* «Cuanto más oraba, más sentía que era lo que Dios me pedía y a día de hoy lo tengo claro. Al final, yo me formo en Teología para poder ser instrumento de Dios en el mundo y facilitar ese encuentro entre las personas y Dios… Cuando estaba pasando por un momento de mucha ansiedad, comencé a rezar jaculatorias, que son oraciones o invocaciones breves que expresan amor y confianza. Dejaba que las palabras brotasen de mi corazón y le lanzaba mi plegaria a Dios, repitiéndola hasta que me calmaba. Hoy en día sigo rezando una muy a menudo durante el día: ‘Señor, quédate conmigo, cerquita, donde pueda sentirte’»
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