* «Lo que nos acercó más a la Iglesia y el uno al otro fue mi alcoholismo. Llegué a pesar 46 kilos, y mi hígado no funcionaba. Una vez, me ingresaron con tanto alcohol en sangre que necesité tres semanas, recibiendo transfusiones, para desintoxicarme. Los médicos decían que no había ninguna esperanza»
domingo, 24 de julio de 2016
La familia Wolski acoge en su jardín a 300 jóvenes en la JMJ: La muerte de Juan Pablo II les cambió la vida y rescató al esposo de un alcoholismo que bordeó la muerte
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