“Escuché una voz que me habló en mi corazón diciendo: “Yo soy tu Dios. Permanece en la ciudad. Yo te cuidaré”. Dios ha sido mi fuerza cada día. Este Dios que escuché, a quien creía distante, lo descubrí cercano. Él no sólo me conocía, sino que le importaba lo que yo estaba viviendo. ¡Incluso más aún!, Él me mostraba soluciones. Una gran paz me habitó a partir de ese momento. Todo el peso que cargaba sobre mí cayó al suelo. No voy a decir que de inmediato los amé a todos, pero sí que les perdoné”

No hay comentarios:
Publicar un comentario