* «Rezaba por su alma, para que fuese al Cielo. Y si aún vivía, rezaba para que estuviese bien, con buena salud. Y así, unos meses después, recibí una llamada telefónica de mi hermano, quien me dijo: “Acabamos de encontrar a papá”. No voy a entrar en todos los detalles. Lo habíamos encontrado. Estaba mal de salud. ¡Y así lo encontramos, 33 años después! Entonces, evidentemente, ví un vínculo entre la oración que había empezado meses atrás. Vino entonces el reencuentro, porque, a pesar de todo lo que había sucedido, yo solo quería una cosa: volver a verle y aferrarle entre mis brazos»
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