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lunes, 11 de noviembre de 2024

Alexis Gámiz era punk, con 16 años se fue de casa, delinquió, traficó, se hizo adicto a las drogas e iba a suicidarse: «Dios me amó y transformó mi vida en la Comunidad Cenáculo»


Alexis Gámiz tuvo una experiencia profunda del amor de Dios cuando estaba hundido en la oscuridad

* «Me siento un pecador público, un desgraciado, pero amado por Dios. Experimento en mi vida diaria que Dios ayuda y no me da miedo decir que Dios existe y que ha cambiado mi vida y que puede cambiar la tuya también… Mi vida ha sido pasar de la muerte a la resurrección, de las tinieblas a la luz»

Camino Católico.- “Mi vida ha sido pasar de la muerte a la resurrección, de las tinieblas a la luz”, dice Alexis Gámiz, que era punk y alérgico a las normas. Con tan solo 16 años, se fue de casa, empezó a delinquir y a traficar con drogas. La adicción a la cocaína, la heroína y otras sustancias, le hicieron descender a los infiernos durante varios años, llegando a acumular 104 causas judiciales por todos los delitos que había cometido. Ver morir a algunos de los que se drogaban con él y acabar en prisión le hizo tocar fondo.hasta que un día no pudo más y, estando al borde del suicidio, pidió auxilio desesperado a sus padres.

Con la ayuda de su familia pudo conocer la Comunidad Cenáculo. Allí, encontró la medicina que necesitaba: el amor de Dios y de sus hermanos en la Comunidad.  Es una historia de redención total que recogió Juan Manuel Cotelo en un episodio de Contagiosos. Hoy, Alexis tiene 37 años, es padre de 5 hijos, está felizmente casado y es un maravilloso ejemplo de superación y de esperanza. Cuando se grabó el vídeo del testimonio tenía 4 años menos y todavía no habían nacido dos de sus hijos. Entonces vivía en Tarragona y ahora en Terrassa.

Dios entró como un vendaval en su vida, aunque tuvo que sufrir mucho para salir de los infiernos. Su cambio fue tan enorme gracias a la oración que sus padres, que se iban a separar y no eran creyentes, fueron alcanzados por esta gracia y decidieron casarse por la Iglesia. Todos los jóvenes de la comunidad de Alexis organizaron la boda.

Este joven que ahora vive en Terrassa con su mujer Ángela y sus hijos relata cómo desde el inicio de la adolescencia tuvo muchos problemas de comportamiento en casa. Tuvieron que cambiarle incluso de colegio y al llegar al instituto conoció a nuevos amigos con los que en vez de ir a clase se iba a fumar porros.

“La relación con mi familia se fue autodestruyendo. El conflicto con mis padres se fue agrandando”, cuenta Alexis. Así fue como finalmente a los 16 años decidió irse de casa. En aquel momento era punk. “Me fui a vivir a la calle, de ir de concierto en concierto, me metí poco a poco en este ambiente radical. Me dejé cresta, me tatué. No tenía normas… iba de tipo duro. Empecé a delinquir, traficando, robando comida…”, relata.


Alexis Gámiz cuando era punk

Al final acabó comiendo de la basura. Toda la felicidad que creía que viviría al hacer su vida no existía y con 19 años ya era adicto a la cocaína. Confiesa que sabía “en qué situación estaba, pero era orgulloso. Me era difícil pedir ayuda precisamente por ese orgullo”.

De la coca pasó a la heroína creyendo que así podría olvidar los problemas y vivir el resto de su vida en otra dimensión. Sin embargo, Alexis afirma que veía a la gente “morir a mi lado y eso me marcó así que necesitaba consumir el doble y pincharme más. Vi que la vida se me iba”.

No tenía ni 20 años y ya acumulaba 104 causas judiciales hasta que en una de ellas le arrestaron, le llevaron al calabozo y después a la cárcel. Pese a que en aquella vida que llevaba creía tener muchos amigos los únicos que fueron a visitarle fueron sus padres, a quienes tanto había hecho sufrir. “Me dejaron salir en libertad condicional y vi que tenía que haber un antes y un después así que por primera vez pedí ayuda a mi familia”, cuenta Alexis.

Sus padres lo acogieron en casa y con ellos pasó todo el síndrome de abstinencia, con todo lo que conllevaba. Pudo ver el tremendo amor de sus padres. Buscando una ayuda más específica les dieron el teléfono de un sacerdote que les informó sobre la Comunidad del Cenáculo. Y fueron a la casa que tienen en Lourdes.

“Llegamos a Lourdes. Mis padres no tenían nada de fe, no éramos creyentes. Pero entré allí y vi a madre que se sentó delante de la Virgen y se puso a llorar. Yo ya me volví loco”, recuerda de aquel momento.

El inicio en la comunidad no fue fácil. No podía fumar, no había teléfonos móviles, ni chicas... Le dijeron que allí rezaría. Además, le cortaron la cresta y sus padres volvieron a España. Alexis fue después a la casa que marcaría su vida, en el norte de Francia, y su existencia se fue transformando.

“A los 6 meses vino mi madre y me comentó que mis padres querían separarse y yo creía que era la mejor forma de salirme de la comunidad. Pero mi ángel de la guarda (persona encargada de velar por cada uno en la casa) me dijo que lo mejor que podía hacer era levantarme a las dos de la mañana e ir a la capilla rezar por ellos para que Dios les ayudara”, explica.


Alexis Gámiz orando en la capilla de la casa de la Comunidad Cenáculo de Tarragona

El tiempo pasó y tras un tiempo vio que sus padres estaban fenomenal, seguían juntos y hasta iban a misa. “Allí me asusté, no podía ser real, fue como un milagro”. Fue entonces cuando Alexis pidió perdón a sus padres por primera vez. “Fue como romper cadenas –agrega- como una liberación total, sobre todo para ellos. Se confesaron y les dio el deseo de casarse por la Iglesia. Nosotros fuimos los que preparamos todo, la celebración, la música, los cantos…”.

A los dos años de estar en la comunidad a los jóvenes se les envía a casa una semana para que puedan ver a su familia fuera de la casa comunitaria. Sin embargo, nada más llegar a Barcelona la Policía detuvo a Alexis por una de las causas pendientes que tenía de años atrás. Estuvo tres meses en la cárcel.

Pese a todo -explica- “pude ver en ese tiempo en la cárcel que el rosario me daba una fuerza tremenda para no caer en la tentación. Sentía la fuerza de esos amigos de verdad de la comunidad. Me venían a ver solo para 20 minutos de cristalera. Para decirme: ‘hermano estamos aquí’. La comunidad era una familia. Venían mis padres que me daban paz”.


Alexis Gámiz y su esposa Ángela el día de su boda

Al salir ya se incorporó a la comunidad del Cenáculo de Barcelona. Su encuentro con Dios era total y unos años después sintió el deseo de salir de la comunidad y empezar a rehacer su vida. Y así fue como en un retiro en Ávila conoció a la que hoy es su mujer, que al principio se quedó sorprendida al ver a un joven como él, con tantos tatuajes, en un encuentro católico.

Se casaron, y ambos ya tienen cinco hijos. Sin embargo, la Comunidad sigue ahí y visita a lo jóvenes siempre que puede con regularidad, colabora con ellos y atiende a quienes quieren entrar para recuperarse de adicciones o de cualquier problema incluso existencial. Y para muchos es ahora un espejo en el que mirarse. “Cada vez que veo a uno de estos chicos y tengo un cara a cara con él me veo reflejado. Con tanto mal que he hecho es una oportunidad de cubrirlo con el bien”, agrega.


Alexis Gámiz y su esposa Ángela con sus dos hijos mayores, Pablo y Sara, en una imagen de hace tres años

“Yo me siento un pecador público, un desgraciado, pero amado por Dios. ¿Por qué no vas a poder tú también? Yo desde que entré en comunidad he visto muchos casos y que ahora están fuera muy bien. Hay dificultades, momentos críticos, pero experimento en mi vida diaria que Dios ayuda. Él existe y ha cambiado mi vida. Y también puede transformar tu vida”, concluye.

Homilía del P. Carlos Martínez y lecturas de la Misa de hoy, lunes, San Martín de Tours, 11-11-2024

11 de noviembre de 2024.- (Camino Católico) Homilía del P. Carlos Martínez Oliveras y lecturas de la Santa Misa de hoy, lunes de la 32ª semana del Tiempo Ordinario, San Martín de Tours, obispo, emitida por 13 TV desde la Basílica de la Concepción de Madrid. 

Santa Misa de hoy, lunes, San Martín de Tours, 11-11-2024

11 de noviembre de 2024.- (Camino Católico) Celebración de la Santa Misa de hoy, lunes de la 32ª semana del Tiempo Ordinario, San Martín de Tours, obispo, presidida por el P. Carlos Martínez Oliveras, emitida por 13 TV desde la Basílica de la Concepción de Madrid.

Misterios Gozosos del Santo Rosario desde el Santuario de Lourdes, 11-11-2024

11 de noviembre de 2024.- (Camino Católico).- Rezo de los Misterios Gozosos del Santo Rosario, correspondientes a hoy lunes, desde la Gruta de Massabielle, en el Santuario de Lourdes, en el que se intercede por el mundo entero.

Palabra de Vida 11/11/2024: «Si siete veces al día dice: ‘Me arrepiento’, lo perdonarás» / Por P. Jesús Higueras

Camino Católico.- Espacio «Palabra de Vida» de 13 TV del 11 de noviembre de 2024, lunes de la 32ª semana del Tiempo Ordinario, presentado por el padre Jesús Higueras en el que comenta el evangelio del día.

Evangelio: San Lucas 17, 1-6:

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:

«Es imposible que no haya escándalos; pero ¡ay del que los provoca!

Al que escandaliza a uno de estos pequeños, más le valdría que le ataran al cuello una piedra de molino y lo arrojasen al mar. Tened cuidado.

Si tu hermano te ofende, repréndelo, y si se arrepiente, perdónalo; si te ofende siete veces en un día, y siete veces vuelve a decirte: “Me arrepiento”, lo perdonarás».

Los apóstoles le dijeron al Señor:

«Auméntanos la fe».

El Señor dijo:

«Si tuvierais fe como un granito de mostaza, diríais a esa morera: “Arráncate de raíz y plántate en el mar”, y os obedecería».

Adoración Eucarística con el P. Carlos Martínez en la Basílica de la Concepción de Madrid, 11-11-2024

11 de noviembre de 2024.- (Camino Católico) Adoración al Santísimo Sacramento con el P. Carlos Martínez Oliveras, emitida por 13 TV desde la Basílica de la Concepción de Madrid.

Oraciones a San Martín de Tours pidiendo una gracia, salud, trabajo, sustento y ser fortalecidos contra todos los males

Camino Católico.- Cada 11 de noviembre la Iglesia Católica celebra la fiesta de San Martín de Tours, el soldado romano convertido al cristianismo que llegó a ser obispo, y que quedó inmortalizado en la memoria de la Iglesia por uno de sus gestos de caridad. San Martín de Tours es patrono de la Guardia Suiza Pontificia, iglesias, asociaciones, iniciativas y diversos lugares alrededor del mundo.

Martín nació en Panonia (actual Hungría) alrededor del año 316. Fue hijo de padres paganos. Su padre fue militar y él, siguiendo la tradición familiar, ingresó a los 15 años a la guardia imperial romana. Mientras integraba el ejército, se convirtió al cristianismo y fue admitido como catecúmeno.

Martín dejó así de ser ‘soldado del emperador’, para ‘defender’ a otro Señor y ‘extender’ su Reino en la tierra. Algo sin duda mejor, muy por encima de los habituales anhelos de gloria y honor de este mundo.

Aunque algunos hagan mofa de cierto lenguaje ‘bélico’ -sin duda metafórico- para explicar algunos aspectos de la vida cristiana, o, por el contrario, vean en este las supuestas trampas del belicismo que creen inherente a la religión, el punto va por otro lado: El Reino de Dios no es de este mundo (ver: Jn 18, 33-37). Y su Reino descansa sobre la justicia y la misericordia que viene de Dios y no de los hombres. Por eso, en la tradición -partiendo de la Escritura (“La vida del hombre sobre la tierra es milicia” Jb 7,1-4.6-7)- abundan las analogías o símiles entre el campo de batalla, la disciplina militar y el combate real que se ha de librar contra el pecado y el mal, empezando por el propio interior de la persona.

El ‘soldado’ no es per se alguien carente de juicio, empatía o humanidad, una suerte de asesino a sueldo. La razón de ser del soldado es defender una causa noble, con un nivel de compromiso que puede poner en juego la propia vida por el bien de otros. Esa es su esencia, o, en todo caso, debería serlo. La corona del soldado es la victoria sobre el mal. Claro, ciertamente, en esa pretensión muchos han errado, de mil formas.

El vínculo de Martin con la carrera militar hizo que la tradición católica lo eligiera como patrono de la Guardia Suiza, el llamado “ejército del Papa”, que alguna vez cumplió funciones convencionales -propias de las campañas militares-, pero que hoy sólo custodia el Estado Vaticano y a quienes residen o transitan por su pequeño territorio.

Hacia el año 337, encontrándose Martín con las huestes romanas en Amiens, al norte de Francia, vio a un mendigo recostado junto a la puerta de la ciudad, tiritando de frío. El noble soldado al verlo en esas condiciones, espada en mano, dividió su capa en dos: una mitad la conservó por respeto a quien se la otorgó, el Imperio al que servía, mientras que la otra la usó para cubrir el helado cuerpo del mendigo, dándole cobijo y abrigo.

El gesto dejó atónitos a quienes lo presenciaron, ya que los oficiales romanos, por regla, jamás mostraban compasión o piedad por nadie, menos con los débiles.

Días después, Martín tuvo un sueño en el que Cristo aparecía diciéndole a los ángeles: “Martín, siendo todavía catecúmeno, me ha cubierto con este vestido”.

Aquel gesto de amor por el prójimo, de desprendimiento y justicia, ha quedado perennizado en el arte, en óleos y frescos, como puede constatarse fácilmente si se revisa la iconografía del santo. Mención aparte merece la impresionante pintura que hizo el Greco (1541-1614) representando el episodio entre el santo y el mendigo.

Una vez que Martin renunció a la milicia, se unió a los discípulos de San Hilario de Poitiers y adoptó un modo de vida ascético y de oración constante. Lamentablemente, Hilario tuvo que exiliarse y abandonar Poitiers, por lo que Martin decidió también dejar la ciudad y asentarse en Milán. Allí se reencontró con su madre, a quien convirtió al cristianismo aunque no tendría la misma suerte con su padre.


Cuando Hilario regresa a Poitiers, Martin decide ir a su encuentro. De vuelta a la ciudad francesa, se dedicó a impulsar la construcción de un monasterio en Ligugé -el primero en construirse en Europa-. Allí vivió como monje durante una década bajo la dirección espiritual de Hilario, su preceptor espiritual. Este lo prepararía para el diaconado y el sacerdocio. Tras recibir el orden sacerdotal, Martin fue elegido obispo de la ciudad de Tours.

Como obispo, Martin se dedicó a la evangelización y a combatir la influencia pagana dentro de la Iglesia, en especial la producida por el gnosticismo. En ese propósito tuvo que enfrentar al obispo Prisciliano, quien había adoptado la doctrina maniquea.

Martin estuvo permanentemente en disputa con este en el campo doctrinal, pero aún con eso, no dudó en mostrar su rechazo públicamente cuando Prisciliano fue encarcelado y condenado a muerte a consecuencia de las presiones políticas ejercidas por Idacio, obispo de Mérida.

Martín intercedió por Prisciliano ante el emperador, pero este no le hizo caso y se inclinó a favor de Idacio. Martín, golpeado por estos tristes sucesos, rompería todo vínculo con el obispo de Mérida hasta el epílogo de sus vidas, cuando se reconciliaron.

El obispo Martín fundó una comunidad denominada “Maius Monasterium” (monasterio mayor), también conocida como Marmoutier.

Además, en su afán evangelizador, dedicó los últimos 25 años de su vida a viajar por las regiones de Turena, Chartres, París, Autun, Sens y Vienne.​ La muerte lo encontró en Candes (actual Candes-Saint-Martin) en el año 397.

Tras su muerte, la media capa que había regalado alguna vez a aquel mendigo fue hallada y puesta en una urna, construyéndose un santuario pequeño para conservarla, uno que sirviera al mismo tiempo como lugar de culto. Se cree que el uso del término “capilla” para designar a un templo pequeño proviene de la historia de San Martín. Como en latín “media capa” se dice “capilla”, la gente solía decir: “Vamos a orar donde está la capilla”, en alusión al santuario del santo. La costumbre devino en el uso, más corto y coloquial, de la expresión “vamos a la capilla”.

De esta forma, la palabra “capilla”, mediante su vulgarización, empezó a denotar cualquier edificación o espacio pequeño dedicado exclusivamente a la oración o la liturgia. Fue así, con este significado, como el término quedaría incorporado a muchas lenguas, incluyendo el castellano.

San Martín es patrono de países como Francia y Hungría. También lo es de ciudades importantes como la capital de Argentina, Buenos Aires, ciudad donde nació el Papa Francisco. 

Con la siguientes oraciones, recemos invocando la intercesión de San Martín de Tours pidiendo una gracia, salud, trabajo, sustento y ser fortalecidos contra todos los males: 

Oración para pedir una gracia

Bienaventurado San Martín Caballero, 

lleno del Espíritu del Señor,

tuviste siempre inagotable caridad con el necesitado.


Tu que lleno de amor y generosidad

cuando viste al mendigo que se congelaba de frío,  

sin saber que en verdad era Cristo,

no dudaste en darle la mitad de tu capa, 

y no se la diste entera 

pues la otra mitad era del ejército Romano;

tú, que no buscabas reconocimientos 

sino solo favorecer al prójimo, 

encontraste gloria ante el Señor,

y cuando el Salvador se te apareció 

vestido con la media capa para agradecer tu gesto

y te dijo "hoy me cubriste con tu manto",

decidiste no servir más en el ejército 

y dedicar tu vida a Dios y a la salvación de almas, 

siendo desde entonces propagador de la fe 

y santo hombre entregado a quien lo precisara. 


Glorioso san Martín 

tu que obraste milagros y prodigios 

que con alegría, amabilidad y la más exquisita bondad

te ganaste los corazones de todos 

y no dejaste de trabajar por su bienestar, 

tiéndeme tu mano y ayúdame a salir 

de todas las carencias y problemas económicos 

que ahora me afligen y causan desasosiego. 


Glorioso san Martín, bendito patrón mío,

te pido con gran fe y humildad

me consigas de Dios, la fuente de todas las Misericordias

que mis caminos en esta tierra, mi trabajo y mis empeños

se limpien y abran con claridad. 

En el nombre de Dios Todopoderoso,

Señor San Martín de Tours,

aleja todo lo que me perjudica.

Oh santo alivio, préstame tu santo amparo;

ayúdame, te lo ruego en estos malos momentos: 


(pedir aquí lo que se necesita)


Tú que tienes, noble san Martín, milagroso poder;

lleva mis súplicas cuanto antes a los Cielos, 

pide para mi casa todo lo bueno, 

que los agobios, ruinas y pobrezas se vayan

y la buena suerte entre en mi trabajo (o negocio)

y con ella la abundancia y prosperidad, para poder ayudar a todos los necesitados.


San Martín, bendito obispo de Tours, 

que tus virtudes y caridad me acompañen siempre, 

yo no dejaré de rezar y agradecer al Altísimo

los favores concedidos,

y seré caritativo con todos

mis hermanos y necesitados.


San Martín intercede por mí, 

y líbrame y protégeme de todo mal.


Amén.


Rezar el Credo,

Padrenuestro, Avemaría y Gloria.

Oración para pedir salud, trabajo, sustento y ser fortalecidos contra todos los males 

Glorioso soldado Romano, San Martín de Tours, que te sentiste llamado por Dios a vivir la caridad:

Por las pruebas más grandes que sufriste por el Señor,

te pido de todo corazón que combatas la miseria de mi casa,

que la caridad de tu alma me siga por dondequiera que vaya,

y me consigas la bendición del Señor en todos mis negocios.

¡Oh! San Martín Caballero, del Señor fiel Misionero, líbrame de todo mal,

para que nunca me falte salud, trabajo y sustento.

Oh Dios, que conoces que por nuestras fuerzas no podemos subsistir,

haz que, por la intercesión de tu confesor y pontífice san Martín,

seamos fortalecidos contra todos los males que nos rodean.

Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén.

«Orad por los difuntos, por las almas del purgatorio» / Por P. Carlos García Malo