* «Las lecturas que hemos escuchado nos hablan de las virtudes domésticas que han de vivirse en las familias para que reine en ellas la armonía y la paz: la humildad, el respeto mutuo, la dulzura, la comprensión… Todas estas virtudes fueron vividas en plenitud por la Sagrada Familia. La principal virtud: poner a Dios en el lugar que le corresponde, es decir, en el centro de la vida. Ésta es, sin duda, la virtud más importante para que una familia pueda vivir en armonía: cuando todos sus miembros dejan de mirar al pequeño mundo de sus intereses personales y alzan sus ojos hacia Dios con el deseo de cumplir sus mandamientos y vivir en el servicio a los demás, entonces la vida familiar se convierte en algo maravilloso»
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