Verónica López durante el embarazo de su hija Sofía,
junto a su esposo y su hijo de 14 años / Foto: Cortesía de Verónica López
* «Solamente Dios. Ha sido muy bueno conmigo y, a pesar de todas las dificultades, estuvo en todo momento. Siempre supe que Dios tenía una misión especial para mí. Durante el tiempo de la quimioterapia, cuando ya me habían desahuciado, recuerdo que tenía mucho frío y le pedí a Dios que me sanara, porque yo tenía muchas ganas de hacer mi Primera Comunión. Yo le decía que me sanara porque quería hacer mi primera comunión y que no quería ver a mis papás llorar tanto y que no quería morirme todavía. Y me lo concedió. Entonces, decidí no abortar y nació mi hijo y ha sido mi motor en la vida. Después viene el darnos otra oportunidad con el padre de mi hijo y nuestro matrimonio, que era el sueño de mi vida: poder casarme por la Iglesia»
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