* «La solución a los problemas familiares comienza cuando renunciamos a nosotros mismos. Renunciar a uno mismo es renunciar a todos nuestros éxitos personales y eso sólo es posible cuando descubres que el éxito se mide en amor. Lourdes y yo siempre hemos dicho que nuestro éxito ha sido fracasar y fracasar, pues gracias a nuestros grandes fracasos nuestra familia se ha abierto a Cristo. Cristo salió a mi encuentro en las personas de mi madre y mi esposa. Ambas me mostraron con amor el camino hacia la verdad. La muerte de mi madre supuso una nueva oportunidad. Siento que mi madre murió para darme la vida a mí, pues su muerte fue la que me hizo reconocer el verdadero valor de la familia y recordar a que me había llamado el Señor. Lourdes, ante la gravedad de la situación, me dio la opción de elegir la vida que llevaba o nuestro proyecto de amor, pero la elección de nuestro proyecto de familia y matrimonio supondría llamar a la puerta de Proyecto Hombre para tratar todas aquellas debilidades humanas que me llevaban a sacar lo peor de mí. Y elegí bien. Sentí el abrazo misericordioso del Padre y eso me hizo descubrir que, por encima de elegir mi proyecto de familia, elegí a Cristo en mi vida. Después de 2 años en Proyecto Hombre, Dios llama a mi puerta de nuevo y me ofrece encontrarme con Él en la Eucaristía»
martes, 18 de mayo de 2021
Máximo Doval vivía a la deriva con alcohol, drogas y prostitución y Lourdes Bellido, su esposa, le dio a elegir: «Dios es capaz de hacer nuevas todas las cosas»
* «La solución a los problemas familiares comienza cuando renunciamos a nosotros mismos. Renunciar a uno mismo es renunciar a todos nuestros éxitos personales y eso sólo es posible cuando descubres que el éxito se mide en amor. Lourdes y yo siempre hemos dicho que nuestro éxito ha sido fracasar y fracasar, pues gracias a nuestros grandes fracasos nuestra familia se ha abierto a Cristo. Cristo salió a mi encuentro en las personas de mi madre y mi esposa. Ambas me mostraron con amor el camino hacia la verdad. La muerte de mi madre supuso una nueva oportunidad. Siento que mi madre murió para darme la vida a mí, pues su muerte fue la que me hizo reconocer el verdadero valor de la familia y recordar a que me había llamado el Señor. Lourdes, ante la gravedad de la situación, me dio la opción de elegir la vida que llevaba o nuestro proyecto de amor, pero la elección de nuestro proyecto de familia y matrimonio supondría llamar a la puerta de Proyecto Hombre para tratar todas aquellas debilidades humanas que me llevaban a sacar lo peor de mí. Y elegí bien. Sentí el abrazo misericordioso del Padre y eso me hizo descubrir que, por encima de elegir mi proyecto de familia, elegí a Cristo en mi vida. Después de 2 años en Proyecto Hombre, Dios llama a mi puerta de nuevo y me ofrece encontrarme con Él en la Eucaristía»
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