* «Tenemos esa vocación universal a la que todos estamos llamados: la santidad. Cada uno debe ver dónde Cristo les dice que la realice. Cuando Cristo se hace presente en tu vida y te muestra su voluntad, todo lo mundano se queda corto, vacío. En la actualidad, sigo investigado en Biotecnología y además vivo en comunidad una especial consagración a Él en el carisma idente. La llamada de Dios la vivo con la paz y la certeza de que Cristo está siempre con todos nosotros: «Y saber que yo estoy con vosotros todos los días hasta el final de los tiempos» (Mt 28, 20). Él nos da su gracia constantemente para ser luz y esperanza en medio de este mundo herido por la pandemia. Somos «el ahora de Dios», como nos decía el Papa Francisco a los jóvenes en Christus Vivit y esto nos invita a ser testigos y dar testimonio diario de nuestra fe y en comunión con la Iglesia, para saciar la gran sed de Dios que hay en la actualidad. Dios en esta pandemia se manifiesta en lo pequeño, en lo sencillo: en una mirada, en un gesto, en una palabra, una noticia, en la oración. Me emociona ver a tantas personas, a tantos santos anónimos, que dan su vida diariamente para que poco a poco vayamos superando esta pandemia. Y lo más importante es que Cristo se hace presente en mi fragilidad humana y me muestra que sin Él no soy nada y con Él lo puedo todo»
martes, 16 de marzo de 2021
Mª del Carmen Martín es Misionera Idente y científica de Terapia Celular: «Dios Padre me invitó a estar más cerca de Él y es el centro de mi vida y de mi entrega a los demás»
* «Tenemos esa vocación universal a la que todos estamos llamados: la santidad. Cada uno debe ver dónde Cristo les dice que la realice. Cuando Cristo se hace presente en tu vida y te muestra su voluntad, todo lo mundano se queda corto, vacío. En la actualidad, sigo investigado en Biotecnología y además vivo en comunidad una especial consagración a Él en el carisma idente. La llamada de Dios la vivo con la paz y la certeza de que Cristo está siempre con todos nosotros: «Y saber que yo estoy con vosotros todos los días hasta el final de los tiempos» (Mt 28, 20). Él nos da su gracia constantemente para ser luz y esperanza en medio de este mundo herido por la pandemia. Somos «el ahora de Dios», como nos decía el Papa Francisco a los jóvenes en Christus Vivit y esto nos invita a ser testigos y dar testimonio diario de nuestra fe y en comunión con la Iglesia, para saciar la gran sed de Dios que hay en la actualidad. Dios en esta pandemia se manifiesta en lo pequeño, en lo sencillo: en una mirada, en un gesto, en una palabra, una noticia, en la oración. Me emociona ver a tantas personas, a tantos santos anónimos, que dan su vida diariamente para que poco a poco vayamos superando esta pandemia. Y lo más importante es que Cristo se hace presente en mi fragilidad humana y me muestra que sin Él no soy nada y con Él lo puedo todo»
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