* «La oración es la que da sentido a nuestra soledad, para poder estar con el Señor. Y, en segundo lugar, hombres para los hombres: llamados a vaciarnos para darnos a la gente que necesita de Dios… La base de toda posible vocación es una experiencia fuerte de Dios. Por eso, la pastoral juvenil y vocacional deben tener como prioridad que los jóvenes se encuentren con el Señor. A los jóvenes que viven esta experiencia hay que hacerles una propuesta valiente y decidida: invitarles a dar la vida por Cristo como Él ha hecho por nosotros»