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viernes, 13 de junio de 2008

¿Puede existir una bioética válida para toda la humanidad? / Autora: Inmaculada Álvarez

Los derechos humanos necesitan un fundamento superior, según el presidente de los médicos católicos

ROMA, (ZENIT.org) ¿Es posible establecer unos principios universales, aceptados por gran parte de la humanidad, que rijan la actividad científica y médica? Es el reto que plantea el presidente de la Federación Internacional de Asociaciones Médicas Católicas (FIAMC), el doctor José María Simón Castellví.

En un artículo enviado a Zenit, el presidente de la FIAMC afirma que "la inspiración que empuja a la ciencia, las metas que se prefija, los medios que escoge, etc. están fuera de la propia ciencia", y que por tanto es necesario establecer unos principios bioéticos universales para evitar que la ciencia se convierta en un instrumento de destrucción.


"A veces nos encontramos a casos límite en los que una argumentación seductora puede conducir a decisiones inmorales por parte de los científicos, a quienes a pesar de su buena voluntad, les falta reflexión ética", afirma Simón Castellví, quien compara la situación actual con la de los experimentos científicos aberrantes realizados bajo el régimen nacional-socialista. "Los fines para los alemanes era plausible: una mayor felicidad para el pueblo alemán, donde se insinúa una ideología que corrompe muchas decisiones, tanto políticas como científicas, porque se reduce al fin que justifica los medios. Dame un buen fin y justificaré cualquier medio, aunque en una primera lectura este medio sea reconocido como claramente criminal".

La negación de las creencias tradicionales ha venido acompañada, no de ausencia de religiosidad, explica el presidente de la FIAMC, sino por una serie de creencias "míticas", como la de la sociedad del bienestar, o la máxima felicidad, o la eliminación del dolor.

"Todos estos fines son aparentemente buenos, pero muchas veces vienen minados por la perversa ideología del fin que justifica los medios. Hoy, esta ideología abominable pervive gracias a formas más sofisticadas: bendiciendo la eutanasia, promoviendo la esterilización obligatoria en ciertos países, imponiendo el aborto selectivo en los fetos femeninos, etc."

"Nunca se puede hacer un mal para llegar al bien. Y tampoco se puede hacer un mal menor para llegar al bien. Llegado el caso, se puede tolerar un mal menor, pero nunca cometerlo", afirma.

Dios es necesario

Según el doctor Simón Castellví, muchos "han hecho un esfuerzo para dar un código de bioética válido para toda la humanidad", y la expresión más importante de la búsqueda de unos principios universales es la codificación de los Derechos Humanos en 1948.

Sin embargo, aunque se trata de "un texto bien redactado y útil como referencia para que las diversas culturas colaboren entre ellas", sin embargo si no se admite un principio anterior que los sustente, se reducen a un texto legal interpretable desde cualquier punto de vista.

"Los Derechos Humanos no se crearon ex novo, sino que responden a una tradición secular que se adentra en la profundidad de los tiempos", en la ley natural. "La ley natural moral existe: es la capacidad de la razón humana de conocer y adherirse a la verdad. Para mí, ningún profesional toca con la mano como un médico la existencia de esta ley".

La cuestión, explica el presidente de la FIAMC, es si esta ley natural "existe por casualidad, por caos o por la voluntad de ciertos dioses caprichosos como los de los antiguos griegos, o quizás por la voluntad de Dios".

Sin embargo, la libertad del hombre y el problema del mal hacen que "no baste dejar la conducta humana sólo en manos de las bellas palabras, las declaraciones o la conciencia. Hace falta una justicia humana. Es muy ingenuo pensar que la sola protección bioética sea suficiente para que los seres humanos actúen correctamente".

"A mi juicio, y al de millones de personas, no sólo debemos buscar el bien de los hombres, sino que debemos dejar espacio a Dios. No diré nada de Dios. Sólo lo cito, como hace el astrofísico Stephen Hawking en su libro 'Brevísima historia del tiempo'".

"Si el hombre abdica de creer en un solo Dios justo y bueno, adorará ídolos, que en nuestra época racional no serán de piedra, sino un ideal mistificado, el ego, la propia inteligencia, etc.", añade.

"Si solamente nos preocupamos de que las consecuencias sean suficientemente buenas para justificar un acto, si no se admite que existen valores anclados en la naturaleza humana y en la existencia de Dios (sin renunciar a la razón y con una fe purificada del fanatismo) demasiado fácilmente caeremos en algo que termina siempre con sangre", advierte.

lunes, 14 de abril de 2008

El aborto no es una cuestión solamente de los católicos: Moratoria mundial del aborto

Organismos internacionales promueven el «terrorismo con rostro humano»

Denuncia el catedrático monseñor Michel Schooyans

VALENCIA, (ZENIT.org).- El «derecho al aborto», la eutanasia o la esterilización de mujeres en países pobres que presentan la ONU y otros organismos internacionales fueron calificados por el filósofo y sacerdote de la Diócesis de Bruselas, Michel Schooyans, como «terrorismo suave con rostro humano porque fuerzan la voluntad, imponen decisiones a las naciones que no llegan a ser discutidas».

Las declaraciones tuvieron lugar el miércoles pasado durante una intervención en la Universidad Católica de Valencia.

Según informa la agencia
Veritas, el catedrático emérito de Filosofía y Sociología de la Universidad de Lovaina impartió un ciclo formativo el miércoles y jueves pasados, 9 y 10 de abril, acompañado en la primera sesión por el arzobispo de Valencia, cardenal Agustín García-Gasco.

El teólogo afirmó que «estas instituciones internacionales tienen cada vez más poder para definir lo que es justo e injusto e imponer nuevas definiciones a los estados particulares, incluso con chantaje» y criticó una «nueva concepción de los derechos humanos», según la cual «ya no se trata de reconocer la igual dignidad de todos los seres humanos» sino de «determinar cuál es la categoría de seres humanos que pueden ser admitidos a la vida y cuáles las categorías de seres humanos que pueden ser eliminados».

Según el sacerdote belga, esta nueva concepción está basada en el positivismo de Hans Kelsen, que defiende el Derecho como un fenómeno autónomo de consideraciones morales o ideológicas.

Schooyans señaló que en su país, Bélgica, «está legalizada la eutanasia» y allí existe un «debate que todavía no ha llegado a España en el que se crea una mentalidad en las personas mayores y ancianas de ser un peso inútil que supone un coste para la sociedad y sus familias». En este sentido, añadió que, en la actualidad, los pacientes están «cada vez más amenazados» puesto que los gobiernos reducen presupuestos sanitarios y «la oferta de cuidados médicos» para crear esa «mentalidad» de que los «viejos precisan desaparecer».

También destacó la conveniencia de «rematernizar a la mujer, porque es la que hace prevalecer relaciones de ternura sobre las de violencia. Hay que reactivar en el corazón de la mujer esta disposición a ser el rostro de Dios en la sociedad», dijo, así como «repaternizar al hombre y reactivar su llama paterna del hombre», dado que «es habitual presentar al hombre solo como un trabajador, un productor económico».

En otra ponencia, Schooyans defendió la familia y señaló: «Cuando veo los ataques dirigidos contra la familia a través de los denominados nuevos modelos de familia o los nuevos derechos es cuando veo que se puede tener miedo al futuro», puesto que «cuando se destruye la familia se destruye el lugar donde nace la solidaridad humana», añadió.

Schooyans subrayó que «la crisis de la familia de hoy es el resultado de una crisis en la razón humana, a causa de un uso deficitario de la razón basado en la influencia de la tendencia pecaminosa que hay en cada uno de nosotros» y se refirió a santo Tomás de Aquino para señalar que «el uso correcto de la razón es el fundamento de la solidaridad humana, puesto que somos capaces de diálogo, conciliación, confraternización y se realizan intentos de edificar el bien común».

lunes, 24 de marzo de 2008

Los discapacitados españoles, contra el aborto

El Comité Español de Representantes de Personas con Discapacidad (CERMI) han calificado de "discriminatorio" y "contra los derechos humanos" el supuesto que permite abortar en caso de malformación del feto, y señaló que "uno de los derechos de los discapacitados es el derecho a nacer". Roser Romero, miembro del comité ejecutivo del CERMI, dijo que ese supuesto de la ley del aborto "va contra los derechos de las personas". "Si no se debe discriminar a nadie, y el Gobierno actual ha hablado mucho de igualdad, ese supuesto sí discrimina".

Para la representante del CERMI, "muchas mujeres no abortan libremente, sino que se ven en una situación en la que no saben cómo van a salir adelante, a veces por desconocimiento", además de que "en ocasiones se fuerza sutilmente a abortar desde el entorno familiar o por parte de la clase médica".

En su opinión, "una parte del problema es que la discapacidad se sigue viendo como algo negativo". Romero señaló que "nadie la desea", pero que "se desconoce lo que es la discapacidad, y lo que puede llegar a hacer una persona cuando la sociedad se lo permite". "Es curioso que en plena era de la información, siga fallando el acceso a informaciones tan básicas como estas", señaló.

Roser Romero afirmó que tras un diagnóstico prenatal que detecta una anomalía, "el médico no puede saber el grado de afectación de la discapacidad ni cómo va evolucionar" cuando nazca. En su opinión, "en función del acogimiento que reciba esta persona y de los medios que se pongan a su alcance, puede avanzar más o menos, e incluso retroceder". "No es lo mismo nacer en una sociedad que apuesta por las personas o que deje el problema sólo en manos de los padres", dijo.
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Fuente: Fundación Vida