“Niños y niñas que lo han visto y hecho todo, a los que nada sorprende e interesa, porque todo lo tienen a un clic y al instante, antes de desearlo. Desde los dos años, dejados a sí mismos navegando en sus cunas, sus delicados deditos encontraron imágenes dañinas… Con cuatro años, bailaron el festival de fin de curso moviendo la cadera y enseñando el ombligo como Jazmín de la Disneylandia… Con seis años celebró el Halloween vestida de Monster High y el Carnaval vestida de sensual enfermera. Niños atraídos por el feísmo y erotizados por pantallas sin otros filtros que los de su irresistible perfil Instagram”

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