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sábado, 27 de junio de 2009




Nueve de cada diez mujeres embarazadas en España sufren acoso laboral
EL EMBARAZO ES YA LA PRIMERA CAUSA DE DESPIDO DE MUJERES ENTRE 18 Y 25 AÑOS, SEGÚN LA FUNDACIÓN MADRINA
27 de junio de 2009.-A muchas se les «anima» a abortar para mantener su puesto de trabajo. Otras, al reincorporarse tras la baja maternal, ven cómo el acoso emocional se traduce en una completa anulación profesional. Ésta es la triste situación de las mujeres trabajadoras que quieren tener hijos en España. El embarazo es ya la primera causa de despido entre las mujeres de entre 18 y 25 años.

(Mar Velasco / Revista Misión) Antes callaban. Por miedo, quizá. Ahora empiezan a luchar por sus derechos como madres y como empleadas. Los casos de acoso emocional en el trabajo a la mujer embarazada son cada día más numerosos, y las mujeres que los sufren comienzan a denunciar, en público y en privado, en el juzgado y en los medios de comunicación.

El mobbing maternal en España se ceba con mujeres de clase media, de entre 25 y 30 años, con contrato temporal y que están embarazadas o son madres solteras con bebés a su cargo menores de un año. Y, en general, afecta a todas las madres y mujeres embarazadas que han pedido o van a solicitar su baja por maternidad; una baja que, al parecer, incomoda a las empresas. Según las leyes europeas, hay una normativa clara que impide despedir a una mujer desde que se queda embarazada hasta que acaba el permiso por maternidad.

Ésa es la teoría, pero, por desgracia, la práctica demuestra que muchas veces se arrincona a la mujer hasta anularla: «Estuve de baja dos meses por problemas en mi embarazo y ahora que me he reincorporado me encuentro con una nueva compañera que hace todo mi trabajo», cuenta Inma. «No tengo nada que hacer, salvo el trabajo sucio que es archivar y ordenar albaranes y facturas del año 2002 al 2007. Mis jefes me ignoran. Ya os podéis imaginar qué es ir a trabajar cada día. A veces llego a casa llorando...». El caso de Inma es muy parecido al de Blanca: «Ahora que me reincorporo, me encuentro con que no tengo ni una mesa donde trabajar, ni una silla donde sentarme. Nadie me ha insultado, ni me ha degradado directamente pero imaginaos cómo es, para mí, venir a la oficina...».

Despedirse… o abortar

La otra versión es la presión «a la japonesa»: los jefes imponen un horario descabellado hasta que la madre se ve obligada a escoger entre el trabajo o su hijo y termina por claudicar. Es el caso de Magda: «Yo fui madre hace cinco meses y hace uno me reincorporé con mi hora de lactancia», relata en un foro de Internet. «Teóricamente hago 7 horas, pero ahora mi jefe me obliga a hacer una hora de comida y durante esa hora debo atender llamadas y personal... Además, dos días a la semana me obliga a hacer un curso de idioma y me obliga a recuperar esas dos horas, por lo que dos días hago ¡9 horas! ¡Estoy hartísima! Voy a denunciar porque no puedo más…».

Muchas mujeres como Magda se atreven a denunciar. Algunas terminan dejando el trabajo por pura impotencia. Pero hay cada vez más casos de mujeres embarazadas a las que se «anima» a abortar desde la empresa y, lamentablemente, también aumenta el número de mujeres que, anuladas por la indefensión, abortan ante la amenaza de perder su trabajo.

«Todo el mundo sabe que existen muchos empresarios –y empresarias– que ven mal que una empleada se quede embarazada», afirma Javier Borrego, presidente de las asociación Universidad 2015 y coordinador de la «I Jornada sobre Mobbing Maternal» celebrada recientemente en Madrid y que ha congregado a psicólogos, expertos en Derecho Laboral, representantes de sindicatos y empresarios: «Muchos empresarios ven el embarazo, o el posible embarazo, como una amenaza para la empresa y premian a quienes no quieren o no pueden tener hijos, discriminando a las madres o a quienes pudieran serlo algún día», asegura.

«Muchas mujeres saben que si se quedan embarazadas sufrirán un acoso que puede derivar en su despido; sin embargo, todavía hay menos denuncias de las deseables. Pocos casos llegan a los sindicatos o a los tribunales, principalmente por miedo. Por eso es necesario informar a las mujeres de sus derechos y a los empresarios de los beneficios sociales que supone una trabajadora embarazada», sostiene.

Proteger la vida

Sandra Cuadrado Nicoli, doctora en Psicología y profesora de la Universidad de Comillas sostiene que «cualquier tipo de mobbing laboral se dispara frente a las personas percibidas como diferentes, amenazantes o envidiables» –explica Sandra Cuadrado– «y ¿qué podría simbolizar mejor estas características en una empresa sino una mujer gestante llena de vida trabajando a pleno rendimiento?». La doctora Cuadrado defiende con contundencia el derecho de la mujer y del niño a ser protegidos en todos los ámbitos durante esta etapa trascendental de su vida: «Los nueve meses de gestación de un ser humano corren a cargo directamente de su madre, en cuerpo y alma. Su salud física y emocional va a ser determinante en el nacimiento y el desarrollo del bebé. Los cambios psicofísicos que acompañan durante el embarazo hacen a las gestantes más vulnerables a los factores estresantes del entorno laboral y, por tanto, con una mayor necesidad de protección», concluye.

¿Soluciones?

El mobbing maternal se lleva a cabo en España en un 41% en PYMES, un 24% en la empresa pública, un 27% en grandes empresas y multinacionales y un 2% en empresas familiares. Así lo cifra un estudio de Fundación Madrina, que a su vez propone 37 medidas de conciliación y 80 medidas de igualdad, que apoyan a la mujer madre en su entorno laboral, social y personal. Éstas son algunas:

• Salario maternal y baja remunerada de hasta 2 años
• Repartir entre las familias con más dificultad al menos un 10% de los más de 1,5 millones de pisos en stock
• Que las empresas dediquen el 0,7% de su producción a apoyar con productos maternales y de infancia a las economías familiares más débiles. Para la Fundación Madrina, «la mujer madre trabajadora aporta intangibles tan valiosos a la empresa como responsabilidad, productividad, madurez, creatividad y fidelidad».

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