* «Tuve éxito, bonitos coches, hermosas mujeres, no me faltó de nada. Viví un poco de ese sentido de omnipotencia que te da notoriedad. Pero faltaba algo. Me encontré de rodillas llorando frente a la Virgen. El redescubrimiento de la fe me permitió releerla con otros ojos y así entendí cómo Dios siempre me ha hablado a través de los hermosos lugares que visité para las transmisiones de televisión, o través de personas que conocí en esas ocasiones»
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