El sacerdote madrileño atiende una parroquia de 2.000 fieles y un hogar de niños discapacitados físicos y psíquicos
18 de junio de 2009.- Con motivo del V Centenario de la Bendición de la Iglesia San Sebastián Mártir del ayuntamiento madrileño de San Sebastián de los Reyes, la comunidad parroquial, con la colaboración municipal y de Cáritas Madrid, se ha embarcado en un Proyecto Misionero y Social en Bulawayo (Zimbawe), realizando un hermanamiento con un misionero madrileño que desarrolla su labor en esa ciudad necesitada. Se ha elegido la solicitud de ayuda económica para un hogar de niños discapacitados físicos y psíquicos y de un hospital Psiquiátrico, que presentó el misionero Ricardo Dávila.
(Raquel González de Córdova / Alba) -¿Cómo funciona ese hogar?
-El centro atiende niños discapacitados profundos, físicos y mentales. La capacidad del centro es de 80 niños, pero en este momento atiende sólo a 42, porque no tienen medios para alimentarlos.
-¿Cómo es un día normal en el hogar de Bulawayo?
-Por la mañana levantan a los niños. Hay un grupo de voluntarios de la parroquia que van para lavar y vestir a los niños. Normalmente, tienen diversas enfermedades: tuberculosis, anginas, cogen gripes muy fácilmente… por lo que hay un médico que va a verles todos los días. Tienen una hora de visitas de las familias antes de la comida y luego lo que surja cada día. No son niños con los que se pueda jugar, así que están ahí. Para las personas que no son un poco fuertes de espíritu aquello es muy duro.
-¿Cómo acepta la sociedad de ese país a personas con problemas físicos y mentales?
-La enfermedad mental y la enfermedad física, la discapacidad, es un tabú en África. Muchas familias quieren quitárselos de en medio. Es muy difícil que los vuelvan a aceptar y lo justifican diciendo que no tienen medios. Tienen muchos tabúes, miedo a los espíritus, creencias en cuestiones ancestrales…Y piensan que todo esto tienen mucha influencia en la discapacidad.
-Este tipo de centros en Zimbawe, ¿reciben alguna ayuda de la administración local, cómo se financian?
-Son instituciones que dependen del Gobierno, pero no los atiende en absoluto; por lo que la atención depende mucho de la ayuda que se les dé desde fuera. Por eso presenté el proyecto a Cáritas. Desde siempre me he sentido muy bien acogido, empezando por el cardenal que es el que me dirigió a Cáritas Diocesana, y me dijo “vosotros los sacerdotes de Madrid sois los primeros que debéis beneficiaros de la ayuda de Cáritas”. Y realmente estoy apabullado por el cariño e ilusión con que han apoyado el proyecto.
-Bulawayo es la ciudad donde resides y en la que se desarrolla este proyecto. Cuéntenos algo de ella.
-Es la segunda ciudad del país y está hacia el Suroeste; la capital es Harare, que está al Noreste del país. Bulawayo es más bien la parte de minoría étnica, que son la tribu Ndebele. Tiene una población de un millón y medio de habitantes. Era la ciudad industrial por excelencia del país, pero hoy día las industrias están hundidas. La mayoría de la gente preparada se ha marchado del país. Aquí hemos vivido en una situación de un Gobierno autocrático, de dictadura y opresión, en la que la oposición no tenía nada que hacer. En el año 2005 el partido de Robert Mugabe perdió las elecciones, pero el presidente no lo aceptó y ha seguido gobernando por su cuenta sin aceptar a la oposición. Últimamente los países de alrededor, por encargo de la ONU, han intentado que acepte la colaboración de la oposición, y después de muchas reuniones e intentos han hecho un Gobierno de coalición en el que las cosas no pueden funcionar.
-En Occidente el materialismo está a la orden del día. Por hacernos una idea, ¿qué se puede hacer con allí con 30 euros?
-Se pueden hacer maravillas. A un niño de estos del centro se le puede alimentar, a lo mejor, durante un mes.
-Háblenos de sus cristianos, de su parroquia de San Antonio ¿Cómo se organizan?
-A mí se me cae la baba cuando hablo de eso, porque tengo una parroquia que depende fundamentalmente de ellos, yo soy uno más trabajando a su lado. Hoy por ejemplo, aunque no estoy, sé que mis cristianos están en la parroquia. Dentro del Comité Parroquial hay pequeños comités que se encargan de diferentes aspectos: el financiero, el apostolado familiar, la salud, la caridad… ¿Y el cura qué hace? Animar todo eso.
-¿A cuántos feligreses atiende?
-Yo puedo tener 2.000 católicos que, además, están muy diseminados. Pero estoy contento, porque la parroquia está viva. El africano tiene un sentido de comunidad muy fuerte, y eso es uno de los aspectos fundamentales para la labor de Iglesia. Y son muy solidarios. Por ejemplo, si hay un enfermo o una necesidad, se vuelcan; si hay una fiesta, como el día 13 de junio que es San Antonio, lo van preparando con tiempo, y ese día, aunque no tenemos dinero, ellos lo buscan y dan una comida a todos los necesitados. Pero para un cura solo es mucho tomate. Necesitamos que nos manden a alguien más joven que yo. El año pasado tuve uno, un joven local, pero se lo llevaron a otro lugar y me dejaron solo. Así llevo 10 años.
*Para colaborar en el proyecto: Nº de cuenta:0075 0001 86 0606949353 (Concepto: Hogar St. Francis). Contacto: hogarstfrancis@gmail.com
-El centro atiende niños discapacitados profundos, físicos y mentales. La capacidad del centro es de 80 niños, pero en este momento atiende sólo a 42, porque no tienen medios para alimentarlos.
-¿Cómo es un día normal en el hogar de Bulawayo?
-Por la mañana levantan a los niños. Hay un grupo de voluntarios de la parroquia que van para lavar y vestir a los niños. Normalmente, tienen diversas enfermedades: tuberculosis, anginas, cogen gripes muy fácilmente… por lo que hay un médico que va a verles todos los días. Tienen una hora de visitas de las familias antes de la comida y luego lo que surja cada día. No son niños con los que se pueda jugar, así que están ahí. Para las personas que no son un poco fuertes de espíritu aquello es muy duro.
-¿Cómo acepta la sociedad de ese país a personas con problemas físicos y mentales?
-La enfermedad mental y la enfermedad física, la discapacidad, es un tabú en África. Muchas familias quieren quitárselos de en medio. Es muy difícil que los vuelvan a aceptar y lo justifican diciendo que no tienen medios. Tienen muchos tabúes, miedo a los espíritus, creencias en cuestiones ancestrales…Y piensan que todo esto tienen mucha influencia en la discapacidad.
-Este tipo de centros en Zimbawe, ¿reciben alguna ayuda de la administración local, cómo se financian?
-Son instituciones que dependen del Gobierno, pero no los atiende en absoluto; por lo que la atención depende mucho de la ayuda que se les dé desde fuera. Por eso presenté el proyecto a Cáritas. Desde siempre me he sentido muy bien acogido, empezando por el cardenal que es el que me dirigió a Cáritas Diocesana, y me dijo “vosotros los sacerdotes de Madrid sois los primeros que debéis beneficiaros de la ayuda de Cáritas”. Y realmente estoy apabullado por el cariño e ilusión con que han apoyado el proyecto.
-Bulawayo es la ciudad donde resides y en la que se desarrolla este proyecto. Cuéntenos algo de ella.
-Es la segunda ciudad del país y está hacia el Suroeste; la capital es Harare, que está al Noreste del país. Bulawayo es más bien la parte de minoría étnica, que son la tribu Ndebele. Tiene una población de un millón y medio de habitantes. Era la ciudad industrial por excelencia del país, pero hoy día las industrias están hundidas. La mayoría de la gente preparada se ha marchado del país. Aquí hemos vivido en una situación de un Gobierno autocrático, de dictadura y opresión, en la que la oposición no tenía nada que hacer. En el año 2005 el partido de Robert Mugabe perdió las elecciones, pero el presidente no lo aceptó y ha seguido gobernando por su cuenta sin aceptar a la oposición. Últimamente los países de alrededor, por encargo de la ONU, han intentado que acepte la colaboración de la oposición, y después de muchas reuniones e intentos han hecho un Gobierno de coalición en el que las cosas no pueden funcionar.
-En Occidente el materialismo está a la orden del día. Por hacernos una idea, ¿qué se puede hacer con allí con 30 euros?
-Se pueden hacer maravillas. A un niño de estos del centro se le puede alimentar, a lo mejor, durante un mes.
-Háblenos de sus cristianos, de su parroquia de San Antonio ¿Cómo se organizan?
-A mí se me cae la baba cuando hablo de eso, porque tengo una parroquia que depende fundamentalmente de ellos, yo soy uno más trabajando a su lado. Hoy por ejemplo, aunque no estoy, sé que mis cristianos están en la parroquia. Dentro del Comité Parroquial hay pequeños comités que se encargan de diferentes aspectos: el financiero, el apostolado familiar, la salud, la caridad… ¿Y el cura qué hace? Animar todo eso.
-¿A cuántos feligreses atiende?
-Yo puedo tener 2.000 católicos que, además, están muy diseminados. Pero estoy contento, porque la parroquia está viva. El africano tiene un sentido de comunidad muy fuerte, y eso es uno de los aspectos fundamentales para la labor de Iglesia. Y son muy solidarios. Por ejemplo, si hay un enfermo o una necesidad, se vuelcan; si hay una fiesta, como el día 13 de junio que es San Antonio, lo van preparando con tiempo, y ese día, aunque no tenemos dinero, ellos lo buscan y dan una comida a todos los necesitados. Pero para un cura solo es mucho tomate. Necesitamos que nos manden a alguien más joven que yo. El año pasado tuve uno, un joven local, pero se lo llevaron a otro lugar y me dejaron solo. Así llevo 10 años.
*Para colaborar en el proyecto: Nº de cuenta:0075 0001 86 0606949353 (Concepto: Hogar St. Francis). Contacto: hogarstfrancis@gmail.com
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