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Bienvenido a Escuchar y a Dar

Este blog, no pretende ser un diario de sus autores. Deseamos que sea algo vivo y comunitario. Queremos mostrar cómo Dios alimenta y hace crecer su Reino en todo el mundo.

Aquí encontrarás textos de todo tipo de sensibilidades y movimientos de la Iglesia Católica. Tampoco estamos cerrados a compartir la creencia en el Dios único Creador de forma ecuménica. Más que debatir y polemizar queremos Escuchar la voluntad de Dios y Dar a los demás, sabiendo que todos formamos un sólo cuerpo.

La evangelización debe estar centrada en impulsar a las personas a tener una experiencia real del Amor de Dios. Por eso pedimos a cualquiera que visite esta página haga propuestas de textos, testimonios, actos, webs, blogs... Mientras todo esté hecho en el respeto del Amor del Evangelio y la comunión que siempre suscita el Espíritu Santo, todo será públicado. Podéís usar los comentarios pero para aparecer como texto central enviad vuestras propuestas al correo electrónico:

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Página web de Escuchar la Voz del Señor

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lunes, 4 de octubre de 2021

Alberto Rodríguez Cillero, 28 años: «Estudié filosofía, leí un texto del Papa san Pío X sobre el sacerdocio, salí al balcón y mirando a las estrellas sentí la llamada de Dios y soy cura»

 


* «Todos somos indignos de ser sacerdotes, es gracia de Dios y regalo suyo. Yo ahora mismo me veo como al joven Apóstol San Juan, que acompañó al Maestro con otros once, todavía ingenuo, quizás sin comprender del todo las Palabras de infinita sabiduría que salían de los labios de Cristo, pero, y esto es lo importante, y en lo que me fijo especialmente: le fue siempre fiel, hasta el pie de la Cruz. Así quiero vivir yo mi sacerdocio, acompañando a aquel que me llamó hasta el mismo pie de la cruz. ¿Qué me pide Dios? Ser santo. No pide más… y no pide menos. Ahora bien, cada uno con nuestro camino de santidad. En el fondo no es posible dar una respuesta cerrada, pues es algo que ha de ir descubriéndose a lo largo de toda la vida. Pero sí tengo una cosa clara, e insisto mucho en ello: Dios me pide serle fiel, amarle a él y al prójimo, y entregar mi vida, como la entregó él por mí. Y esto se hace de muchas maneras: igual dejando de dormir unas horas por la noche para escuchar a una persona que está rota, entregando el tiempo que haga falta para preparar bien una boda o un bautizo con toda la ilusión del mundo, aprendiendo, en el fondo, a sufrir con el que sufre, llorar con el que llora y reír con el que ríe. Al menos eso es lo que creo yo que el Señor pide de mí como sacerdote»

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