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Bienvenido a Escuchar y a Dar

Este blog, no pretende ser un diario de sus autores. Deseamos que sea algo vivo y comunitario. Queremos mostrar cómo Dios alimenta y hace crecer su Reino en todo el mundo.

Aquí encontrarás textos de todo tipo de sensibilidades y movimientos de la Iglesia Católica. Tampoco estamos cerrados a compartir la creencia en el Dios único Creador de forma ecuménica. Más que debatir y polemizar queremos Escuchar la voluntad de Dios y Dar a los demás, sabiendo que todos formamos un sólo cuerpo.

La evangelización debe estar centrada en impulsar a las personas a tener una experiencia real del Amor de Dios. Por eso pedimos a cualquiera que visite esta página haga propuestas de textos, testimonios, actos, webs, blogs... Mientras todo esté hecho en el respeto del Amor del Evangelio y la comunión que siempre suscita el Espíritu Santo, todo será públicado. Podéís usar los comentarios pero para aparecer como texto central enviad vuestras propuestas al correo electrónico:

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jueves, 18 de marzo de 2021

Simi Sahu conoció a Cristo en un retiro, trabajaba en una gran empresa y es «virgen consagrada»: «Ardía de amor por el Señor y vivo en virginidad por el bien del Reino de Dios»


* «Me di cuenta de que toda vocación consagrada es muy particular. Así como una mujer llamada a casarse no puede simplemente casarse con cualquier hombre y tener cualquier tipo de familia, una mujer llamada a la vida consagrada no puede simplemente unirse a cualquier congregación; su llamada ya tiene sus propios contornos. Mi discernimiento no fue tanto lo que me gusta o no me gusta de la vida religiosa. Sentía que Dios me estaba guiando hacia otra cosa. La dirección espiritual, la vida cotidiana y los amigos cercanos en la fe también ayudaron al discernimiento Como mujer de 30 años me he encontrado con hombres buenos, santos y guapos. Después de salir un poco, supe que el matrimonio no era algo que quisiera perseguir. No es que no encuentre atractivos a los hombres o que carezca del deseo de tener hijos propios; es que hay algo más que deseo mucho más intensa e inmediatamente. La felicidad que esperaría del matrimonio ya me fue dada en Jesús a través de la oración. Tengo la posibilidad de ser ‘libre’ para dar más de mí»

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