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lunes, 8 de diciembre de 2025

Papa León XIV en el Ángelus, 8-12-2025: «Maravilloso es el «sí» de la Madre del Señor; también puede serlo el nuestro, renovado con fidelidad, gratitud, humildad, oración y en las obras concretas de amor»

* «San Agustín dice que ‘Creyó María, y se hizo realidad en ella lo que creyó’ (Sermón 215, 4). El don de la plenitud de gracia, en la joven de Nazaret, pudo dar fruto porque ella, en su libertad, lo acogió abrazando el proyecto de Dios. El Señor siempre actúa así: nos concede grandes dones, pero nos deja libres para aceptarlos o no. Por eso Agustín añade: ‘Creamos también nosotros para que pueda sernos igualmente provechoso lo hecho realidad [en ella]’ (ibíd.)»  

   

Vídeo completo de la transmisión en directo de Vatican News traducido al español con las palabras del Papa en el Ángelus

* «El milagro que para María sucedió en su concepción, para nosotros se renovó en el Bautismo: lavados del pecado original, hemos sido hechos hijos de Dios, morada suya y templo del Espíritu Santo. Y como María pudo acoger en sí misma a Jesús y darlo a los hombres por una gracia especial, así «el Bautismo permite a Cristo vivir en nosotros y a nosotros vivir unidos a Él» 

8 de diciembre de 2025.- (Camino Católico En la Solemnidad de la Inmaculada Concepción, las decenas de miles de fieles, en la plaza de San Pedro, volvieron a escuchar un mensaje del Papa León XIV que resuena con fuerza en un mundo sediento de sentido: María, concebida sin pecado, es el primer destello de la salvación ofrecida por Dios a la humanidad: «Maravilloso es el «sí» de la Madre del Señor, pero también puede serlo el nuestro, renovado cada día con fidelidad, gratitud, humildad y perseverancia en la oración y en las obras concretas de amor, desde los gestos más extraordinarios hasta las tareas diarias y los servicios más cotidianos, para que Jesús sea conocido, recibido y amado en todas partes, y su salvación llegue a todos».

El Papa en su alocución previa al rezo mariano ha recordado que la Virgen fue «inmune enteramente de la mancha del pecado original», según la definición proclamada por el beato Pío IX en 1854. Pero más allá del aspecto doctrinal, la celebración subraya el significado vital y profundamente humano del dogma: María recibió un corazón totalmente puro para acoger el mayor de los milagros, la llegada de Cristo como luz para un mundo herido. En el vídeo de Vatican News se visualiza y escucha la meditación del Santo Padre traducida al español, cuyo texto completo es el siguiente: 

SOLEMNIDAD DE LA INMACULADA CONCEPCIÓN DE LA BIENAVENTURADA VIRGEN MARÍA

PAPA LEÓN XIV

ÁNGELUS

Plaza de San Pedro

Lunes, 8 de diciembre de 2025

Queridos hermanos y hermanas, ¡feliz fiesta!

Hoy celebramos la solemnidad de la Inmaculada Concepción de la Santísima Virgen María. Expresamos nuestra alegría porque el Padre Celestial la quiso «íntegramente inmune de la mancha del pecado original» (cf. Beato Pío IX, Const. ap. Ineffabilis Deus, 8 diciembre 1854), llena de inocencia y santidad para poder confiarle, para nuestra salvación, «a su Hijo único […] amado como a sí mismo» (ibíd.).

El Señor concedió a María la gracia extraordinaria de un corazón totalmente puro, en vista de un milagro aún mayor: la venida al mundo, como hombre, de Cristo Salvador (cf. Lc 1,31-33). La Virgen lo supo, con el asombro propio de los humildes, por el saludo del ángel: «¡Alégrate!, llena de gracia, el Señor está contigo» (v. 28) y con fe respondió su «sí»: «Yo soy la servidora del Señor, que se cumpla en mí lo que has dicho» (v. 38).

Comentando estas palabras, san Agustín dice que «Creyó María, y se hizo realidad en ella lo que creyó» (Sermón 215, 4). El don de la plenitud de gracia, en la joven de Nazaret, pudo dar fruto porque ella, en su libertad, lo acogió abrazando el proyecto de Dios. El Señor siempre actúa así: nos concede grandes dones, pero nos deja libres para aceptarlos o no. Por eso Agustín añade: «Creamos también nosotros para que pueda sernos igualmente provechoso lo hecho realidad [en ella]» (ibíd.). Así, esta fiesta, que nos hace regocijarnos por la belleza inmaculada de la Madre de Dios, nos invita a creer como ella creyó, dando nuestro generoso consentimiento a la misión a la que el Señor nos llama.

El milagro que para María sucedió en su concepción, para nosotros se renovó en el Bautismo: lavados del pecado original, hemos sido hechos hijos de Dios, morada suya y templo del Espíritu Santo. Y como María pudo acoger en sí misma a Jesús y darlo a los hombres por una gracia especial, así «el Bautismo permite a Cristo vivir en nosotros y a nosotros vivir unidos a Él, para colaborar en la Iglesia, cada uno según la propia condición, en la transformación del mundo» (Francisco, Catequesis, 11 abril 2018).

Queridos hermanos, grande es el don de la Inmaculada Concepción, pero también lo es el don del Bautismo que hemos recibido. Maravilloso es el «sí» de la Madre del Señor, pero también puede serlo el nuestro, renovado cada día con fidelidad, gratitud, humildad y perseverancia en la oración y en las obras concretas de amor, desde los gestos más extraordinarios hasta las tareas diarias y los servicios más cotidianos, para que Jesús sea conocido, recibido y amado en todas partes, y su salvación llegue a todos.

Pedimos esto hoy al Padre, por intercesión de la Inmaculada, mientras rezamos juntos con las palabras en las que ella misma, primera de todos, creyó.

Oración del Ángelus:  

Angelus Dómini nuntiávit Mariæ.

Et concépit de Spíritu Sancto.

Ave Maria…


Ecce ancílla Dómini.

Fiat mihi secúndum verbum tuum.

Ave Maria…


Et Verbum caro factum est.

Et habitávit in nobis.

Ave Maria…


Ora pro nobis, sancta Dei génetrix.

Ut digni efficiámur promissiónibus Christi.


Orémus.

Grátiam tuam, quǽsumus, Dómine,

méntibus nostris infunde;

ut qui, Ángelo nuntiánte, Christi Fílii tui incarnatiónem cognóvimus, per passiónem eius et crucem, ad resurrectiónis glóriam perducámur. Per eúndem Christum Dóminum nostrum.


Amen.


Gloria Patri… (ter)

Requiem aeternam…


Benedictio Apostolica seu Papalis


Dominus vobiscum.Et cum spiritu tuo.

Sit nomen Benedicat vos omnipotens Deus,

Pa ter, et Fi lius, et Spiritus Sanctus.


Amen.



Después de la oración mariana del Ángelus el Papa ha dicho:


Queridos hermanos y hermanas.


Saludo con afecto a todos ustedes, romanos y peregrinos de Italia y de otras partes del mundo, en particular a los fieles de Molina de Segura, en España, a la Asociación cultural «Firenze in Armonia» y a los «Ragazzi dell’Immacolata». Bendigo de buen grado al grupo de Rocca di Papa y la antorcha con la que encenderán la Estrella de Navidad en la Fortaleza de esa hermosa ciudad.


Dirijo un saludo especial a los miembros de la Acción Católica Italiana, que hoy celebran en las comunidades parroquiales la Jornada de la Adhesión. Les deseo a todos una fructífera actividad formativa y apostólica, para ser testigos creíbles del Evangelio.


A ustedes, queridos romanos y peregrinos, les doy cita esta tarde en la Plaza de España, donde me dirigiré para el tradicional homenaje a la Virgen Inmaculada. A su intercesión confiamos nuestra constante oración por la paz.


Les deseo a todos una feliz fiesta a la luz de nuestra Madre celestial. Hasta pronto.


Papa León XIV


Fotos: Vatican Media, 8-12-2025

Homilía del P. David Cueto y lecturas de la Misa de hoy, lunes, la Inmaculada Concepción de la Virgen María, 8-12-2025

8 de diciembre de 2025.- (Camino Católico) Homilía del P. David Cueto y lecturas de la Misa de hoy, lunes de la 2ª semana de Adviento, la Inmaculada Concepción de la Virgen María, emitida por 13 TV desde la Basílica del Santuario de Covadonga.

Santa Misa de hoy, lunes, la Inmaculada Concepción de la Virgen María, en la Basílica del Santuario de Covadonga, 8-12-2025

8 de diciembre de 2025.- (Camino Católico) Celebración de la Santa Misa de hoy, lunes de la 2ª semana de Adviento, la Inmaculada Concepción de la Virgen María, presidida por el P. David Cueto, emitida por 13 TV desde la Basílica del Santuario de Covadonga.

Misterios Gozosos del Santo Rosario, desde el Santuario de Lourdes, 8-12-2025

8 de diciembre de 2025.- (Camino Católico).- Rezo de los Misterios Gozosos del Santo Rosario, correspondientes a hoy, lunes, desde la Gruta de Massabielle, en el Santuario de Lourdes, en el que se intercede por el mundo entero. 

Palabra de Vida 8/12/2025: «Alégrate, llena de gracia, el Señor está contigo» / Por P. Jesús Higueras

Camino Católico.- Espacio «Palabra de Vida» de 13 TV del 8 de diciembre de 2025, lunes de la 2ª semana de Adviento, solemnidad de la Inmaculada Concepción de la Virgen María, presentado por el padre Jesús Higueras en el que comenta el evangelio del día.

Evangelio: San Lucas 1, 26-38:

En aquel tiempo, el ángel Gabriel fue enviado por Dios a una ciudad de Galilea llamada Nazaret, a una virgen desposada con un hombre llamado José, de la casa de David; el nombre de la virgen era María.

El ángel, entrando en su presencia, dijo:

«Alégrate, llena de gracia, el Señor está contigo».

Ella se turbó grandemente ante estas palabras y se preguntaba qué saludo era aquél. El ángel le dijo:

«No temas, María, porque has encontrado gracia ante Dios. Concebirás en tu vientre y darás a luz un hijo, y le pondrás por nombre Jesús. Será grande, se llamará Hijo del Altísimo, el Señor Dios le dará el trono de David, su padre, reinará sobre la casa de Jacob para siempre, y su reino no tendrá fin».

Y María dijo al ángel:

«¿Cómo será eso, pues no conozco a varón?».

El ángel le contestó:

«El Espíritu Santo vendrá sobre ti, y la fuerza del Altísimo te cubrirá con su sombra; por eso el Santo que va a nacer se llamará Hijo de Dios. También tu pariente Isabel ha concebido un hijo en su vejez, y ya está de seis meses la que llamaban estéril, “porque para Dios nada hay imposible».

María contestó:

«He aquí la esclava del Señor; hágase en mí según tu palabra».

Y el ángel se retiró.

Homilía del evangelio: La Inmaculada Concepción de María es abogada de gracia y ejemplo de santidad / Por Cardenal Raniero Cantalamessa, OFM Cap.

* «La liturgia habla de María Inmaculada como de un ‘modelo de santidad’. La imagen es justa, a condición de que superemos las analogías humanas. La Virgen no es como las modelos humanas que posan, inmóviles, para dejarse pintar por el artista. Ella es un modelo que obra con nosotros y dentro de nosotros, que nos lleva la mano al representar las líneas del modelo por excelencia, suyo y nuestro, que es Jesucristo, para hacernos ‘conformes a su imagen’ (Rm 8, 29). Es de hecho ‘abogada de gracia’ antes aún que modelo de santidad. La devoción a María, cuando es iluminada y eclesial, en verdad no desvía a los creyentes del único Mediador, sino que les lleva hacia Él. Quien ha tenido la experiencia auténtica de la presencia de María en la propia vida sabe que ésta se determina por entero en una experiencia de Evangelio y en un conocimiento más profundo de Cristo. Ella está idealmente ante todo el pueblo cristiano repitiendo siempre lo que dijo en Caná: ‘Haced lo que Él os diga’»

Elegidos para ser santos e inmaculados  

Solemnidad de la Inmaculada Concepción de la Virgen María

Génesis 3, 9-15.20  /  Salmo 97  /  Efesios 1, 3-6.11-12  / San Lucas 1, 26-38

Cardenal Raniero Cantalamessa, OFM Cap. / Camino Católico.-  Para que la solemnidad de la Inmaculada Concepción no se quede en mera celebración de los «privilegios» de María, sino que nos toque y nos implique profundamente, debemos comprenderla a la luz de las palabras de Pablo en la segunda lectura: «Dios Padre nos ha elegido en Jesucristo antes de la creación del mundo para ser santos e inmaculados en su presencia, en el amor». Todos, por lo tanto, estamos llamados a ser santos e inmaculados; es nuestro verdadero destino; es el proyecto de Dios sobre nosotros. Poco más adelante, en la misma Carta a los Efesios, Pablo contempla este plan de Dios refiriéndolo no ya a los hombres singularmente considerados, cada uno por su cuenta, sino a la Iglesia Universal esposa de Cristo: «Cristo amó a la Iglesia y se entregó a sí mismo por ella, para santificarla, purificarla mediante el bautismo y la palabra, y presentársela resplandeciente a sí mismo, sin que tenga mancha ni arruga ni cosa parecida, sino que sea santa e inmaculada» (Ef 5, 25-27).

Una humanidad de santos e inmaculados: he aquí el gran proyecto de Dios al crear la Iglesia. Una humanidad que pueda, por fin, comparecer ante Él, que ya no tenga que huir de su presencia, con el rostro lleno de vergüenza como Adán y Eva tras el pecado. Una humanidad, sobre todo, que Él pueda amar y estrechar en comunión consigo, mediante Su Hijo, en el Espíritu Santo.

¿Que representa, en este proyecto universal de Dios, la Inmaculada Concepción de María que celebramos? La liturgia responde a esta pregunta en el prefacio de la Misa del día, cuando dirigiéndose a Dios canta: En Ella has señalado el «comienzo de la Iglesia, esposa de Cristo, llena de juventud y de limpia hermosura... Entre todos los hombres es abogada de gracia y ejemplo de santidad». He aquí, entonces, lo que celebramos en esta solemnidad en María: el inicio de la Iglesia, la primera realización del proyecto de Dios, en la que existe como la promesa y la garantía de que todo el plan irá hacia su cumplimiento: «¡Nada es imposible para Dios!». María es la prueba de ello. En Ella brilla ya todo el esplendor futuro de la Iglesia, como en una gota de rocío, en una mañana serena, se refleja la bóveda azul del cielo. También y sobre todo por esto María es llamada «madre de la Iglesia».

María no se presenta, en cambio, sólo como aquella que está detrás de nosotros, al comienzo de la Iglesia, sino también como quien está ante nosotros «como modelo de santidad para el pueblo de Dios». Nosotros no hemos nacido inmaculados como, por singular privilegio de Dios, nació Ella; es más, el mal anida en nosotros en todas las fibras y en todas las formas. Estamos llenos de «arrugas» que hay que estirar y de «manchas» que hay que lavar. Es en esta labor de purificación y de recuperación de la imagen de Dios en la que María está ante nosotros como poderosa llamada.

La liturgia habla de Ella como de un «modelo de santidad». La imagen es justa, a condición de que superemos las analogías humanas. La Virgen no es como las modelos humanas que posan, inmóviles, para dejarse pintar por el artista. Ella es un modelo que obra con nosotros y dentro de nosotros, que nos lleva la mano al representar las líneas del modelo por excelencia, suyo y nuestro, que es Jesucristo, para hacernos «conformes a su imagen» (Rm 8, 29). Es de hecho «abogada de gracia» antes aún que modelo de santidad. La devoción a María, cuando es iluminada y eclesial, en verdad no desvía a los creyentes del único Mediador, sino que les lleva hacia Él. Quien ha tenido la experiencia auténtica de la presencia de María en la propia vida sabe que ésta se determina por entero en una experiencia de Evangelio y en un conocimiento más profundo de Cristo. Ella está idealmente ante todo el pueblo cristiano repitiendo siempre lo que dijo en Caná: «Haced lo que Él os diga». 

Cardenal Raniero Cantalamessa, OFM Cap.

 

Evangelio

En aquel tiempo, el ángel Gabriel fue enviado por Dios a una ciudad de Galilea llamada Nazaret, a una virgen desposada con un hombre llamado José, de la casa de David; el nombre de la virgen era María.

El ángel, entrando en su presencia, dijo:

«Alégrate, llena de gracia, el Señor está contigo».

Ella se turbó grandemente ante estas palabras y se preguntaba qué saludo era aquel.

El ángel le dijo:

«No temas, María, porque has encontrado gracia ante Dios. Concebirás en tu vientre y darás a luz un hijo, y le pondrás por nombre Jesús. Será grande, se llamará Hijo del Altísimo, el Señor Dios le dará el trono de David, su padre; reinará sobre la casa de Jacob para siempre, y su reino no tendrá fin».

Y María dijo al ángel:

«¿Cómo será eso, pues no conozco varón?».

El ángel le contestó:

«El Espíritu Santo vendrá sobre ti, y la fuerza del Altísimo te cubrirá con su sombra; por eso el Santo que va a nacer será llamado Hijo de Dios. También tu pariente Isabel ha concebido un hijo en su vejez, y ya está de seis meses la que llamaban estéril, “porque para Dios nada hay imposible”».

María contestó:

«He aquí la esclava del Señor; hágase en mí según tu palabra».

Y el ángel se retiró.

San Lucas 1, 26-38

Homilía del evangelio: Dios cumple su designio eterno por mediación de la Inmaculada Concepción de María cuya descendencia aplastará la cabeza de la serpiente, liberando así de su poder a la humanidad / Por P. José María Prats

* «Por generaciones, la figura de María Inmaculada ha sido una fuente poderosísima de inspiración para muchas mujeres que la han tomado como modelo de vida, repitiendo con Ella las palabras que hemos escuchado en el Evangelio: ‘He aquí la esclava del Señor; hágase en mí según tu palabra’. Consagradas así a Dios por María, se constituyeron también en fuentes puras y cristalinas que engendraron familias santas, llenas de luz y de gracia, donde la oscuridad del pecado no pudo penetrar»

Inmaculada Concepción de la Virgen María


Génesis 3, 9-15.20 / Salmo 97  /  Efesios 1, 3-6.11-12 / San Lucas 1 ,26-38

P. José María Prats / Camino Católico.-   La solemnidad de la Inmaculada Concepción de María que estamos celebrando en el corazón del Adviento constituye un compendio de la historia de la salvación que reviviremos a lo largo del año litúrgico que acabamos de iniciar.

La segunda lectura nos presenta el designio eterno de Dios: «Él nos eligió en la persona de Cristo, antes de crear el mundo, para que fuésemos santos e irreprochables ante él por el amor». Pero este designio, como narra la primera lectura, quedó ensombrecido por el pecado de nuestros primeros padres, que dejó a la humanidad sometida al poder de las fuerzas del mal.

Dios, sin embargo, anuncia inmediatamente que su designio eterno se cumplirá por mediación de una mujer cuya descendencia aplastará la cabeza de la serpiente, liberando así de su poder a la humanidad. Esta mujer es María, la Nueva Eva, y su descendencia es Jesucristo, el Nuevo Adán, y su Iglesia.

En María, por tanto, se inicia la victoria sobre el poder del mal. El dogma de la Inmaculada Concepción afirma que Ella, por una especial gracia de Dios, fue redimida anticipadamente por el sacrificio de Cristo, permaneciendo ajena al pecado desde el mismo instante de su concepción. Su nacimiento supone la aparición, en un mundo oscurecido y deformado por el poder del pecado, de una fuente pura y cristalina de la que nacerá una humanidad nueva y victoriosa.

Por generaciones, la figura de María Inmaculada ha sido una fuente poderosísima de inspiración para muchas mujeres que la han tomado como modelo de vida, repitiendo con Ella las palabras que hemos escuchado en el Evangelio: «He aquí la esclava del Señor; hágase en mí según tu palabra». Consagradas así a Dios por María, se constituyeron también en fuentes puras y cristalinas que engendraron familias santas, llenas de luz y de gracia, donde la oscuridad del pecado no pudo penetrar.

De hecho, nuestro país ha sido especialmente sensible a lo largo de su historia a este misterio tan poderoso de la Inmaculada Concepción que la Iglesia no definiría solemnemente como dogma hasta el año 1854. Desde el siglo VII los reinos cristianos de la Península celebraban su fiesta, y muy pronto los reyes hicieron suyo el fervor popular. En el XI Concilio de Toledo el rey Wamba recibía ya el título de “Defensor de la Purísima Concepción de María”. Fernando III el Santo y Jaime I el Conquistador fueron fieles devotos de la Inmaculada y portaron su estandarte en sus campañas militares. Felipe II, en 1604, hizo obligatorio el juramento de defender el concepto de la Inmaculada Concepción en las universidades y en otros estamentos civiles y militares del reino. Más tarde, en 1760, a instancias de Carlos III y de sus Cortes, el papa Clemente XIII confirmó este patronazgo de María en todos los dominios de España. 

Pidámosle hoy a María Inmaculada, nuestra patrona, que renueve en nosotros este espíritu que a lo largo de los siglos ha mantenido encendida en nuestras familias e instituciones la llama de la fe, la pureza y la santidad.

P. José María Prats

Evangelio: 


En aquel tiempo, el ángel Gabriel fue enviado por Dios a una ciudad de Galilea llamada Nazaret, a una virgen desposada con un hombre llamado José, de la casa de David; el nombre de la virgen era María.


El ángel, entrando en su presencia, dijo:


«Alégrate, llena de gracia, el Señor está contigo».


Ella se turbó grandemente ante estas palabras y se preguntaba qué saludo era aquel.


El ángel le dijo:


«No temas, María, porque has encontrado gracia ante Dios. Concebirás en tu vientre y darás a luz un hijo, y le pondrás por nombre Jesús. Será grande, se llamará Hijo del Altísimo, el Señor Dios le dará el trono de David, su padre; reinará sobre la casa de Jacob para siempre, y su reino no tendrá fin».


Y María dijo al ángel:


«¿Cómo será eso, pues no conozco varón?».


El ángel le contestó:


«El Espíritu Santo vendrá sobre ti, y la fuerza del Altísimo te cubrirá con su sombra; por eso el Santo que va a nacer será llamado Hijo de Dios. También tu pariente Isabel ha concebido un hijo en su vejez, y ya está de seis meses la que llamaban estéril, “porque para Dios nada hay imposible”».


María contestó:


«He aquí la esclava del Señor; hágase en mí según tu palabra».


Y el ángel se retiró.

San Lucas 1, 26-38

Que María Inmaculada nos enseñe a decir “sí” con confianza, a rechazar todo pecado y a caminar cada día con la certeza de que la gracia divina puede hacer nuevas todas las cosas / Por P. Carlos García Malo