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martes, 15 de julio de 2025

Gordon Hayward, exjugador de la NBA y convertido al catolicismo, visita al Papa: «Dios es la única razón de haber llegado tan lejos; mi trabajo con mis hijos es asegurarme que sean los mejores seguidores de Cristo posibles»


El alero estrella de la NBA, Gordon Hayward, saludando al Papa León XIV

* «Es una bendición poder confesar los pecados y recibir el perdón de Jesús. Es mucho más que una simple y genérica petición de perdón. Elimina los pecados, nos da fuerza para ser más virtuosos y hace presente una sólida esperanza de vida eterna. Mi primera confesión fue algo inigualable, una ligereza de cuerpo y alma, como si pudieras flotar directo al Cielo. El pecado nos oprime, pero la gracia nos eleva. De eso se trata la Iglesia Católica: de transformar nuestras almas para que seamos miembros dignos del cuerpo de Cristo» 

Camino Católico.- A sus 34 años, Gordon Hayward lleva desde agosto de 2024 retirado de la NBA. Durante su estancia en la icónica liga de baloncesto, Hayward hizo historia como All-Star o llevando a su equipo, los Celtics, a “algo nunca visto” en décadas: antes de su victoria contra los Minnesota Timberwolves en 2018, el último en anotar 28 puntos para la agrupación de Boston fue Kevin MacHale, en 1990. En una reciente entrevista para Catholic Exchange tras visitar Roma por el Jubileo del deporte, Hayward expresa algunos detalles de su conversión al catolicismo en 2024 y asegura que “Dios es la única razón de haber llegado tan lejos”.

Recordando su entrada en el ámbito deportivo, rememora que la búsqueda de la virtud ya fue una pieza fundamental cuando era un joven luterano en la Universidad de Butler, de la que fue conocida su filosofía The Butler Way.

“Sus cinco aspectos -humildad, pasión, unidad, servicio y verdad- son maneras de que los jugadores puedan reconocer sus fortalezas y debilidades y, a partir de ellas, interactuar eficazmente entre sí. Casi cualquier entrenador enfatiza el trabajo en equipo, pero se necesita alguien especial para que los jugadores lo vivan. Ese verdadero espíritu de equipo es lo que hizo tan exitosos a nuestros equipos de Butler”, detalla el exjugador de la NBA.

El jugador retirado de la NBA, Gordon Hayward, se unió oficialmente a la Iglesia Católica en una ceremonia en Roma, Italia, el 1 de octubre de 2024. De izquierda a derecha: el seminarista Bill Waters, el padre Marcel Taillon, el arzobispo Timothy Broglio, Hayward, Maxwell Van Vliet y el seminarista Jakob Pohlman

La familia, su razón para rechazar las olimpiadas

Uno de los momentos álgidos de la carrera de Hayward fue al ser seleccionado para la NBA All-Star en 2017, un año después de rechazar la nominación para integrar el equipo olímpico.

“Decidí quedarme en casa”, relata. “Las dos razones principales fueron que mi esposa estaba esperando nuestro segundo hijo y quería esforzarme más que nunca para prepararme para la siguiente temporada. Esa intensa concentración dio sus frutos y fui nombrado All-Star durante la temporada 2016-17”.

Si el entrenamiento y la familia fueron sus dos motivos para frenar en un principio su carrera, la fe fue después uno de sus principales impulsores de la misma.

El "don de Dios", la razón por la que llegó tan lejos

Tanto es así que él mismo reconoce que “la única razón por la que pude llegar tan lejos en el baloncesto fue el don que Dios me dio: la altura y el talento”.

Para Hayward, fe y deporte siempre estuvieron conectados, especialmente desde su conversión, que concluyó en 2024 tras años acercándose a la Iglesia.

“Siempre he tenido cierta apreciación teológica por el deporte, pero convertirme al catolicismo la ha profundizado. Los católicos consideran que lo material puede transmitir bienes espirituales -como los sacramentos- y el deporte puede ser una extensión de eso”, comenta.

La fe también le ha ayudado a asimilar que el deporte no debe ser el objetivo principal en su vida y que “hay realidades mucho mayores que esperan a quienes aman al Señor y guardan sus mandamientos”.

Católico por convicción, no apariencia

Hayward, criado como luterano, preparaba su boda en 2014 con su esposa Robyn, católica, cuando empezó a plantearse la conversión. “Si me hacía católico, no quería hacerlo por apariencia, sino porque realmente creía lo que la Iglesia cree”, le dijo al párroco.

Aunque todavía no se había convertido, aceptó que su familia creciese como tal, empezó a ir a misa con su mujer y sus hijos y entablar conversaciones con su entrenador de los Celtics, Joe Mazzulla, sobre la fe católica.

Este último, católico ferviente, mariano y devoto del rosario, le presentó a su vez al sacerdote Marcel Taillon, que guio a Hayward en sus últimos pasos hacia la Iglesia, poniéndole también en contacto con el arzobispo Timothy Broglio.

El exjugador estrella de la NBA Gordon Hayward venera la tumba de San Sebastián en Roma ante la mirada del arzobispo Timothy Broglio y Maxwell Van Vliet, su padrino / Foto: Cortesía de la Arquidiócesis para los Servicios Militares de EE. UU

Confesión y gracia que eleva y transforma

De su recibimiento en la Iglesia recuerda especialmente su confesión, asombrado de “la bendición que es poder confesar los pecados y recibir el perdón de Jesús. Es mucho más que una simple y genérica petición de perdón. Elimina los pecados, nos da fuerza para ser más virtuosos y hace presente una sólida esperanza de vida eterna”.

Recuerda aquella primera confesión tras 34 años como “algo inigualable, una ligereza de cuerpo y alma, como si pudieras flotar directo al Cielo. El pecado nos oprime, pero la gracia nos eleva. De eso se trata la Iglesia Católica: de transformar nuestras almas para que seamos miembros dignos del cuerpo de Cristo”.

También la Eucaristía cobró para el exjugador de la NBA una importancia crucial al ser “la creencia central de la fe” que da sentido a todas las demás verdades, siendo para él “la razón por la que nos arrodillamos, por la que preparamos nuestras almas, por la que hemos construido magníficas iglesias a lo largo de los siglos y compuesto hermosos himnos como el Pange Lingua o por la que adoramos a Nuestro Señor en el Santísimo Sacramento”.

El "fiat" de María que nunca podrá explicarse del todo

Para Hayward, una consecuencia directa de su admiración por la Eucaristía es el que también siente por la Virgen y su “fiat” que hizo posible la Encarnación, algo “profundamente hermoso y sorprendente que nunca podrá explicarse por completo”.

También su devoción mariana ocupa un lugar primordial en su vida como católico, reza el rosario y espera hacerlo pronto diariamente.

Al igual que las oraciones de la misa, expresa, “estoy empezando a rezarlo en su conjunto. Sé que los católicos experimentados consideran los Padrenuestros, Avemarías y Glorias como música de fondo o como banda sonora para su meditación sobre los misterios Gozosos, Dolorosos, Gloriosos y Luminosos, pero aún estoy reflexionando sobre el significado de cada una de ellas”, admite el jugador retirado, confiado en que adquirirá el hábito de oración diaria tras leer libros como La verdadera devoción a María de San Luis de Montfort o Las glorias de María de San Alfonso.

El exjugador estrella de la NBA, Gordon Hayward, visita a seminaristas del Pontificio Colegio Norteamericano en una cancha de baloncesto en Roma / Foto: Arquidiócesis para los Servicios Militares, EE. UU.

La misión: una familia seguidora de Cristo

Recientemente Hayward visitó Roma con motivo del Jubileo del Deporte, donde pudo asistir a una misa celebrada por el Papa León, a quien conoció en persona, y tomó conciencia de lo que implica la fe en su vida.

“Durante años he tenido un respeto por la Iglesia, pero ahora se ha vuelto más profundo. Quiero ser el mejor esposo y padre posible. Ahora tenemos cinco hijos -cuatro ya nacidos y uno por nacer-, así que mi trabajo es asegurarme de que se conviertan en los mejores seguidores de Cristo posibles”, concluye.

Homilía del P. José Blanco y lecturas de la Misa de hoy, martes, San Buenaventura, 15-7-2025

15 de julio de 2025.- (Camino Católico) Homilía del P. José Blanco y lecturas de la Santa Misa de hoy, martes de la 15ª semana de Tiempo Ordinario, San Buenaventura, obispo y doctor de la Iglesia, emitida por 13 TV desde la Basílica de la Concepción de Madrid.

Santa Misa de hoy, martes, San Buenaventura, 15-7-2025

15 de julio de 2025.- (Camino Católico) Celebración de la Santa Misa de hoy, martes de la 15ª semana de Tiempo Ordinario, San Buenaventura, obispo y doctor de la Iglesia, presidida por el P. José Blanco, emitida por 13 TV desde la Basílica de la Concepción de Madrid.

Misterios Dolorosos del Santo Rosario desde el Santuario de Lourdes, 15-7-2025

15 de julio de 2025.- (Camino Católico).- Rezo de los Misterios Dolorosos del Santo Rosario, correspondientes a hoy, martes, desde la Gruta de Massabielle, en el Santuario de Lourdes, en el que se intercede por el mundo entero. 


Palabra de Vida 15/7/2025: «El día del juicio le será más llevadero a Tiro, a Sidón» / Por P. Jesús Higueras

Camino Católico.- Espacio «Palabra de Vida» de 13 TV del 15 de julio de 2025, martes de la 15ª semana de Tiempo Ordinario, presentado por el padre Jesús Higueras en el que comenta el evangelio del día.

Evangelio: San Mateo 11, 20-24:

En aquel tiempo, se puso Jesús a recriminar a las ciudades donde había hecho la mayor parte de sus milagros, porque no se habían convertido:

«¡Ay de ti, Corozaín, ay de ti, Betsaida! Si en Tiro y en Sidón se hubieran hecho los milagros que en vosotras, hace tiempo que se habrían convertido, cubiertas de sayal y ceniza.

Pues os digo que el día del juicio les será más llevadero a Tiro y a Sidón que a vosotras.

Y tú, Cafarnaún, ¿piensas escalar el cielo? Bajarás al abismo.

Porque si en Sodoma se hubieran hecho los milagros que en ti, habría durado hasta hoy.

Pues os digo que el día del juicio le será más llevadero a Sodoma que a ti».

Adoración Eucarística con el P. José Aurelio Martín en la Basílica de la Concepción de Madrid, 15-7-2025

15 de julio de 2025.- (Camino Católico) Adoración al Santísimo Sacramento con el P. José Aurelio Martín Jiménez, emitida por 13 TV desde la Basílica de la Concepción de Madrid.

La verdadera felicidad no se halla en lo efímero del mundo, sino en el alma que descansa en Dios / Por P. Carlos García Malo

 


lunes, 14 de julio de 2025

Homilía del P. Carlos Martínez y lecturas de la Misa de hoy, lunes, San Camilo de Lelis, 14-7-2025

4 de julio de 2025.- (Camino Católico) Homilía del P. Carlos Martínez Oliveras y lecturas de la Santa Misa de hoy, lunes de la 15ª semana de Tiempo Ordinario, San Camilo de Lelis, presbítero, emitida por 13 TV desde la Basílica de la Concepción de Madrid.

Santa Misa de hoy, lunes, San Camilo de Lelis, 14-7-2025

14 de julio de 2025.- (Camino Católico) Celebración de la Santa Misa de hoy, lunes de la 15ª semana de Tiempo Ordinario, San Camilo de Lelis, presbítero, presidida por el P. Carlos Martínez Oliveras, emitida por 13 TV desde la Basílica de la Concepción de Madrid.

Misterios Gozosos del Santo Rosario desde el Santuario de Lourdes, 14-7-2025

14 de julio de 2025.- (Camino Católico).- Rezo de los Misterios Gozosos del Santo Rosario, correspondientes a hoy, lunes, desde la Gruta de Massabielle, en el Santuario de Lourdes, en el que se intercede por el mundo entero. 

Palabra de Vida 14/7/2025: «No he venido a sembrar paz, sino espada» / Por P. Jesús Higueras

Camino Católico.- Espacio «Palabra de Vida» de 13 TV del 14 de julio de 2025, lunes de la 15ª semana de Tiempo Ordinario, presentado por el padre Jesús Higueras en el que comenta el evangelio del día.

Evangelio: San Mateo 10, 34-11, 1:

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus apóstoles:

«No penséis que he venido a la tierra a sembrar paz; no he venido a sembrar paz, sino espada. He venido a enemistar al hombre con su padre, a la hija con su madre, a la nuera con su suegra; los enemigos de cada uno serán los de su propia casa.

El que quiere a su padre o a su madre más que a mí no es digno de mí; el que quiere a su hijo o a su hija más que a mí no es digno de mí; y el que no carga con su cruz y me sigue, no es digno de mí. El que encuentre su vida la perderá, y el que pierda su vida por mí, la encontrará.

El que os recibe a vosotros, me recibe a mí, y el que me recibe, recibe al que me ha enviado; el que recibe a un profeta porque es profeta, tendrá recompensa de profeta; y el que recibe a un justo porque es justo, tendrá recompensa de justo.

El que dé a beber, aunque no sea más que un vaso de agua fresca, a uno de estos pequeños, sólo porque es mi discípulo, en verdad os digo que no perderá su recompensa».

Cuando Jesús acabó de dar instrucciones a sus doce discípulos, partió de allí para enseñar y predicar en sus ciudades.

Adoración Eucarística con el P. José Aurelio Martín en la Basílica de la Concepción de Madrid, 14-7-2025


14 de julio de 2025.- (Camino Católico) Adoración al Santísimo Sacramento con el P. José Aurelio Martín Jiménez, emitida por 13 TV desde la Basílica de la Concepción de Madrid.


«Nuestro auxilio es el nombre del Señor», invocar su nombre es abrir el corazón a su misericordia / Por P. Carlos García Malo

 


domingo, 13 de julio de 2025

Papa León XIV en homilía, 13-7-2025: «Sanados y amados por Cristo, nos convertimos también nosotros en signos de su amor y de su compasión en el mundo»

* «Cristo es manifestación de un Dios compasivo. Creer en Él y seguirlo como sus discípulos significa dejarse transformar para que también nosotros podamos tener sus mismos sentimientos; un corazón que se conmueve, una mirada que ve y no pasa de largo, dos manos que socorren y alivian las heridas, los hombros fuertes que se hacen cargo de quien tiene necesidad»

     

Vídeo de la transmisión en directo de Vatican News, traducido al español, con la homilía del Papa León XIV 

* «Ver sin pasar de largo, detener nuestras carreras ajetreadas, dejar que la vida del otro, sea quien sea, con sus necesidades y sufrimientos, me rompan el corazón. Esto nos hace prójimos los unos de los otros, genera una auténtica fraternidad, derriba muros y vallas. Y finalmente el amor se abre camino, volviéndose más fuerte que el mal y que la muerte. Queridos amigos, contemplemos a Cristo buen Samaritano y sigamos escuchando hoy su voz que nos dice a cada uno de nosotros: ‘Ve y haz tú lo mismo’» 

13 de julio de 2025.- (Camino Católico) “Sanados y amados por Cristo, nos convertimos también nosotros en signos de su amor y de su compasión en el mundo”. Con estas palabras, el Papa León XIV ha recordado esta mañana, durante su homilía pronunciada en la primera misa que celebra en la parroquia de San Tomás de Villanueva en Castel Gandolfo – que el relato de la parábola del buen samaritano sigue desafiándonos también hoy, interpela nuestra vida y sacude la tranquilidad de nuestras conciencias adormecidas o distraídas, invitándonos a dejarnos transformar por Cristo para poder servir a los otros con su misma misericordia. Y no solo, León XIV ha recordado que esta parábola además “nos provoca contra el riesgo de una fe acomodada”.


“A veces nos contentamos solamente con hacer nuestro deber o consideramos como nuestro prójimo sólo a quien es de nuestro círculo, a quien piensa como nosotros, a quien tiene la misma nacionalidad o religión; pero Jesús invierte la perspectiva presentándonos un samaritano, un extranjero y herético que se hace prójimo de aquel hombre herido. Y nos pide que hagamos lo mismo”, ha dicho el Pontífice. 



Al término de la celebración, el Papa ha obsequiado a la parroquia un cáliz de oro, que definió como “un instrumento de comunión”. Con este gesto simbólico, ha renovado su llamado a vivir en comunión y a promover una fraternidad que se traduzca en gestos concretos en la vida cotidiana. “El cáliz que ofrezco a esta iglesia quiere ser signo de unidad: nos recuerda que, en la Eucaristía, se forja la comunión que estamos llamados a vivir y a testimoniar”, afirma el Pontífice. En el vídeo de Vatican News se visualiza y escucha la homilía del Papa, cuyo texto íntegro es el siguiente:


SANTA MISA

HOMILÍA DEL SANTO PADRE LEÓN XIV

Parroquia Pontificia de San Tomás de Villanueva (Castel Gandolfo)
Domingo, 13 de julio de 2025

Hermanos y hermanas:

Comparto con ustedes la alegría de celebrar esta Eucaristía y deseo saludar a todos los presentes, a la comunidad parroquial, a los sacerdotes, al Obispo de la diócesis, a Su Eminencia, a las autoridades civiles y militares.

El Evangelio de este domingo, que hemos escuchado, es una de las más hermosas y sugestivas parábolas narradas por Jesús. Todos conocemos la parábola del buen samaritano (Lc 10,25-37).

Este relato sigue desafiándonos también hoy, interpela nuestra vida, sacude la tranquilidad de nuestras conciencias adormecidas o distraídas y nos provoca contra el riesgo de una fe acomodada, ordenada en la observancia exterior de la ley, pero incapaz de sentir y actuar con las mismas entrañas compasivas de Dios.

La compasión, en efecto, está en el centro de la parábola. Y si consideramos que en el relato evangélico esta compasión se describe por medio de las acciones del samaritano, lo primero que el pasaje subraya es la mirada. De hecho, frente a un hombre herido que está al borde del camino después de haber sido despojado por unos bandidos, del sacerdote y del levita se dice: «lo vio y siguió su camino» (v. 32); del samaritano, en cambio, el Evangelio afirma: «lo vio y se conmovió» (v. 33).

Queridos hermanos y hermanas, la mirada hace la diferencia, porque expresa lo que tenemos en el corazón: se puede ver y pasar de largo o bien ver y sentir compasión. Hay un modo de ver exterior, distraído y apresurado, un modo de mirar fingiendo que no se ve, es decir, sin dejarnos afectar ni interpelar por la situación; y hay un modo de ver, en cambio, con los ojos del corazón, con una mirada más profunda, con una empatía que nos hace entrar en la situación del otro, nos hace participar interiormente, nos toca, nos sacude, interroga nuestra vida y nuestra responsabilidad. 

La primera mirada de la que quiere hablarnos la parábola es de aquella que Dios ha tenido hacia nosotros, para que también nosotros aprendamos a tener sus mismos ojos, llenos de amor y compasión hacia los demás. El buen samaritano, en efecto, es sobre todo imagen de Jesús, el Hijo eterno que el Padre envió en la historia precisamente porque ha mirado a la humanidad sin pasar de largo; con ojos, con corazón, con entrañas de conmoción y compasión. Así como aquel hombre del Evangelio bajaba de Jerusalén a Jericó, la humanidad descendía a los abismos de la muerte y, aún hoy, a menudo debe lidiar con la oscuridad del mal, con el sufrimiento, con la pobreza y con la absurdidad de la muerte. Pero Dios nos ha mirado con compasión, Él mismo ha querido recorrer nuestro camino, descendió en medio de nosotros y, en Jesús, buen samaritano, ha venido a sanar nuestras heridas, derramando sobre nosotros el aceite de su amor y de su misericordia.

El Papa Francisco muchas veces nos ha recordado que Dios es misericordia y compasión, y ha afirmado que Jesús «es la compasión del Padre hacia nosotros» (Ángelus, 14 julio 2019). Él es el buen samaritano que vino a nuestro encuentro. Dice san Agustín que «el mismo Señor y Dios nuestro quiso llamarse nuestro prójimo, pues Jesucristo nuestro Señor se simbolizó en el que socorrió al hombre tendido en el camino, herido, semivivo y abandonado por los ladrones» (La Doctrina cristiana, I, 33).

Comprendemos, entonces, por qué la parábola nos desafía también a cada uno de nosotros, por el hecho de que Cristo es manifestación de un Dios compasivo. Creer en Él y seguirlo como sus discípulos significa dejarse transformar para que también nosotros podamos tener sus mismos sentimientos; un corazón que se conmueve, una mirada que ve y no pasa de largo, dos manos que socorren y alivian las heridas, los hombros fuertes que se hacen cargo de quien tiene necesidad. 

La primera lectura de hoy, haciéndonos escuchar las palabras de Moisés, nos dice que obedecer a los mandamientos del Señor y convertirse a Él no significa multiplicar actos exteriores, sino, al contrario, se trata de volver al propio corazón para descubrir que precisamente allí Dios ha escrito su ley del amor. Si en lo íntimo de nuestra vida descubrimos que Cristo, como buen samaritano, nos ama y se hace cargo de nosotros, también nosotros somos impulsados a amar del mismo modo y seremos compasivos como Él. Sanados y amados por Cristo, nos convertimos también nosotros en signos de su amor y de su compasión en el mundo.

Hermanos y hermanas, hoy se necesita esta revolución del amor. Hoy, ese camino que desciende de Jerusalén a Jericó —una ciudad que se encuentra bajo el nivel del mar— es el camino que recorren todos aquellos que se hunden en el mal, en el sufrimiento y en la pobreza; es el camino de tantas personas agobiadas por las dificultades o heridas por las circunstancias de la vida; es el camino de todos aquellos que “se derrumban” hasta perderse y tocar fondo; es el camino de tantos pueblos despojados, estafados y arrasados, víctimas de sistemas políticos opresivos, de una economía que los obliga a la pobreza, de la guerra que mata sus sueños y sus vidas.

¿Y qué hacemos nosotros? ¿Vemos y pasamos de largo, o nos dejamos traspasar el corazón como el samaritano? A veces nos contentamos solamente con hacer nuestro deber o consideramos como nuestro prójimo sólo a quien es de nuestro círculo, a quien piensa como nosotros, a quien tiene la misma nacionalidad o religión; pero Jesús invierte la perspectiva presentándonos un samaritano, un extranjero y herético que se hace prójimo de aquel hombre herido. Y nos pide que hagamos lo mismo.

El samaritano —escribía Benedicto XVI— «no se pregunta hasta dónde llega su obligación de solidaridad ni tampoco cuáles son los méritos necesarios para alcanzar la vida eterna. Ocurre algo muy diferente: se le rompe el corazón […]. Si la pregunta hubiera sido: “¿Es también el samaritano mi prójimo?”, dada la situación, la respuesta habría sido un “no” más bien rotundo. Pero Jesús da la vuelta a la pregunta: el samaritano, el forastero, se hace él mismo prójimo y me muestra que yo, en lo íntimo de mí mismo, debo aprender desde dentro a ser prójimo y que la respuesta se encuentra ya dentro de mí. Tengo que llegar a ser una persona que ama, una persona de corazón abierto que se conmueve ante la necesidad del otro» (Jesús de Nazaret, 237-238).

Ver sin pasar de largo, detener nuestras carreras ajetreadas, dejar que la vida del otro, sea quien sea, con sus necesidades y sufrimientos, me rompan el corazón. Esto nos hace prójimos los unos de los otros, genera una auténtica fraternidad, derriba muros y vallas. Y finalmente el amor se abre camino, volviéndose más fuerte que el mal y que la muerte.

Queridos amigos, contemplemos a Cristo buen Samaritano y sigamos escuchando hoy su voz que nos dice a cada uno de nosotros: «Ve y haz tú lo mismo» (v. 37).

Palabras del Santo Padre al final de la Santa Misa

En este momento, me gustaría entregar un pequeño obsequio al párroco de esta parroquia pontificia, recordando así nuestra celebración de hoy [aplausos]. La patena y el cáliz con los que celebramos la Eucaristía son instrumentos de comunión, y pueden ser una invitación para todos nosotros a vivir en comunión, a promover verdaderamente esta fraternidad, esta comunión que vivimos en Jesucristo».

PAPA LEÓN XIV






Fotos: Vatican Media, 13-7-2025