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sábado, 6 de junio de 2009

Manuel Jiménez de Parga, Jurista* : "Dios es para mí lo que da fundamento y sentido a mi existencia"
"Dios es el principio esencial del sistema de ideas y creencias con que me acerco a los hombres y a las cosas"
6 de junio de 2009.-Tiene uno de esos expedientes que quedan pobres si se los trata de comprimir en una ficha como las que acompañan a las entrevistas. Leyéndolo, cualquiera podría caer en el error de pensar que menudo tipo estirado (ha sido número uno de su promoción un montón de veces), pero la verdad es que don Manuel es un andaluz simpático tirando a guasón. Cuando se decida a publicar sus memorias, qué bien va a quedar el libro en las listas de los más vendidos.

(Gonzalo Altozano / Alba) -Usted, que como abogado ha asistido a tantos pleitos, ¿cómo se imagina el Juicio Final?
-Desde luego, no como un juicio oral de esos que se celebran todos los días en los tribunales de justicia.

-¿Por qué no?
-Porque es tal la distancia entre Dios y los hombres -a su lado somos tan pequeños, tan insignificantes- que no me veo debatiendo con Él si en vida hice el bien o hice el mal. No lo puedo imaginar como un juez ordinario.

-¿Qué imagen tiene de Él?
-La del Creador. Dios es para mí lo que da fundamento y sentido a mi existencia, el principio esencial del sistema de ideas y creencias con que me acerco a los hombres y a las cosas.

-¿Cuándo fue consciente de la idea de Dios Creador?
-Siendo estudiante de Bachillerato en los maristas de Granada, en las clases de Filosofía del hermano Pedro Lacunza. Aquel profesor nos insistió mucho en la idea de Dios Creador como aportación esencial del cristianismo a la cultura europea. Ese Dios Creador se convirtió para mí en imprescindible, sin Él no entiendo nada.

-¿Y con Él lo entiende todo?
-Si tuviéramos respuesta para todo, dejaríamos de ser hombres para convertirnos en dioses o en ángeles. Intentar entender las injusticias y desviaciones que se cometen cada día te lleva a una situación de duda para la que sólo encuentras amparo en la divina Providencia. Porque, además de Creador, Dios también es Providencia.

-Siempre habla con cariño de los maristas.
-Estudié doce años con ellos en el colegio de La Inmaculada, donde tuve a grandes profesores que dejaron en mí una huella, una orientación que me benefició mucho en todo lo que hice después. Soy un gran defensor de la enseñanza que se daba en los colegios religiosos de la época.

-¿A pesar de las acusaciones que hacen algunos?
-A pesar de las acusaciones; algunas de ellas injustas, por cierto. Es verdad que fuimos educados en una indudable cerrazón, en una estricta disciplina, pero doy fe de que el de los maristas de Granada era un colegio excelente.

-¿Echa en cara esa cerrazón?
-Ni siquiera. Era algo que respondía a los difíciles años de posguerra.

-¿Y la disciplina?
-Tampoco.Y le diré algo que va a sonar contrario al pensar generalizado, algo políticamente incorrecto, como se dice ahora.

-Diga, diga.
-Estoy muy agradecido por haberme formado en un ambiente de disciplina, en casa y en el colegio. Siempre he defendido la importancia de la disciplina, por eso me preocupa la dejadez en que se educan los jóvenes de hoy; dejadez que va a producir frutos malos.

-¿Le queda alguna devoción particular de sus años de estudiante?
-En mi formación primera se nos inculcó la devoción por la Virgen, que aún me queda, naturalmente.

-¿Reza?
-Todas las noches, con mi mujer, que es muy religiosa. Antes de retirarnos rezamos la oración de san Francisco de Asís, esa que empieza: “Señor, hazme instrumento de tu paz…”.

-Sin embargo, algunas declaraciones suyas han puesto discordia donde antes había paz… o eso dicen sus adversarios.
-Si defender la paz es callarse, entonces yo a eso digo que no. Ante actitudes que nos llevan a caminos peligrosos quiero que quede clara mi postura. Entre una paz más o menos momentánea y la defensa de los grandes valores y principios, me quedo con lo segundo.

-Dicen los británicos que hablar de Dios y de política es de mala educación. Pero usted es un señor muy educado.
-Hombre, muchas gracias. Pues le diré que cuando Isabel, mi secretaria, me dijo que querían entrevistarme para hablar de Dios, pensé : “Vaya asunto delicado”.

-¿Por qué se decidió?
-Porque hablar de Él de vez en cuando está bien, más cuando es con amigos.
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*Esta entrevista fue publicada en ALBA en noviembre de 2007.

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