* «Todas las noches recuerdo llorar y le preguntaba a Dios ‘¿por qué me has hecho tan fea, tan horrible?’. Yo no quería vivir, quería irme con Dios, no quería estar aquí. No entendía nada, solo sentía vacío y ganas de morir. Pero algo o alguien me decía que había una esperanza… En junio de 2019 me dieron el alta del hospital de día y no ha vuelto a pisar un hospital desde entonces. Me replanteé mi vocación porque me he dado cuenta en estos años que cuando estaba feliz era cuando estaba con Dios, en una adoración, en misa, cuando pasaba un ratito con Él… Quiero decir a todos los jóvenes que están pasando un mal momento que Dios está ahí y no nos abandona nunca porque él nos ha creado por amor y para amar. Y el vacío en tu corazón solo lo va llenar Él. Y con esto no quiero decir que tengan que dedicarse a la vida consagrada para nada. Cada uno tiene su camino y cada uno tiene que descubrir cuál es su camino su vocación. Dios tiene pensada una vida para cada uno de nosotros y si le dejamos hacer él puede hacer obras muy grandes con nosotros. Estoy segura»
A.L.M. / Camino Católico.- Cuando tenía 22 años y medio, el 7 de abril de 2017, “me pareció una buena edad para morir” explica Ana, que actualmente tiene 26 años en un vídeo testimonial de Mater Mundi TV. Complejos, bullying y desorientación marcan su adolescencia y desembocan en diversos trastornos, desde anorexia, depresión y autolesiones, hasta intentos de suicidio, han sido su particular calvario de 10 años. En 2019 peregrina a Medjugorje y solo llegar sufre una transformación inmediata que ella atribuye a la Virgen María y Dios la ha llamado a ser monja: El 17 de septiembre de 2021, una semana después de grabar este testimonio, Ana ha ingresado en una orden religiosa contemplativa.
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