* «Al cuarto día de rezar la novena me dijeron que me iría con hospitalización domiciliaria y, cuando me volvió a evaluar el infectólogo, se sorprendió mucho. Nos dijo que todos los exámenes habían salido buenos y en el electrocardiograma no había rastro de que hubiera tenido algo, o una cicatriz, una secuela, nada de nada. El doctor no sabía qué había pasado, pero nos miramos con mi esposa y soltamos las lágrimas, porque nosotros sí sabíamos qué había sucedido. Era un milagro. Los otros cinco días de la novena los terminamos de rezar en la casa, en familia, con nuestras tres hijas, agradeciendo el favor concedido por intercesión de san Josemaría»
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*COMENTARIO:* Padre, ¿no hay palabras de más consuelo para esa pregunta de
la tristeza?
*RESPUESTA MÍA:* La respuesta es que Dios es la alegría y la f...
Hace 2 meses