* «Mi esposa y yo nos metimos a un grupo de la Iglesia para matrimonios. Yo la verdad iba a la fuerza; ni siquiera tenía ganas de hablar con la gente de ahí. Un líder me empezó a hablar de las cosas que el Señor quería de mí, ¡y yo terco con que no! Yo quería seguir creciendo en mis negocios de cervezas artesanales, poner otros restaurantes, cosas que dejaran dinero. En un año solté todo lo que había logrado en torno a la fabricación de cervezas artesanales, el último negocio lo dejé en julio del año pasado. Y ahí empecé a ver qué cosas hacer en materia de evangelización»
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