* «Tras decir mis pecados no me sentí aliviada, fue como se los hubiera contado a un amigo o a un psicólogo. Pero en cuanto el sacerdote me otorgó el perdón de Dios… ¡ahí el poder de Dios, el amor de Dios, la alegría de Dios, el amor de la Iglesia católica….! Le dije: ‘¡Gracias, padre!’ ¡Antes le llamaba ‘señor’! Cuando salí de allí, daba saltos de alegría en la calle, de lo feliz que me sentía. En mi vida hay un antes y un después de Jesús. Los días siguientes comprendí que si Dios me amaba hasta ese punto, bien podía darle yo mi vida entera. Mucho más tarde, once años después, descubrí la Comunidad del Emmanuel. ¡Así que soy hermana en la Comunidad del Emmanuel! Y doy gracias al Señor por todo lo que ha hecho por mí»
Camino Católico.- «Tengo que saber si Dios existe o no existe»: a esta conclusión llegó la atea Eliane tras unos acontecimientos que marcaron un antes y un después en su vida en torno a la persona de Jesucristo.
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