De un escrito poco conocido del cardenal Joseph Ratzinger publicado en 1998 A propósito de algunas objeciones contra la doctrina de la Iglesia sobre la recepción de la Comunión eucarística por parte de los fieles divorciados y vueltos a casar En 1998 el cardenal Joseph Ratzinger, prefecto de la Congregación para la doctrina de la fe, introdujo el volumen titulado “Sulla pastorale dei divorziati risposati” (“Sobre la pastoral de los divorciados y vueltos a casar”), publicado por la Libreria Editrice Vaticana en una colección del dicasterio (“Documenti e Studi”, 17). Por la actualidad y la amplitud de miras de este escrito poco conocido, proponemos su tercera parte, con el añadido de tres notas. Lo ha publicado el Osservatore Romano y nosotros por su interés lo reproducimos. 3 de diciembre de 2011.- La Carta de la Congregación para la Doctrina de la Fe sobre de la recepción de la Comunión eucarística por parte de los files divorciados y vueltos a casar, del 14 de septiembre de 1994, ha tenido eco vivaz en diversos lugares de la Iglesia. Junto a muchas reacciones positivas también se han oído no pocas voces críticas. Las objeciones esenciales contra la doctrina y la praxis de la Iglesia se presentan a continuación en modo simplificado. | |
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sábado, 3 de diciembre de 2011
La pastoral del matrimonio debe fundarse en la verdad / Por Cardenal Joseph Ratzinger
miércoles, 8 de junio de 2011
Los niños José Luis y María al tomar su primera Comunión: "Hemos leido la biblia en español y ucraniano"
8 de junio de 2011.-Emoción a flor de piel en la primera comunión de José Luis y María en la iglesia de San Pedro de Murcia, España…Sus padres no podían aguantar las lágrimas en el momento en el que los dos hermanos reciben por primera vez el cuerpo de Cristo. Un momento emotivo que se repite cuando los pequeños les entregan flores como símbolo de su amor hacia ellos…Hoy es el gran día, pero tras él, hay semanas de preparativos.
Durante la catequesis, fundamental para poder llegar hasta aquí, en las reuniones con el sacerdote previas al gran día......y también en casa. José Luis y María han sido educados en la fe... Más de dos años de formación en los que juntos han aprendido el significado que tiene para un cristiano tomar la primera comunión. Nosotros, les hemos visitado en su casa de Murcia en los días previos, y nos han demostrado que llegan a este momento perfectamente preparados...José Luis y María explican: “tomamos el cuerpo del señor.... Jesús murió el viernes santo y el domingo santo resucitó, en navidad celebramos que Jesús nació…” Los dos niños nacieron en Ucrania... Tras 3 años en España nos cuentan su aventura desde su país de origen hasta su llegada a la capital murciana. Un tiempo en el que no han olvidado sus raíces: “Nos bautizamos en Ucrania y también aquí.Hemos leido la biblia en español y ucraniano”.
A pesar del año y medio que les separa, hoy, la iglesia de San Pedro de la capital murciana es el escenario en el que estos dos hermanos compartan la ilusión, los nervios, y la alegría de un día tan especial en sus vidas...A partir de ahora, Jesús está en sus corazones. Los dos pequeños dan testimonio en el vídeo que ofrecemos de que su primera Comunión no será la última porque han interiorizado su relación con Jesucristo incluso habiendo leído la biblia. Ver vídeo...
jueves, 29 de octubre de 2009
Testimonio de Federico Cusi Padern, 93 años entregados a amar a los demás como Dios le ha amado / Autores: Conchi Vaquero y Arturo López
Federico se definía como "católico, apostólico, romano y clerical. Creo que todo va unido. Es incoherente decir que creo en Dios pero no en la Iglesia ni en los curas. Hay muchos sacerdotes entregados totalmente al servicio de los demás con una vida austera, santa y centrada en quitar cargas pesadas de los corazones de la gente".
El testimonio de vida de Federico Cusí ha sido simple pero a la vez muy intenso y enriquecedor. En nueve décadas afrontó muchas dificultades pero aseguraba:"me han ayudado a darme cuenta de la verdadera fidelidad, la de Dios. Él me ha fortalecido en los peores momentos, en los cuales me he sentido acompañado y sostenido por su amor y misericordia". Leer más...
viernes, 11 de abril de 2008
miércoles, 9 de abril de 2008
lunes, 21 de enero de 2008
Cardenal Tettamanzi a los divorciados: «La Iglesia no os ha olvidado»
MILÁN,(ZENIT.org).- No poder comulgar no significa quedar excluido de la Iglesia, explica el arzobispo de Milán, el cardenal Dionigi Tettamanzi.
Lo aclara la carta pastoral «El Señor está cerca de quien tiene el corazón herido», dirigida a personas que se han divorciado y que viven una nueva unión.
«La imposibilidad de acceder a la comunión eucarística para los casados que viven establemente un segundo enlace», observa, no implica un juicio sobre «la relación que une a los divorciados vueltos a casar».
«El hecho de que con frecuencia estas relaciones sean vividas con sentido de responsabilidad y con amor en la pareja y hacia los hijos es una realidad que tienen en cuenta la Iglesia y sus pastores», reconoce.
«Es un error considerar que la norma que reglamenta el acceso a la comunión eucarística signifique que los cónyuges divorciados y vueltos a casar estén excluidos de una vida de fe y de caridad, vividas dentro de la comunidad eclesial».
Ciertamente «la vida cristiana tiene su cumbre en la plena participación en la Eucaristía, pero no se reduce sólo a su cumbre».
Por este motivo, el purpurado italiano pide a los divorciados vueltos a casar que «participen con fe en la misa», aunque no puedan comulgar, pues «la riqueza de la vida de la comunidad eclesial sigue a disposición de quien no puede acercarse a la santa comunión».
Y asegura que la Iglesia espera de estas personas «una presencia activa y una disponibilidad para servir a quienes tienen necesidad e su ayuda», comenzando por la tarea educativa que como padres tienen que desempeñar con las familias de origen.
El cardenal afirma que escribe la carta para «entablar un diálogo», «para tratar de escuchar algo de vuestra vida cotidiana, para dejarme interpelar por algunas de vuestras preguntas».
«¡La Iglesia no os ha olvidado y no os rechaza ni os considera indignos», escribe. «Para la Iglesia y para mí, como obispo, sois hermanos y hermanas amados».
Cuando se rompe un matrimonio, según el cardenal, no sólo sufren los interesados, sino que también sufre la Iglesia: «¿Por qué permite el Señor que se rompa el vínculo que constituye el gran signo de su amor total, fiel e inquebrantable?».
«Cuando se rompe este lazo, la Iglesia en cierto sentido se empobrece, queda privada de un signo luminoso que debía ser motivo de alegría y consuelo», concluye.