alcoholismo. Llegué a pesar 46 kilos, y mi hígado no funcionaba. Una vez, me ingresaron con tanto alcohol en sangre que necesité tres semanas, recibiendo transfusiones, para desintoxicarme. Los médicos decían que no había ninguna esperanza»
No hay comentarios:
Publicar un comentario