* Publicamos la intervención integra del Papa ante los miembros de la Pontificia Academia para la Vida el sábado 26 de febrero
4 de marzo de 2011.- En una sociedad caracterizada a menudo por “el eclipse del sentido de la vida”, el Papa Benedicto XVI ha afirmado una vez más que “el aborto no resuelve nada”, sino que crea gravísimos problemas a todas las personas implicadas. El Pontífice recibió el pasado sábado en audiencia a los participantes a la XVII Asamblea General de la Academia Pontificia para la Vida (PAV), subrayando el “engaño” al que se induce “la conciencia de muchas mujeres que piensan encontrar en el aborto la solución a las dificultades familiares, económicas, sociales, o a problemas de salud de sus hijos”.
“Especialmente en esta última situación, la mujer es convencida, a menudo por los mismos médicos, de que el aborto representa no sólo una elección moralmente lícita, sino que además es un acto 'terapéutico' necesario para evitar el sufrimiento del niño y de su familia y una carga 'injusta' para la sociedad”, afirmó.
“Sobre un trasfondo cultural caracterizado por el eclipse del sentido de la vida, en el que se ha atenuado la percepción común de la gravedad moral del aborto y de otras formas de atentar contra la vida humana, se exige a los médicos una especial fortaleza para continuar afirmando que el aborto no resuelve nada, pero que mata al niño, destruye a la mujer y ciega la conciencia del padre del niño, arruinando a menudo, la vida familiar”. Este deber, subrayó, no afecta sólo “a la profesión médica o a los profesionales sanitarios”.
Este es el texto integro de la intervención de Benedicto XVI al que acompaña un vídeo-resumen de su intervención. Ver vídeo y leer más...
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viernes, 4 de marzo de 2011
viernes, 9 de octubre de 2009
Sharon Stone, actriz: "Aborto es un trauma que no se puede superar"
9 de octubre de 2009.- Sharon Stone ha confesado haber sufrido en el pasado un doble aborto que aún no ha podido superar. También se ha referido a sus desafortunadas declaraciones sobre el terremoto ocurrido en China en mayo de 2008, las cuales estuvieron motivadas por el profundo dolor de "una madre loca". Leer más...
martes, 26 de agosto de 2008
Matrimonios felices sin anticonceptivos
La unión con el plan natural de Dios incluso en las relaciones conyugales, no supone un impedimento para la maduración matrimonial sino que impulsa un
camino de felicidad al impulsar una vida llena de amor oblativo. Vídeo de 8 minutos....Ver el vídeo....
camino de felicidad al impulsar una vida llena de amor oblativo. Vídeo de 8 minutos....Ver el vídeo....
miércoles, 16 de julio de 2008
La castidad NO ES no tener sexo / Autora: Rosario Alfaro Martínez
(Almas) Es la primera vez que deseo escribir un artículo en mi calidad de Directora de ALMAS A.C., y lo hago por la siguiente razón, escribo este artículo principalmente a las personas que están inscritas en el club de castidad APRENDIENDO A AMAR, del cual yo también soy miembro, y en segundo lugar para todos lo que leen nuestra página y están interesados como nosotros en vivir la castidad en su vida. Y la razón que me mueve ha hacer esto, es que veo que muchos confunden la castidad con el hecho de tener o no tener relaciones sexuales, como si casto fuera aquella persona que NO tiene ningún contacto genital. Y esto NO ES ASÍ.
Me explicaré mejor.
• La castidad NO es virginidad: Una persona puede ser muy virgen, jamás haber tenido relaciones sexuales con alguien, ni siquiera algún tipo de contacto físico, y eso no la hace casta. Por que la castidad es ordenar el afecto, ordenar el amor. Si el motivo por el cual no tienes relaciones sexuales, es por miedo, por el que dirán ó por escrúpulo, eso no es castidad eso es REPRESIÓN. Y la represión nos convierte en personas cerradas y sobre todo solitarias, lo cual dijo Dios que no era bueno (Ver: Génesis 2, 18). La castidad es amar a los otros, es aprender a relacionarse con los demás de una forma sana y de acuerdo al estado de vida, si eres soltero, casado, viudo o lo que seas. Para que nos quede más claro: ser virgen y ser casto no es lo mismo, tomemos como ejemplo a las personas casadas, evidentemente todos los casados ya no son vírgenes, pero una persona casada puede ser casta, cuando tiene relaciones sexuales sólo con su cónyuge porque lo está amando como merece ser amado. Los esposos pueden ser CASTOS, es más deben de ser castos, esto quiere decir que respetan la fidelidad conyugal y sobre todo son castos en el ejercicio de su vida conyugal cuando tienen relaciones sexuales que expresan amor. En cambio una persona que nunca ha tenido relaciones sexuales, pero que ve pornografía, que cuenta chistes en doble sentido, que se la pasa criticando a los demás, no es casta. Hay personas a las cuales les encantan seguir las reglas, y cuando escuchan no fornicarás creen que eso se refiere sólo a la penetración, entonces creen que se pueden hacer todo tipo de juegos sexuales en un noviazgo siempre y cuando no haya penetración y si conservan “la virginidad” se sienten castos. Bueno para empezar ser virgen porque no se ha roto el himen, no es virginidad; la virginidad es algo del corazón, no de una membrana, puede haber más impureza en los juegos sexuales que en “una relación sexual como Dios manda” (Por decirlo de alguna manera). Conservar el himen o no penetrar a una mujer no te hace casto.
• La castidad NO es ser moral: Una persona puede tener un comportamiento ético irreprochable, en cuanto a las normas socialmente aprobadas de la sexualidad y no ser casta, la castidad no es una cuestión de matemáticas, no es sumar o restar comportamientos, ni siquiera hacer actos virtuosos solamente, porque aunque la castidad es una virtud, no es solamente una virtud, también es un don, y es un modo de vivir; mejor dicho es un modo de amar, y uno puede comportarse “muy bien”, no hacer actos malos o pecaminosos, pero si no amas y si no esta puesto tu corazón en amar al otro, eso no es castidad. Por ejemplo: Los fariseos, eran personas que tenían un excelente comportamiento, sin embargo Jesús fue muy duro con ellos, porque su comportamiento era algo vacío, no había amor en lo que hacían; y sin embargo con otras personas como la adultera, la samaritana y sobre todo con la mujer que lavo sus pies con su cabello y un buen perfume, fue compasivo, incluso a esta mujer le dice: “Tus pecados te son perdonados porque has amado mucho”. Es el amor y no el NO TENER sexo lo que nos salva. Alguien podría ser muy “bueno y puro”, pero si sus actos son practicados por la soberbia, por la vanidad, para que todo el mundo vea lo bueno y piadoso que es, eso no lo hace casto, en la castidad no hay egoísmo; hay amor.
• La castidad NO es un don que nos va a bajar del cielo como por un milagro. Aunque ciertamente la castidad es un don, y es algo que necesitamos pedir a Dios constantemente, no es algo que se nos va a dar como por una varita mágica, no es algo que debamos esperar que baje del cielo. La castidad es algo que necesitamos trabajar. Algo así como lo que decía San Agustín: “El Dios que te creo sin ti no puede salvarte sin ti”. La Castidad es un don y una virtud que necesita que tú pongas tu voluntad para que se instale en tu vida. Es practicar a través de tus afectos, de tu mirada, de tus palabras y de tus actos, el amor. Solamente cuando amas eres casto, y mientras más te ames a ti mismo, más ames a los demás y más ames a Dios, más casto serás. Es decir aunque es un don que uno pide, necesitas practicarlo como la virtud que es, trabajando con ella. Si sólo la pides y estás en la capilla horas esperando que baje del cielo, esta un poco difícil que ocurra, la forma en que va a ocurrir es si la prácticas, si te relacionas con amor con los demás.
Si la castidad no es ser virgen, no es sólo una virtud, no es sólo un don. ¿Entonces que es?
• La castidad ES AMAR, con todo tu corazón, con toda tu alma, con toda tu mente y con todas tus fuerzas. Por lo tanto no tiene que ver solamente con tu vida sexual, sino sobre todo con tu vida afectiva, con tus relaciones, con la manera en que te relacionas contigo mismo, con los demás, con Dios.
• La castidad ES AMARTE A TI MISMO, es aceptarte como eres, aceptar que eres hombre o mujer, es aceptar tu cuerpo como esta formado, alto, bajo, gordo, flaco; es que aceptes tus partes intimas y los cambios biológicos que corresponden a tu sexo: erección, eyaculación, menstruación, ovulación, respectivamente. Es saberte varón o mujer, aceptarte como eres y amarte a ti mismo.
• La castidad ES AMAR A LOS DEMÁS, es mantener relaciones sanas y afectuosas con nuestro prójimo. Es tener amistades, tener un trato de amor con nuestra familia, con nuestro cónyuge, con nuestros hijos, con las personas que trabajamos, es amar a nuestro novio o a nuestra novia, con alegría con entusiasmo, con pasión, por que no, el Eros nos dice el Papa Benedicto, es algo que se necesita en las relaciones humanas, bueno y querido por Dios. El chiste es que siempre nuestras manifestaciones afectivas correspondan a dos cosas: al grado de amor que tenemos por esa persona y dos, que es tal vez la más importante, a que nuestro amor llegue a ser una bendición para la otra persona y lo lleve y acerque más a Dios. Justificar el hecho de tener relaciones sexuales fuera del matrimonio por “amor” es no haber entendido que amar es llevar a la otra persona a Dios. Si tus manifestaciones de afecto llevan a Dios, entonces estas amando como Dios manda.
• La castidad ES AMAR A DIOS CON TODO EL CORAZÓN, para amar realmente con todas las de la ley, hay que vivir el primer mandamiento, amar a Dios con todo el corazón, con toda el alma, con toda la mente y con todas las fuerzas. Sólo cuando se ama al Amor, cuando se ama a Dios, se puede realmente entender y vivir la castidad. Y sabes, el secreto para saber que ya eres casto, es porque ves El Rostro de Jesús en el rostro de cada una de las personas que esta frente a ti. Por eso la cita clave de nuestro club de castidad es: “Ámense los unos a los otros como Yo los he amado” Juan 13, 34. La castidad es poder amar a los demás con el mismo amor con el que los ama Jesús.
Sé que muchos pueden pensar que es difícil y que tal vez casto no sea nadie, yo misma me confieso pecadora y en muchas ocasiones no casta, no lo digo con orgullo, créeme que mientras lo escribo me siento sonrojada. Creo por lo tanto en lo que dice el catecismo de la Iglesia Católica: “La castidad tiene unas leyes de crecimiento; éste pasa por grados marcados por la imperfección y, muy a menudo, por el pecado”, que tal, nuestra santa madre la Iglesia, nos conoce muy bien, y sabe que muy a menudo no nos comportamos como nos deberíamos comportar, pero tenemos que recordar que la Iglesia como buena madre ha dejado también la forma de superarlo, acércate al sacramento de la reconciliación, a la eucaristía, a la oración, mientras más cerca de Dios estás más podrás amar. Eso es castidad, amar. El problema no es caer, sino no levantarse, no importa si no has sido casto mil veces, el problema es que te levantes mil una, si logras eso, ya no hay problema.
Por eso quiero invitarte a que dejes de preocuparte por el pecado, o por aquello inmoral que haces, si sientes que la lujuria te domina, quiero pedirte que no te preocupes por eso, que mejor te ocupes en poner tu corazón sobre el Amor, que te ocupes en amar. Que te preocupes y te ocupes en amarte a ti, en amar a los demás y sobre todo en amar y en dejarte amar por Dios, mientras más lo hagas te aseguro que todas las otras cosas pecaminosas o inmorales en las que caes por leves o graves que sean, cambiarán.
Por el pecado, te aseguro que Dios ya se preocupo y se ocupo, tanto que prefirió dar a Su Hijo, con tal de no perderte a ti, Jesús fue capaz de dejar el cielo para que tú pudieras ir a él, ahora lo único que hay que hacer es poner tu corazón sobre el corazón del Padre.
Creo que ahora se entiende un poco más el nombre de nuestro club de Castidad: APRENDIENDO A AMAR, porque la castidad es eso, es la virtud que nos ayuda a aprender a amar y amar es un proceso. Por eso es importante ser misericordiosos, sobre todo con nosotros mismos. Recordando que la misericordia no es ni rigidez ni laxitud, sino que es latir con el mismo corazón, en este caso, ser misericordiosos significa que nuestro corazón y el corazón de Dios latan al mismo ritmo, deja que tu corazón, aprenda a escuchar el corazón de Dios, y si tu corazón, puede latir al mismo ritmo que el corazón de Dios, entonces podrás aprender a sentir como Dios siente, a querer lo que Dios quiere y amar como Dios ama. Cuando esto ocurra serás casto, es más descubrirás porque el evangelio dice que los puros verán a Dios, lo descubrirás porque tú mismo lo verás.
Es el motivo de mi oración, que tú y yo podamos contemplar algún día Su Rostro cara a cara, mientras tanto, deseo con todo mi corazón que tú y yo, descubramos el rostro de Dios en los demás y que amando a los otros, y amándonos a nosotros mismos podamos cada día, corregir nuestros errores, perdonarnos por nuestros pecados y ser cada día más castos.
Ahora puedes ver por que decía que la castidad no es una cuestión de sexo o no sexo. La castidad es una cuestión de AMOR.
Me explicaré mejor.
• La castidad NO es virginidad: Una persona puede ser muy virgen, jamás haber tenido relaciones sexuales con alguien, ni siquiera algún tipo de contacto físico, y eso no la hace casta. Por que la castidad es ordenar el afecto, ordenar el amor. Si el motivo por el cual no tienes relaciones sexuales, es por miedo, por el que dirán ó por escrúpulo, eso no es castidad eso es REPRESIÓN. Y la represión nos convierte en personas cerradas y sobre todo solitarias, lo cual dijo Dios que no era bueno (Ver: Génesis 2, 18). La castidad es amar a los otros, es aprender a relacionarse con los demás de una forma sana y de acuerdo al estado de vida, si eres soltero, casado, viudo o lo que seas. Para que nos quede más claro: ser virgen y ser casto no es lo mismo, tomemos como ejemplo a las personas casadas, evidentemente todos los casados ya no son vírgenes, pero una persona casada puede ser casta, cuando tiene relaciones sexuales sólo con su cónyuge porque lo está amando como merece ser amado. Los esposos pueden ser CASTOS, es más deben de ser castos, esto quiere decir que respetan la fidelidad conyugal y sobre todo son castos en el ejercicio de su vida conyugal cuando tienen relaciones sexuales que expresan amor. En cambio una persona que nunca ha tenido relaciones sexuales, pero que ve pornografía, que cuenta chistes en doble sentido, que se la pasa criticando a los demás, no es casta. Hay personas a las cuales les encantan seguir las reglas, y cuando escuchan no fornicarás creen que eso se refiere sólo a la penetración, entonces creen que se pueden hacer todo tipo de juegos sexuales en un noviazgo siempre y cuando no haya penetración y si conservan “la virginidad” se sienten castos. Bueno para empezar ser virgen porque no se ha roto el himen, no es virginidad; la virginidad es algo del corazón, no de una membrana, puede haber más impureza en los juegos sexuales que en “una relación sexual como Dios manda” (Por decirlo de alguna manera). Conservar el himen o no penetrar a una mujer no te hace casto.
• La castidad NO es ser moral: Una persona puede tener un comportamiento ético irreprochable, en cuanto a las normas socialmente aprobadas de la sexualidad y no ser casta, la castidad no es una cuestión de matemáticas, no es sumar o restar comportamientos, ni siquiera hacer actos virtuosos solamente, porque aunque la castidad es una virtud, no es solamente una virtud, también es un don, y es un modo de vivir; mejor dicho es un modo de amar, y uno puede comportarse “muy bien”, no hacer actos malos o pecaminosos, pero si no amas y si no esta puesto tu corazón en amar al otro, eso no es castidad. Por ejemplo: Los fariseos, eran personas que tenían un excelente comportamiento, sin embargo Jesús fue muy duro con ellos, porque su comportamiento era algo vacío, no había amor en lo que hacían; y sin embargo con otras personas como la adultera, la samaritana y sobre todo con la mujer que lavo sus pies con su cabello y un buen perfume, fue compasivo, incluso a esta mujer le dice: “Tus pecados te son perdonados porque has amado mucho”. Es el amor y no el NO TENER sexo lo que nos salva. Alguien podría ser muy “bueno y puro”, pero si sus actos son practicados por la soberbia, por la vanidad, para que todo el mundo vea lo bueno y piadoso que es, eso no lo hace casto, en la castidad no hay egoísmo; hay amor.
• La castidad NO es un don que nos va a bajar del cielo como por un milagro. Aunque ciertamente la castidad es un don, y es algo que necesitamos pedir a Dios constantemente, no es algo que se nos va a dar como por una varita mágica, no es algo que debamos esperar que baje del cielo. La castidad es algo que necesitamos trabajar. Algo así como lo que decía San Agustín: “El Dios que te creo sin ti no puede salvarte sin ti”. La Castidad es un don y una virtud que necesita que tú pongas tu voluntad para que se instale en tu vida. Es practicar a través de tus afectos, de tu mirada, de tus palabras y de tus actos, el amor. Solamente cuando amas eres casto, y mientras más te ames a ti mismo, más ames a los demás y más ames a Dios, más casto serás. Es decir aunque es un don que uno pide, necesitas practicarlo como la virtud que es, trabajando con ella. Si sólo la pides y estás en la capilla horas esperando que baje del cielo, esta un poco difícil que ocurra, la forma en que va a ocurrir es si la prácticas, si te relacionas con amor con los demás.
Si la castidad no es ser virgen, no es sólo una virtud, no es sólo un don. ¿Entonces que es?
• La castidad ES AMAR, con todo tu corazón, con toda tu alma, con toda tu mente y con todas tus fuerzas. Por lo tanto no tiene que ver solamente con tu vida sexual, sino sobre todo con tu vida afectiva, con tus relaciones, con la manera en que te relacionas contigo mismo, con los demás, con Dios.
• La castidad ES AMARTE A TI MISMO, es aceptarte como eres, aceptar que eres hombre o mujer, es aceptar tu cuerpo como esta formado, alto, bajo, gordo, flaco; es que aceptes tus partes intimas y los cambios biológicos que corresponden a tu sexo: erección, eyaculación, menstruación, ovulación, respectivamente. Es saberte varón o mujer, aceptarte como eres y amarte a ti mismo.
• La castidad ES AMAR A LOS DEMÁS, es mantener relaciones sanas y afectuosas con nuestro prójimo. Es tener amistades, tener un trato de amor con nuestra familia, con nuestro cónyuge, con nuestros hijos, con las personas que trabajamos, es amar a nuestro novio o a nuestra novia, con alegría con entusiasmo, con pasión, por que no, el Eros nos dice el Papa Benedicto, es algo que se necesita en las relaciones humanas, bueno y querido por Dios. El chiste es que siempre nuestras manifestaciones afectivas correspondan a dos cosas: al grado de amor que tenemos por esa persona y dos, que es tal vez la más importante, a que nuestro amor llegue a ser una bendición para la otra persona y lo lleve y acerque más a Dios. Justificar el hecho de tener relaciones sexuales fuera del matrimonio por “amor” es no haber entendido que amar es llevar a la otra persona a Dios. Si tus manifestaciones de afecto llevan a Dios, entonces estas amando como Dios manda.
• La castidad ES AMAR A DIOS CON TODO EL CORAZÓN, para amar realmente con todas las de la ley, hay que vivir el primer mandamiento, amar a Dios con todo el corazón, con toda el alma, con toda la mente y con todas las fuerzas. Sólo cuando se ama al Amor, cuando se ama a Dios, se puede realmente entender y vivir la castidad. Y sabes, el secreto para saber que ya eres casto, es porque ves El Rostro de Jesús en el rostro de cada una de las personas que esta frente a ti. Por eso la cita clave de nuestro club de castidad es: “Ámense los unos a los otros como Yo los he amado” Juan 13, 34. La castidad es poder amar a los demás con el mismo amor con el que los ama Jesús.
Sé que muchos pueden pensar que es difícil y que tal vez casto no sea nadie, yo misma me confieso pecadora y en muchas ocasiones no casta, no lo digo con orgullo, créeme que mientras lo escribo me siento sonrojada. Creo por lo tanto en lo que dice el catecismo de la Iglesia Católica: “La castidad tiene unas leyes de crecimiento; éste pasa por grados marcados por la imperfección y, muy a menudo, por el pecado”, que tal, nuestra santa madre la Iglesia, nos conoce muy bien, y sabe que muy a menudo no nos comportamos como nos deberíamos comportar, pero tenemos que recordar que la Iglesia como buena madre ha dejado también la forma de superarlo, acércate al sacramento de la reconciliación, a la eucaristía, a la oración, mientras más cerca de Dios estás más podrás amar. Eso es castidad, amar. El problema no es caer, sino no levantarse, no importa si no has sido casto mil veces, el problema es que te levantes mil una, si logras eso, ya no hay problema.
Por eso quiero invitarte a que dejes de preocuparte por el pecado, o por aquello inmoral que haces, si sientes que la lujuria te domina, quiero pedirte que no te preocupes por eso, que mejor te ocupes en poner tu corazón sobre el Amor, que te ocupes en amar. Que te preocupes y te ocupes en amarte a ti, en amar a los demás y sobre todo en amar y en dejarte amar por Dios, mientras más lo hagas te aseguro que todas las otras cosas pecaminosas o inmorales en las que caes por leves o graves que sean, cambiarán.
Por el pecado, te aseguro que Dios ya se preocupo y se ocupo, tanto que prefirió dar a Su Hijo, con tal de no perderte a ti, Jesús fue capaz de dejar el cielo para que tú pudieras ir a él, ahora lo único que hay que hacer es poner tu corazón sobre el corazón del Padre.
Creo que ahora se entiende un poco más el nombre de nuestro club de Castidad: APRENDIENDO A AMAR, porque la castidad es eso, es la virtud que nos ayuda a aprender a amar y amar es un proceso. Por eso es importante ser misericordiosos, sobre todo con nosotros mismos. Recordando que la misericordia no es ni rigidez ni laxitud, sino que es latir con el mismo corazón, en este caso, ser misericordiosos significa que nuestro corazón y el corazón de Dios latan al mismo ritmo, deja que tu corazón, aprenda a escuchar el corazón de Dios, y si tu corazón, puede latir al mismo ritmo que el corazón de Dios, entonces podrás aprender a sentir como Dios siente, a querer lo que Dios quiere y amar como Dios ama. Cuando esto ocurra serás casto, es más descubrirás porque el evangelio dice que los puros verán a Dios, lo descubrirás porque tú mismo lo verás.
Es el motivo de mi oración, que tú y yo podamos contemplar algún día Su Rostro cara a cara, mientras tanto, deseo con todo mi corazón que tú y yo, descubramos el rostro de Dios en los demás y que amando a los otros, y amándonos a nosotros mismos podamos cada día, corregir nuestros errores, perdonarnos por nuestros pecados y ser cada día más castos.
Ahora puedes ver por que decía que la castidad no es una cuestión de sexo o no sexo. La castidad es una cuestión de AMOR.
viernes, 13 de junio de 2008
Eucaristía y pedagogía del amor contra la prostitución femenina / Autor: Mirko Testa
La experiencia de las Adoratrices, una congregación nacida en España en 1856
ROMA, (ZENIT.org).- La mayoría de las mujeres obligadas a prostituirse que recibe un apoyo personalizado e integral, a lo largo de un tiempo adecuado, logra cambiar de vida y recuperar la autonomía perdida.
Es la experiencia relatada por sor Aurelia Agredano, española, de las Adoratrices Esclavas del Santísimo Sacramento y de la Caridad, durante un congreso internacional dedicado a las religiosas que luchan contra la trata de seres humanos, celebrado en Roma hasta el 6 de junio.
Interviniendo el 4 de junio, sor Aurelia explicó los proyectos llevados adelante por su congregación, nacida en 1856 en Madrid para combatir el tráfico de mujeres para la explotación sexual, y que hoy cuenta con cerca de 1.300 religiosas en 22 países (en casi toda América Latina y también en Japón, Camboya y Vietnam).
La fundadora, santa María Micaela del Santísimo Sacramento, pertenecía a la aristocracia española, y era muy activa desde la juventud en el apostolado y en las obras caritativas. Un vez, visitando a los enfermos del Hospital de San Juan de Dios en Madrid, y prestando asistencia a las muchachas afectadas por enfermedades venéreas, conoció a una joven enferma "la chica del chal", que había caído víctima de la mala vida, convenciéndola para que regresara con su familia. Fue entonces cuando descubrió la realidad social de la prostitución y decidió fundar colegios para ayudar a estas chicas, víctimas de la miseria y la ignorancia.
Sor Aurelia Agredano, que ha vivido durante ocho años en estrecho contacto con esta realidad y con muchachas de diversos países caídas en la red de la trata, ha hablado a Zenit del proyecto "Esperanza", creado en 1999 en España. "Es un programa que pone en el centro a la mujer, con su realidad concreta y que exige una elección hecha en plena libertad", explica.
"Más precisamente -añade--, es un camino marcado por etapas caracterizadas por objetivos concretos y por diversas estructuras de acogida, donde la mujer es la auténtica protagonista y la destinataria de una atención individualizada e integral desde el punto de vista físico, psíquico, social y espiritual".
"De este modo -afirma la religiosa- desde la ‘vida cotidiana' en nuestras ‘Casas de familia', empezamos a recuperar la confianza perdida, empiezan a participar activamente, a recuperar una vida normal con el estudio, la búsqueda de un empleo, hasta llegar a la completa autonomía".
Por las tres casa de acogida españolas han pasado unas cincuenta mujeres, pero son cerca de 300 las que están en contacto. "Somos muy activas en la denuncia social -relata--, con acciones programadas a través de los medios de comunicación, revistas, video; animamos acciones de sensibilización para generar espacios comunes de reflexión crítica, pero sobre todo nos empeñamos en la formación".
"Nuestra fundadora veía en la formación el único medio de salvación o rescate para estas chicas -añade--. Por esto son importantes la promoción y la reinserción sociales, de otro modo se corre el riesgo de hacerlas caer de nuevo en el mismo círculo vicioso".
"El itinerario de liberación de las jóvenes dura cerca de dos años -dice sor Aurelia- y no es sencillo. Al principio hacemos sensibilización en las comisarías, en los centros para inmigrantes, en las embajadas". "En las casa de acogida, vivimos junto a ellas, tratando de crear un clima de familia, con todas las dificultades que se derivan de la diversidad de lengua y de las dinámicas psicológicas consecuencia de los sufrimientos que han padecido".
A menudo, sin embargo, no faltan amenazas y riesgos de chantaje por parte de la criminalidad que gestiona el tráfico. "Tratamos de ser muy prudentes -admite sor Aurelia- y ágiles para cambiar vivienda de un puesto a otro. En Bélgica, hemos tenido que cerrar una casa porque nos habían amenazado".
Al final del itinerario, las chicas pueden decidir si vuelven a su país o se quedan. "En este caso, damos la oportunidad de estudiar la lengua, formarse y buscar un trabajo", precisa la religiosa.
La financiación de los proyectos proviene en general de la misma congregación o de fundaciones relacionadas, alguna vez de subvenciones públicas y privadas.
"Nuestra misión -añade- se alimenta en la adoración continua de Jesús Eucaristía, en espíritu y verdad, y encaminada a liberar y promover a la mujer explotada por la prostitución o víctima de otras situaciones de esclavitud".
"Nosotras las Adoratrices queremos mirar al mundo a partir de la Eucaristía -dice sor Aurelia--; el Dios que adoramos en el Sacramento es el mismo que encontramos cada vez en las mujeres a las que somos enviadas".
"Como Adoratrices, afrontamos la realidad de la mujer víctima de la trata, desde una espiritualidad y una pedagogía concretas: la espiritualidad eucarística y la pedagogía del amor".
El secreto, dice, esta todo aquí: "Educar en libertad y con amor, ‘sin castigos ni durezas', como afirmaba nuestra fundadora. Respetar a las jóvenes. Creer en ellas. Hacer que cada joven se sienta importante y protagonista de su camino".
---------------------------------
Traducido del italiano por Nieves San Martín
ROMA, (ZENIT.org).- La mayoría de las mujeres obligadas a prostituirse que recibe un apoyo personalizado e integral, a lo largo de un tiempo adecuado, logra cambiar de vida y recuperar la autonomía perdida.
Es la experiencia relatada por sor Aurelia Agredano, española, de las Adoratrices Esclavas del Santísimo Sacramento y de la Caridad, durante un congreso internacional dedicado a las religiosas que luchan contra la trata de seres humanos, celebrado en Roma hasta el 6 de junio.
Interviniendo el 4 de junio, sor Aurelia explicó los proyectos llevados adelante por su congregación, nacida en 1856 en Madrid para combatir el tráfico de mujeres para la explotación sexual, y que hoy cuenta con cerca de 1.300 religiosas en 22 países (en casi toda América Latina y también en Japón, Camboya y Vietnam).
La fundadora, santa María Micaela del Santísimo Sacramento, pertenecía a la aristocracia española, y era muy activa desde la juventud en el apostolado y en las obras caritativas. Un vez, visitando a los enfermos del Hospital de San Juan de Dios en Madrid, y prestando asistencia a las muchachas afectadas por enfermedades venéreas, conoció a una joven enferma "la chica del chal", que había caído víctima de la mala vida, convenciéndola para que regresara con su familia. Fue entonces cuando descubrió la realidad social de la prostitución y decidió fundar colegios para ayudar a estas chicas, víctimas de la miseria y la ignorancia.
Sor Aurelia Agredano, que ha vivido durante ocho años en estrecho contacto con esta realidad y con muchachas de diversos países caídas en la red de la trata, ha hablado a Zenit del proyecto "Esperanza", creado en 1999 en España. "Es un programa que pone en el centro a la mujer, con su realidad concreta y que exige una elección hecha en plena libertad", explica.
"Más precisamente -añade--, es un camino marcado por etapas caracterizadas por objetivos concretos y por diversas estructuras de acogida, donde la mujer es la auténtica protagonista y la destinataria de una atención individualizada e integral desde el punto de vista físico, psíquico, social y espiritual".
"De este modo -afirma la religiosa- desde la ‘vida cotidiana' en nuestras ‘Casas de familia', empezamos a recuperar la confianza perdida, empiezan a participar activamente, a recuperar una vida normal con el estudio, la búsqueda de un empleo, hasta llegar a la completa autonomía".
Por las tres casa de acogida españolas han pasado unas cincuenta mujeres, pero son cerca de 300 las que están en contacto. "Somos muy activas en la denuncia social -relata--, con acciones programadas a través de los medios de comunicación, revistas, video; animamos acciones de sensibilización para generar espacios comunes de reflexión crítica, pero sobre todo nos empeñamos en la formación".
"Nuestra fundadora veía en la formación el único medio de salvación o rescate para estas chicas -añade--. Por esto son importantes la promoción y la reinserción sociales, de otro modo se corre el riesgo de hacerlas caer de nuevo en el mismo círculo vicioso".
"El itinerario de liberación de las jóvenes dura cerca de dos años -dice sor Aurelia- y no es sencillo. Al principio hacemos sensibilización en las comisarías, en los centros para inmigrantes, en las embajadas". "En las casa de acogida, vivimos junto a ellas, tratando de crear un clima de familia, con todas las dificultades que se derivan de la diversidad de lengua y de las dinámicas psicológicas consecuencia de los sufrimientos que han padecido".
A menudo, sin embargo, no faltan amenazas y riesgos de chantaje por parte de la criminalidad que gestiona el tráfico. "Tratamos de ser muy prudentes -admite sor Aurelia- y ágiles para cambiar vivienda de un puesto a otro. En Bélgica, hemos tenido que cerrar una casa porque nos habían amenazado".
Al final del itinerario, las chicas pueden decidir si vuelven a su país o se quedan. "En este caso, damos la oportunidad de estudiar la lengua, formarse y buscar un trabajo", precisa la religiosa.
La financiación de los proyectos proviene en general de la misma congregación o de fundaciones relacionadas, alguna vez de subvenciones públicas y privadas.
"Nuestra misión -añade- se alimenta en la adoración continua de Jesús Eucaristía, en espíritu y verdad, y encaminada a liberar y promover a la mujer explotada por la prostitución o víctima de otras situaciones de esclavitud".
"Nosotras las Adoratrices queremos mirar al mundo a partir de la Eucaristía -dice sor Aurelia--; el Dios que adoramos en el Sacramento es el mismo que encontramos cada vez en las mujeres a las que somos enviadas".
"Como Adoratrices, afrontamos la realidad de la mujer víctima de la trata, desde una espiritualidad y una pedagogía concretas: la espiritualidad eucarística y la pedagogía del amor".
El secreto, dice, esta todo aquí: "Educar en libertad y con amor, ‘sin castigos ni durezas', como afirmaba nuestra fundadora. Respetar a las jóvenes. Creer en ellas. Hacer que cada joven se sienta importante y protagonista de su camino".
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Traducido del italiano por Nieves San Martín
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