* «Para mí la oración es una fuente de agua fresca y viva que me da fuerzas, llena de alegría mi día a día, me fortalece en el cansancio y en el agobio de los estudios.… La oración es un diálogo constante con un amigo que me ama, que me escucha y que me cuida. Yo pienso que no, no podría vivir sin rezar. De una forma u otra, la oración se hace presente siempre en lo cotidiano de mi vida, y si me faltara, todo se volvería monótono, sería como vivir la vida en blanco y negro… Destacaría el Rosario, que parece que es una oración que ha caído en desuso, pero yo animo a redescubrirlo, a encomendarse a María que es el camino más directo y seguro hacía el Señor. Y también la oración de san Francisco de Asís: “Señor, hazme un instrumento de tu paz”, pues me hace caer en la cuenta de que somos instrumentos en sus manos y me hace consciente de todo lo que tenemos que dar a los demás»
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