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Bienvenido a Escuchar y a Dar

Este blog, no pretende ser un diario de sus autores. Deseamos que sea algo vivo y comunitario. Queremos mostrar cómo Dios alimenta y hace crecer su Reino en todo el mundo.

Aquí encontrarás textos de todo tipo de sensibilidades y movimientos de la Iglesia Católica. Tampoco estamos cerrados a compartir la creencia en el Dios único Creador de forma ecuménica. Más que debatir y polemizar queremos Escuchar la voluntad de Dios y Dar a los demás, sabiendo que todos formamos un sólo cuerpo.

La evangelización debe estar centrada en impulsar a las personas a tener una experiencia real del Amor de Dios. Por eso pedimos a cualquiera que visite esta página haga propuestas de textos, testimonios, actos, webs, blogs... Mientras todo esté hecho en el respeto del Amor del Evangelio y la comunión que siempre suscita el Espíritu Santo, todo será públicado. Podéís usar los comentarios pero para aparecer como texto central enviad vuestras propuestas al correo electrónico:

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Oremos todos para que la sabiduría de Jesús Resucitado presida estas páginas y nos bendiga abundamente.

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lunes, 4 de julio de 2011

Kiko Argüello dejó la Iglesia y estuvo al borde del suicidio hasta que el Señor se le reveló al gritarle desesperado “¡Ayúdame! ¡No sé quién eres!”

* ”Me fui alejando de la Iglesia hasta dejarla totalmente. Había entrado en una profunda crisis buscando el sentido de mi vida…. Todas las personas de mí alrededor eran personas que iban a misa, pero en definitiva su vida no era profundamente cristiana... No estaba Dios en el centro de mi familia… Una cosa tenía clara: no podía engañarme a mí mismo. No podía ser un cretino, un estúpido: o creía seriamente en Dios o, si no creía, era mejor dejarlo... y así es como lo dejé todo”

* ”Entonces intenté ser coherente con un tipo de existencialismo: con el absurdo total de la existencia humana. Y comencé a sufrir mucho porque ante mí todo el mundo se convertía en ceniza. No tenía interés por nada, ni siquiera por pintar… Había muerto interiormente y sabía que mi fin seguramente sería el suicidio, antes o después. Y, de hecho, estaba literalmente sorprendido de que la gente fuese capaz de vivir cuando yo no era capaz de vivir”

* ”El Señor tuvo piedad de mí, pues tuve una experiencia profunda de encuentro con el Señor que me sobrecogió… Me sentía como agraciado, como uno a quien delante de la muerte, cuando le van a disparar, le dijesen: "Quedas libre, gratuitamente quedas libre" y entonces aún no se lo cree y llora por la sorpresa de que le han liberado. Esto fue para mí pasar de la muerte a ver que Cristo estaba dentro de mí y que alguien dentro de mí me ha dicho que Dios existe…. Fue un toque, un testimonio profundo que me decía no solo que Dios existe, sino que Cristo es Dios”

4 de julio de 2011.- El iniciador del Camino Neocatecumenal, Kiko Argüello -Francisco José Gómez de Argüello es su nombre completo- contó su testimonio de conversión, el 1 de noviembre de 1996 en Asís, en un encuentro ante cientos de jóvenes no pertenecientes al Camino. Reproducimos textualmente su intervención. Leer más...

lunes, 18 de agosto de 2008

Testimonios: Las nuevas vocaciones proceden de familias antes que de centros educativos religiosos / Autor: Javier Aparicio González

-El fenómeno se presenta sobre todo en los movimientos católicos de base como puede leerse en las siguientes llamadas de Dios
-Los seminaristas ya no llegan de colegios religiosos. La familia recupera protagonismo como veta sacerdotal

(La Razón) Actualmente parece un milagro encontrar vocaciones religiosas entre los jóvenes; sin embargo, la realidad es muy distinta. No sólo las hay, sino que además se puede dar el caso de que existan varias en la misma familia.

Es el ejemplo de la familia Rivas, cimentada en los valores cristianos y perteneciente al Camino Neocatecumenal, que cuenta con ocho hermanos, de los cuales dos, Jacobo y Pedro, han sentido la llamada de Dios y se encuentran actualmente en el seminario.

La experiencia de Jacobo llama poderosamente la atención por el cambio radical que ha dado a su vida. Cuando tenía diecinueve años comenzó a dejar «poco a poco» la Iglesia, entró en conflitco con su padres y empezó a refugiarse y «depender sexualmente» de la chica con la que salía. Cuando su novia le dejó «todo explotó», pasó cinco años en los que «todo lo que empezaba se iba al garete», una etapa «en la que cada vez sentía una tristeza mayor». Su vida era un caos, «durante 2 meses pensé suicidarme, no tenía valor para hacerlo, y mi forma de suicidarme fue no vivir, pasaba el día del ordenador a la cama».

Obrero de la construcción

A través de Kiko Argüello, el iniciador del Camino Neocatecumenal, (en la fotografia de la derecha) estuvo trabajando como albañil, en la construcción de la casa que este movimiento tiene en Galilea, y llevando una vida de seminarista. Según el jóven, «ésta fue la estrategia de la que Dios se valió para que entrara en el seminario, me reconcilié con mis padres y Cristo me devolvió la alegría por la vida». Para el otro hermano seminarista, Pedro, su vida se cimenta en saber que «Cristo es fiel».

En la familia De la Vega, dos de los tres hijos han recibido la «llamada de Dios», Fernando y Felipe. Para Fernando, un chico de buenas notas, el fracaso en la carrera de Industriales supuso un «rebote con Dios», pero, pronto se dio cuenta de que se «había equivocado con el Señor, y pedía a la vida una buena carrera, dinero y prestigio».

Le admitieron en Ingeniería de Minas, donde comenzó a asistir a la capilla de la facultad y a percibir no una relación «ascendente y descendente con Dios» sino «una totalmente horizontal». De repente se encontró envuelto en un ambiente de oración que le llevó a darse cuenta de que su verdadera vocación era el seminario.

Su hermano Felipe no tuvo ninguna crisis, ya que descubrió la «llamada» motivado por la letra que escuchó en la catedral de Santiago mientras comulgaba, «sonriendo has dicho mi nombre», que le sirvio de clave para descifrar su vocación como futuro sacerdote.

lunes, 4 de agosto de 2008

Marta, una joven de Burgos, camino a los altares: murió en 1992, a los 22 años, asesinada, tras resistirse a un hombre que pretendía violarla

Se sabía llamada a algo muy especial
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María del Pilar Blázquez (Alfa y Omega) Marta Obregón murió en 1992, a los 22 años, asesinada, tras plantar resistencia a un hombre que pretendía violarla. En su diócesis de Burgos, se quiere iniciar su proceso de beatificación. Marta entregó su vida a Dios en defensa de la pureza, como María Goretti en 1902 -una de las Patronas de la Jornada Mundial de la Juventud de Sydney- y Albertina Berkenbrock, en 1931

La muerte de Marta provocó una conversión, la de Montserrat, madre de dos hijos y amiga de su madre: «He experimentado un cambio en mi vida -cuenta-. El Señor me ha dado la vuelta como a un calcetín. Todo lo que soy y tengo es porque Él me lo ha dado. Como san Pablo, hablo de lo que he visto y he vivido. Ya no soy la misma persona. Sólo vivo para Él. Le veo en todas partes, en mi familia, en mis amigos… Si amas a Dios no puedes dejar de amar a los hermanos. El Señor me está despojando de muchas cosas… Me he enamorado de Dios, como Marta. Me tiene loca».


Y es que a la propia Marta le ocurrió algo parecido. Vino cambiada de un viaje a Taizé con el Camino Neocatecumenal. Aunque en la adolescencia se alejó algo de la fe, siempre fue educada, en su casa, en el cristianismo. No quería que su madre le advirtiera de los peligros, sino que quería tropezar ella misma para poder aprender. Don Saturnino López Santidrián, director de la Sección de Licenciatura en Teología Espiritual y profesor de Historia de la Iglesia en la Facultad de Teología, está recopilando material para abrir su proceso de beatificación. En la biografía que ha escrito sobre ella, cuenta que Marta descubrió en Taizé «nuevos aspectos, y, al decir de su madre, de allí regresó tocada irremisiblemente por el Señor. Tuvo lugar una prodigiosa reconversión».

Este encuentro profundo con Cristo se refleja en una carta que Marta escribió desde Francia, aquel verano, a una amiga segoviana: «Me encuentro en Taizé, con unas 6.000 personas. Son gente cargada de ganas de vivir, que tienen como punto de unión a nuestro Dios. Es curioso, pero cuando descubres algo importante en tu vida, y caes en la cuenta de cosas fundamentales que hasta entonces pasaron inadvertidas a tu lado, te encuentras francamente bien, en paz… La vida es genial. Después de la tormenta viene la calma».

Marta siempre fue una chica llena de vitalidad, de alegría desbordante y contagiosa. Era generosa al máximo, pensaba más en los demás que en ella misma. Su tesón era inmenso, pues era muy luchadora y todo lo que comenzaba lo intentaba terminar. También, tenía una personalidad muy fuerte y confiaba mucho en la gente, según cuenta su madre. Los que la conocieron, aseguran que era impulsiva, espontánea, muy comunicativa, y al tiempo delicada y prudente; muy cariñosa y atenta, con un espíritu firme, franco y jovial.

El que fue su último novio, Francisco Javier, y con el que mantuvo un amor ejemplar, escribió unos días después de su muerte, en la revista Círculo Joven, en febrero de 1992, que «Marta triunfaba donde pisaba: todo el mundo quería estar con ella, y aunque nos amaba profundamente, tenía los ojos puestos en Dios. Los últimos apuntes, sus artículos que indicaban que, si al menos nos diésemos cuenta de qué es lo que realmente importa en nuestra vida, sólo son la punta del iceberg de la grandeza de su alma. El Señor me dio a Marta y el Señor me la quitó, pero ha sido tan galante conmigo que, antes de llevársela, la apartó afectivamente de mí, para que mi sufrimiento no fuera mayor. Quiero terminar con palabras de Marta y que comparto con ella: La verdadera y única paz se encuentra en Dios, y todos estamos de paso en esta vida».

Dios la había perdonado

Marta estudiaba Periodismo en Madrid, y el último curso lo estaba haciendo desde Burgos, donde vivían sus padres. Muy estudiosa, con buenas notas y aficionada al deporte, como el patinaje sobre ruedas, el atletismo, la natación y el tenis. Llena de vitalidad, cometió un tropiezo en su adolescencia con un novio que tuvo, de lo cual se arrepintió enormemente. A la vuelta de Taizé, se confesó con un sacerdote que no la absolvió. Nadie sabe por qué. Sin embargo, un día de excursión encontró a un sacerdote con el que pudo confesarse sin problemas. A partir de este momento, la opresión que sentía en su interior desapareció, experimentó que Dios la quería a pesar de todo y, llena de alegría, de gozo y de paz, se lo hizo saber a sus amigas. Dios la había perdonado. Había experimentado la misericordia divina, y decidió conocer el Camino Neocatecumenal. «Quería dar a Dios todo en gratitud, al sentirse perdonada», cuenta Stella, una de sus amigas. Además, quería irse de itinerante como seglar, para predicar el Evangelio.

Pilar, su madre, afirma que era una chica que quería hacer el bien. Y que, desde los siete años, quería ser periodista para transformar el mundo. No tuvo tiempo para eso, pero sí para descubrir lo único que importa: Dios, como llegó a contestar a un sacerdote ante la pregunta de cómo le iba la vida: «Hoy por hoy, en mi cabeza sólo cabe Dios». Marta le pedía al Señor que le enseñara su camino, y pronto: «¡Oh Dios, ayúdame, por favor, ya! Que no hay tiempo…, que la vida es muchísimo más corta de lo que, pobres ilusos, pensamos… Que cuando Tú quieres nos coges y nos llevas de este suelo que nos ha tocado vivir. Ayúdame a encontrarte. Ábreme bien los ojos y mi corazón». Ella buscaba cada vez más a Dios, y sabía que la llamaba a algo muy especial, pero no sabía a qué.


miércoles, 7 de mayo de 2008

Centroamérica: 1.300 chicos y chicas dan su disponibilidad al sacerdocio o la consagración


En el II Encuentro de Jóvenes de Centroamérica del Camino Neocatecumenal

MANAGUA, (ZENIT.org).- Un total mil muchachos dieron su disponibilidad a seguir a Cristo en el sacerdocio y 300 chicas en la vida consagrada durante el resultado del II Encuentro de Jóvenes de Centroamérica del Camino Neocatecumenal celebrado en Managua, Nicaragua.

El pasado 2 de mayo, en un descampado al lado de la Catedral de Managua, unos veinte mil jóvenes centroamericanos y caribeños, que siguen un camino de vida cristiana en el Camino Neocatecumenal, se reunieron para sostener un encuentro vocacional, informa Lilian Angélica Martínez

Tras proclamar una lectura del profeta Isaías y un Evangelio, el iniciador de este itinerario de formación cristiana, Kiko Argüello, preguntó a los jóvenes si se sentían llamados a servir a Jesucristo como presbíteros y los invitó a ponerse de pie.

Ante la invitación, mil muchachos se levantaron y caminaron hacia la tarima donde el arzobispo de Managua Leopoldo Brenes, el arzobispo emérito de esa diócesis, cardenal Miguel Obando y Bravo, y el obispo de la diócesis salvadoreña de Zacatecoluca, Elías Bolaños, les impusieron las manos orando para que el Espíritu Santo les ayude en el combate que les espera.

Luego, Kiko Argüello llamó a las jóvenes a ponerse de pie si se sentían llamadas a convertirse en esposas de Cristo como religiosas contemplativas o solteras en misión. A este llamamiento respondieron 300 jóvenes que igualmente caminaron hacia la tarima para que los obispos rezaran por ellas y les impusieran las manos.
El encuentro vocacional es el segundo que las Comunidades Neocatecumenales de Centroamérica organizan ante las dificultades que los jóvenes de la región tienen para asistir al Encuentro Mundial de Jóvenes que Benedicto XVI realizará en Sydney durante julio próximo.

Las delegaciones más numerosas que asistieron a Managua fueron la nicaragüense con diez mil y la de los salvadoreños con 3.500. A ellos se sumaron cientos de costarricenses, hondureños y guatemaltecos.

Todos los jóvenes asistentes ondeaban sus banderas y cantaban salmos desde su llegada al descampado ubicado a un costado de la Catedral de Managua dedicada a la Purísima, patrona de Nicaragua. Pero quienes destacaron por su entusiasmo y ritmo pegajoso fueron las delegaciones menos numerosas de República Dominicana y Puerto Rico.

Los jóvenes que llegaron del extranjero se alojaron en escuelas y con familias de Managua, León, Chinandega y otros municipios del interior del país.

En los pueblos y ciudades donde fueron acogidos también celebraron la eucaristía y, a pesar de las altas temperaturas, caminaron por las calles portando pancartas con imágenes de la Virgen María, cantando salmos al ritmo de guitarras, panderetas y tambores y ondeando sus banderas.