«Cuando aborto, clavo otra vez a Jesús en la cruz, le doy de latigazos, escupo su rostro, lo desprecio y lo mato sin saberlo. Ahora sé que cuando lloro, sabiendo que Dios me ha perdonado, esas lágrimas siguen limpiando mi profunda herida. Una herida que siempre estará abierta y que para mí es el costado del mismo Cristo, derramando a través de ella, su agua pura para mi pecado y desde mí, esta voz, para aliviar a las mujeres que han abortado y exhortar a desistir de este oscuro pecado a las que piensan hacerlo. La humanidad son los niños, todos los niños, porque a todos los crea Dios desde el Amor. No hay ningún niño que no sea amado porque ya Dios lo ha amado al crear su nombre»
jueves, 13 de octubre de 2016
Sheila Morataya: «Aborté a los 19 años. He experimentado que Dios es misericordia. No cometan este grave error»
Etiquetas:
aborto,
Amor,
conversión,
corazón,
dar,
Dios,
Eucaristía,
Evangelio,
familia,
fe,
feto,
fidelidad,
Jesucristo,
muerte,
Oración,
Testimonio,
vida
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario