* «Digamos que el Señor me conquistó en un momento inesperado. Soy una persona que necesitaba tenerlo todo planeado y controlado y el Señor aprovechó el momento un 4 de mayo. Desde entonces mi vida consiste en dejarme llevar. Nunca me planteé una vocación que no fuera el matrimonio. Desde diciembre de 2021 yo buscaba la felicidad en muchas otras cosas: en mi comunidad, en el dinero, viajando, en los afectos de aquellos que me rodeaban y me olvidé un poco de Dios y empecé a vivir mi vida según mis apetencias. Ese 4 de mayo llegando al convento le pude poner nombre a lo que mi corazón tanto ansiaba, me di cuenta de que el Señor ya me llamó antes y no quise responder por miedo. Hoy me pregunto: ¿A qué tenía miedo, a ser feliz? Al segundo día de experiencia les dije a las hermanas: «Estoy haciendo la experiencia por protocolo, sé y tengo la certeza de que Dios me quiere aquí y me quiere así». Dios me conquistó en el momento que no planeé, en el momento que yo no llevaba el mando y no controlaba mi vida. Me conquistó en el momento que me rendí bajo sus pies, abrí la puerta de mi corazón y dije: «Señor, ocúpate tú de todo». Nunca me ha faltado de nada y siempre he conseguido lo que he querido: coches, novios, dinero, trabajo, viajes y muchas más cosas, pero cuanto más tenía más vacía me sentía y ahora que todo lo he dejado soy la mujer más feliz, afortunada y privilegiada del mundo. Lo deje todo por TODO»
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