Paulo Gontijo, el domingo 20 de octubre de 2024, participando en la canonización de Elena Guerra en la plaza de San Pedro del Vaticano
* «Lo único que recuerdo es que dije: ‘Dios mío’. Me desmayé y estuve 27 días en coma. Mi recuperación comenzó cuando la gente pidió la intercesión de Santa Elena Guerra. Jesús me levantó para que pudiera venir acá para la canonización de Elena Guerra. Lo que pasó es muy importante, es mi segunda vida gracias a Elena Guerra»
Paulo Gontijo cuenta su testimonio a la EWTN
Camino Católico.- El milagro que posibilitó la canonización de la italiana Santa Elena Guerra, fundadora de las Hermanas Oblatas del Espíritu Santo, el domingo 20 de octubre de 2024, sucedió en la ciudad de Uberlandia (Brasil). En el año 2010, Paulo Gontijo que tenía 49 años cayó de un árbol, mientras podaba, desde una altura de 6 metros se golpeó la cabeza, lo llevaron de urgencia al hospital, y en el quirófano lo operaron. La situación del paciente se fue haciendo cada vez más grave y fue trasladado a cuidados intensivos. Siguió empeorando y los médicos declararon muerte cerebral. El protagonista de esta curación inexplicable cuenta a la EWTN cómo la vivió.
“Lo único que recuerdo es que dije: ‘Dios mío’. Me desmayé y estuve 27 días en coma. Mi recuperación comenzó cuando la gente pidió la intercesión de Santa Elena Guerra, que ya no es una beata sino una Santa. Todo el mundo de mi diócesis, de mi barrio, de mi calle, de la ciudad estuvo rezando en el hospital, haciendo novenas por la beata Elena Guerra, rezando el rosario del Espíritu Santo”, relata Paulo
Cuando los médicos determinaron su muerte cerebral, debido a la gravedad de la situación la familia pidió al padre William Eurípedes que le impartiera el sacramento de la Unción de los Enfermos quien explica cómo actuó:
“Estando ya Paulo Gontijo en muerte cerebral, puse tres gotas de la sangre preciosa de Jesús en su boca e inmediatamente al instante ví ocurrir allí el milagro: abrió los ojos y movió bruscamente su cuerpo. Justo unos días después de esta reacción abrupta, misteriosa y milagrosa, Paulo estaba de pie, casi listo para regresar a casa”.
El padre William Eurípedes impartió el sacramento de la Unción de los enfermos y puso en la boca de Paulo Gontijo tres gotas de la sangre preciosa de Jesucristo cuando estaba en coma y entonces empezó a reaccionar
Pasados 14 años desde su curación Paulo Gontijo tuvo la alegría de participar de la misa de canonización de Elena Guerra con su familia y amigos de la Diócesis de Uberlandia, en la plaza de San Pedro en el Vaticano:
“Nunca imaginé que algún día estaría aquí, pero gracias a la intercesión de la beata Elena Guerra y a la preciosa sangre de Jesús me levanté. Jesús me levantó para que pudiera venir acá para la canonización de Elena Guerra. Lo que pasó es muy importante, es mi segunda vida gracias a Elena Guerra. Morí y resucité gracias a la sangre misericordiosa que el sacerdote llevó, pero fue gracias a la intercesión de la beata Elena Guerra que estoy aquí en Roma en este momento”, dice Paulo.
En Brasil hay mucha devoción a Santa Elena guerra porque ella es la patrona de la Renovación Carismática Católica del país.