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jueves, 2 de octubre de 2025

Mónica Ocampo tras recibir dos anillos de compromiso de novios decidió: «Yo me veo como una mujer que quiere entregarse y ser toda de Dios, que te va llevando y dando la gracia, y soy monja»


Tras dos anillos de compromiso, la hermana Mónica Ocampo eligió el hábito religioso / Foto: Cortesía de Mónica Ocampo

* «Me dije: 'Yo quiero un matrimonio, así que mi prioridad es el novio'. Sin embargo, al compartir con él, algunas veces pensaba: ‘¿Qué estoy haciendo aquí?, si en la Iglesia necesitan tal cosa’. Aunque me propuse ser la mejor novia, algo empezó a cambiar en mi interior, y comencé a preguntarme dónde me sentía plena, y encontré que eso ocurría mientras estaba sirviendo en la Iglesia» 

Camino Católico.- La hermana Monica recibió dos anillos de compromiso antes de ser religiosa. Hoy ya ha hecho sus votos perpetuos y está convencida de que es su vocación. Mónica Ocampo García es una religiosa de las Hijas del Espíritu Santo. Originaria de Ciudad Victoria, estado de Tamaulipas (México), tiene 37 años de edad. Sin embargo, a ella nunca le había pasado por la mente convertirse en una mujer consagrada a Dios en una congregación, no le resultaba nada atractivo. Lo suyo era el matrimonio y la familia. Y vivió el dolor y las lágrimas de su novio al enterarse que ella se consagraría a la vida religiosa. Este es un fragmento de la vida de la hermana Mónica, enamorada y consagrada hoy al Espíritu Santo.

Creció en un ambiente totalmente cristiano. "Mis papás siempre fueron de la pastoral familiar; estuvieron en diferentes movimientos: en el Movimiento Familiar Cristiano, en Encuentros Matrimoniales y, actualmente, en el Apostolado de la Cruz Matrimonios", dice a Jesús V. Picón en Aleteia.

Así pues, Mónica creció "en medio de las familias", y en un cierto momento la pusieron a coordinar a los niños de aquella comunidad de familias. 

"Entonces empecé las catequesis —dice—;  había un tema para matrimonios, y mi mamá y yo en la semana lo adaptábamos para los niños. Las familias llevábamos un proceso de conversión y evangelización que era integral, y yo me iba entusiasmando porque decía: "'Esto sí funciona'". 

Niños orando por los sacerdotes

En un momento dado esa comunidad llegó a su fin, y sus padres se integraron en otra. Entonces empezó un proyecto con las Madres Adoratrices. "Les dije: '¿y si invito a niños aquí a que vengan a hacer adoración eucarística?', ellas me dijeron que fuera con el obispo a ver si me daba oportunidad'".

Efectivamente, Mónica obtuvo la autorización. "Yo me acuerdo de estar sola con 62 niños en un salón; los encerraba para que no se me salieran. Cantábamos y luego entrábamos a la capilla. Y me empezó a impactar el proceso de los niños y del silencio; llegaban a sus casas diciendo: 'Hay que hacer silencio, hay que hacer oración por los sacerdotes'".

La hermana Mónica Ocampo con el obispo que la autorizó a invitar a niños a hacer adoración / Foto: Cortesía de Mónica Ocampo

Pidió un novio

Nada de esto encaminaba a Mónica a la idea de la vida consagrada. Por el contrario, ella le pidió a Dios un novio. Y empezó a salir con un joven mayor, cercano a terminar la universidad, mientras que ella aún cursaba la preparatoria. Pero resultó que su novio no era creyente, "y yo también quería hacer pastoral con alguien que creyera y compartiera mi misma fe", dice.

Así que Mónica, por recomendación de su abuelita, decidió realizar una novena al Sagrado Corazón de Jesús, la de los primeros viernes del mes, y la ofreció por la conversión de su novio, a quien amaba mucho. Finalmente, llegó el viernes en que ella concluyó la novena, y al día siguiente la llamó por teléfono para decirle que terminaba con ella.

Mónica tuvo que reconocer que aquello era una respuesta divina, y aunque la siguiente semana el ex novio la llamó y le pidió regresar, ella pudo responder con seguridad: "No, porque he orado mucho por ti durante 9 meses. Y  le dije al Señor que yo no te terminaba porque yo no podía; entonces tú hablaste y me terminaste; para mí esto es la respuesta de Dios. Así que ahora le pido al Señor que me mande un novio que sí crea, porque tú no crees". 

Por fin, el novio ideal

Mónica salió de la preparatoria técnica —con reconocimiento de excelencia académica— e ingresó becada a la Universidad La Salle. "Ahí conocí a un joven muy bueno y creyente, y me enamoré. Fue un noviazgo muy cristiano, muy de cara a Dios. Nos acompañábamos a Misa, empezábamos a hacer ministerio juntos y me acompañaba a las adoraciones de niños".

Todo parecía ir perfecto. Terminaron la universidad y Mónica, graduada en Administración y Mercadotecnia, consiguió un trabajo excelente, "pero algo en mí me decía que me faltaba algo".

A recomendación de un amigo sacerdote, Mónica decidió asistir a un retiro de 8 días para realizar los Ejercicios Espirituales de san Ignacio, a fin de discernir. Pero ya en el retiro lo primero que le dijeron fue: "Estos ejercicios de San Ignacio no son para tomar decisiones".

Mónica Ocampo con sus estudios de Mercadotecnia colaboró  a hacer campañas por las vocaciones / Foto: Cortesía de Mónica Ocampo

Tiempo después Mónica fue a hablar con su párroco y le dijo: "Yo le quiero ayudar a promover las misiones. Estudié Mercadotecnia, y creo que la podemos aplicar a la evangelización, a las misiones  y a los jóvenes". Y el sacerdote le respondió: "Pues suena muy bien, Mónica, pero me mandan de rector al seminario; mejor ayúdame allá".

Como parte de la estrategia de comunicación "hay que saber de qué estás hablando. Entonces me metí a profundizar en el sacerdocio ministerial, y me apasioné al apreciar mejor el valor del sacerdote, y quise darlo a conocer".

Ordenando prioridades

Dedicada a la promoción vocacional sacerdotal, Mónica se apasionó tanto comenzó a dedicar más tiempo a la Iglesia que a su relación, así que llegó un momento en el que tuvo que establecer sus prioridades. "Me dije: 'Yo quiero un matrimonio, así que mi prioridad es el novio'". Sin embargo, al compartir con él, algunas veces pensaba: "¿Qué estoy haciendo aquí?, si en la Iglesia necesitan tal cosa".

"Aunque me propuse ser la mejor novia, algo empezó a cambiar en mi interior, y comencé a preguntarme dónde me sentía plena, y encontré que eso ocurría mientras estaba sirviendo en la Iglesia".

De manera secreta empezó a buscar congregaciones religiosas. "Me involucré cada vez más en la pastoral vocacional de mi diócesis, y me mandaron a un curso a Ciudad de México.

Ahí conocí a una Hija del Espíritu Santo, y me dijo palabras clave: 'Nos dedicamos a la promoción vocacional sacerdotal y a la extensión del reinado del Espíritu Santo'. Yo me dije a mí misma: 'De aquí soy'". 

Finalmente le confesó a su novio: "Yo me veo como una mujer que quiere entregarse y ser toda de Dios para el servicio de su Iglesia". Él le respondió: "Me estás diciendo que te quieres ir con Dios, que te quieres casar con Dios. ¿Cómo voy a competir?".

Dos anillos

Mónica le confió su plan a sus padres y renunció a su trabajo. Justo antes de ingresar a la congregación, llegó un amigo suyo de la infancia. «Había sido como mi pretendiente toda la vida. Me dijo: "Mira, Mónica, tú me dijiste que te quieres ir a la vida religiosa, pero quiero decirte que yo te voy a esperar. ¿Cuánto tiempo tardas en hacer tus votos perpetuos?". Le contestó que diez años y el muchacho insistió: "Yo te voy a esperar", y le dio un anillo.

Ella ingresó a la congregación un 28 de agosto, y en diciembre fue a pasar año nuevo con su familia. Durante esos días, el muchacho que había sido su novio durante la universidad llegó con un anillo y le propuso que no regresara al convento. Pero Mónica regresó a la congregación e informó a su directora espiritual sobre los dos anillos.

"Me indicó que los regresara y cuando fui a casa en vacaciones de verano les devolví los anillos a mis pretendientes. Ambos, como buenos caballeros, me dijeron que me los habían regalado, y que yo decidiera qué hacer con ellos". 

La hermana Mónica ya ha hecho sus votos perpetuos, tomando el nombre de Mónica del Corazón de Jesús, y está convencida de que, para hallar la vocación para la que uno fue creado, "Dios te va llevando y Dios te va dando la gracia".