* «La fe me ha ayudado mucho. Yo me decía a mí misma: ‘Como cristiana, debes perdonar’, pero cuando creía estar en un buen punto, retrocedía. Entendí que el perdón, como dice la palabra, es un don. El perdón no es una debilidad, sino una fortaleza: te libera, y te hace vivir en paz con Dios y con la humanidad. Para mí, los demás han sido fundamentales. Las oraciones que han rezado por mí, el amor y el cariño que me han demostrado…Quiero permanecer verdaderamente firme en el perdón que he dado. He hablado con un miembro del comando, el que aquella mañana conducía el coche. Nos pidió perdón a través de la prensa y de cartas, y yo lo perdoné. Directamente, entonces. Dos de mis hijos también hablaron con él, y otro de mis hijos habló con uno de ellos que era un jefe. Y a través de este encuentro puedo decir que ellos también se han encontrado con Dios»
El testimonio de Gemma Calabresi en El Efecto Avestruz, la serie de entrevistas de la Asociación Católica de Propagandistas (ACdP)
Camino Católico.- Gemma Capra tenía 25 años cuando un comando terrorista asesinó a su marido, el comisario de policía Luigi Calabresi. Fue el 17 de mayo de 1972. Tres miembros del grupo anarquista Lotta Continua le esperaban en la puerta de su casa, en Milán. Cuando el comisario salió, le dispararon por la espalda, en plena calle. Su viuda quedó sola, con dos niños pequeños y embarazada del tercero.
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