“Ellos me dijeron les preocupaba cómo estaba yo y que estarían orando por mí en el funeral al día siguiente. Quedé sorprendida, confusa. Fue haber sido perdonada por la peor cosa que yo podría haber hecho: ser responsable de la muerte de otra persona. Recordar la misericordia de los Petteys me ayuda a enfrentar y seguir luchando… Estoy muy agradecida de que me han demostrado lo que la fe puede hacer”
