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sábado, 18 de octubre de 2025

Mónica Ocampo tras recibir dos anillos de compromiso de novios decidió: «Yo me veo como una mujer que quiere entregarse y ser toda de Dios, que te va llevando y dando la gracia, y soy monja»


Tras dos anillos de compromiso, la hermana Mónica Ocampo eligió el hábito religioso / Foto: Cortesía de Mónica Ocampo

* «Me dije: 'Yo quiero un matrimonio, así que mi prioridad es el novio'. Sin embargo, al compartir con él, algunas veces pensaba: ‘¿Qué estoy haciendo aquí?, si en la Iglesia necesitan tal cosa’. Aunque me propuse ser la mejor novia, algo empezó a cambiar en mi interior, y comencé a preguntarme dónde me sentía plena, y encontré que eso ocurría mientras estaba sirviendo en la Iglesia» 

Camino Católico.- La hermana Monica recibió dos anillos de compromiso antes de ser religiosa. Hoy ya ha hecho sus votos perpetuos y está convencida de que es su vocación. Mónica Ocampo García es una religiosa de las Hijas del Espíritu Santo. Originaria de Ciudad Victoria, estado de Tamaulipas (México), tiene 37 años de edad. Sin embargo, a ella nunca le había pasado por la mente convertirse en una mujer consagrada a Dios en una congregación, no le resultaba nada atractivo. Lo suyo era el matrimonio y la familia. Y vivió el dolor y las lágrimas de su novio al enterarse que ella se consagraría a la vida religiosa. Este es un fragmento de la vida de la hermana Mónica, enamorada y consagrada hoy al Espíritu Santo.

Creció en un ambiente totalmente cristiano. "Mis papás siempre fueron de la pastoral familiar; estuvieron en diferentes movimientos: en el Movimiento Familiar Cristiano, en Encuentros Matrimoniales y, actualmente, en el Apostolado de la Cruz Matrimonios", dice a Jesús V. Picón en Aleteia.

Así pues, Mónica creció "en medio de las familias", y en un cierto momento la pusieron a coordinar a los niños de aquella comunidad de familias. 

"Entonces empecé las catequesis —dice—;  había un tema para matrimonios, y mi mamá y yo en la semana lo adaptábamos para los niños. Las familias llevábamos un proceso de conversión y evangelización que era integral, y yo me iba entusiasmando porque decía: "'Esto sí funciona'". 

Niños orando por los sacerdotes

En un momento dado esa comunidad llegó a su fin, y sus padres se integraron en otra. Entonces empezó un proyecto con las Madres Adoratrices. "Les dije: '¿y si invito a niños aquí a que vengan a hacer adoración eucarística?', ellas me dijeron que fuera con el obispo a ver si me daba oportunidad'".

Efectivamente, Mónica obtuvo la autorización. "Yo me acuerdo de estar sola con 62 niños en un salón; los encerraba para que no se me salieran. Cantábamos y luego entrábamos a la capilla. Y me empezó a impactar el proceso de los niños y del silencio; llegaban a sus casas diciendo: 'Hay que hacer silencio, hay que hacer oración por los sacerdotes'".

La hermana Mónica Ocampo con el obispo que la autorizó a invitar a niños a hacer adoración / Foto: Cortesía de Mónica Ocampo

Pidió un novio

Nada de esto encaminaba a Mónica a la idea de la vida consagrada. Por el contrario, ella le pidió a Dios un novio. Y empezó a salir con un joven mayor, cercano a terminar la universidad, mientras que ella aún cursaba la preparatoria. Pero resultó que su novio no era creyente, "y yo también quería hacer pastoral con alguien que creyera y compartiera mi misma fe", dice.

Así que Mónica, por recomendación de su abuelita, decidió realizar una novena al Sagrado Corazón de Jesús, la de los primeros viernes del mes, y la ofreció por la conversión de su novio, a quien amaba mucho. Finalmente, llegó el viernes en que ella concluyó la novena, y al día siguiente la llamó por teléfono para decirle que terminaba con ella.

Mónica tuvo que reconocer que aquello era una respuesta divina, y aunque la siguiente semana el ex novio la llamó y le pidió regresar, ella pudo responder con seguridad: "No, porque he orado mucho por ti durante 9 meses. Y  le dije al Señor que yo no te terminaba porque yo no podía; entonces tú hablaste y me terminaste; para mí esto es la respuesta de Dios. Así que ahora le pido al Señor que me mande un novio que sí crea, porque tú no crees". 

Por fin, el novio ideal

Mónica salió de la preparatoria técnica —con reconocimiento de excelencia académica— e ingresó becada a la Universidad La Salle. "Ahí conocí a un joven muy bueno y creyente, y me enamoré. Fue un noviazgo muy cristiano, muy de cara a Dios. Nos acompañábamos a Misa, empezábamos a hacer ministerio juntos y me acompañaba a las adoraciones de niños".

Todo parecía ir perfecto. Terminaron la universidad y Mónica, graduada en Administración y Mercadotecnia, consiguió un trabajo excelente, "pero algo en mí me decía que me faltaba algo".

A recomendación de un amigo sacerdote, Mónica decidió asistir a un retiro de 8 días para realizar los Ejercicios Espirituales de san Ignacio, a fin de discernir. Pero ya en el retiro lo primero que le dijeron fue: "Estos ejercicios de San Ignacio no son para tomar decisiones".

Mónica Ocampo con sus estudios de Mercadotecnia colaboró  a hacer campañas por las vocaciones / Foto: Cortesía de Mónica Ocampo

Tiempo después Mónica fue a hablar con su párroco y le dijo: "Yo le quiero ayudar a promover las misiones. Estudié Mercadotecnia, y creo que la podemos aplicar a la evangelización, a las misiones  y a los jóvenes". Y el sacerdote le respondió: "Pues suena muy bien, Mónica, pero me mandan de rector al seminario; mejor ayúdame allá".

Como parte de la estrategia de comunicación "hay que saber de qué estás hablando. Entonces me metí a profundizar en el sacerdocio ministerial, y me apasioné al apreciar mejor el valor del sacerdote, y quise darlo a conocer".

Ordenando prioridades

Dedicada a la promoción vocacional sacerdotal, Mónica se apasionó tanto comenzó a dedicar más tiempo a la Iglesia que a su relación, así que llegó un momento en el que tuvo que establecer sus prioridades. "Me dije: 'Yo quiero un matrimonio, así que mi prioridad es el novio'". Sin embargo, al compartir con él, algunas veces pensaba: "¿Qué estoy haciendo aquí?, si en la Iglesia necesitan tal cosa".

"Aunque me propuse ser la mejor novia, algo empezó a cambiar en mi interior, y comencé a preguntarme dónde me sentía plena, y encontré que eso ocurría mientras estaba sirviendo en la Iglesia".

De manera secreta empezó a buscar congregaciones religiosas. "Me involucré cada vez más en la pastoral vocacional de mi diócesis, y me mandaron a un curso a Ciudad de México.

Ahí conocí a una Hija del Espíritu Santo, y me dijo palabras clave: 'Nos dedicamos a la promoción vocacional sacerdotal y a la extensión del reinado del Espíritu Santo'. Yo me dije a mí misma: 'De aquí soy'". 

Finalmente le confesó a su novio: "Yo me veo como una mujer que quiere entregarse y ser toda de Dios para el servicio de su Iglesia". Él le respondió: "Me estás diciendo que te quieres ir con Dios, que te quieres casar con Dios. ¿Cómo voy a competir?".

Dos anillos

Mónica le confió su plan a sus padres y renunció a su trabajo. Justo antes de ingresar a la congregación, llegó un amigo suyo de la infancia. «Había sido como mi pretendiente toda la vida. Me dijo: "Mira, Mónica, tú me dijiste que te quieres ir a la vida religiosa, pero quiero decirte que yo te voy a esperar. ¿Cuánto tiempo tardas en hacer tus votos perpetuos?". Le contestó que diez años y el muchacho insistió: "Yo te voy a esperar", y le dio un anillo.

Ella ingresó a la congregación un 28 de agosto, y en diciembre fue a pasar año nuevo con su familia. Durante esos días, el muchacho que había sido su novio durante la universidad llegó con un anillo y le propuso que no regresara al convento. Pero Mónica regresó a la congregación e informó a su directora espiritual sobre los dos anillos.

"Me indicó que los regresara y cuando fui a casa en vacaciones de verano les devolví los anillos a mis pretendientes. Ambos, como buenos caballeros, me dijeron que me los habían regalado, y que yo decidiera qué hacer con ellos". 

La hermana Mónica ya ha hecho sus votos perpetuos, tomando el nombre de Mónica del Corazón de Jesús, y está convencida de que, para hallar la vocación para la que uno fue creado, "Dios te va llevando y Dios te va dando la gracia".



miércoles, 15 de octubre de 2025

Ángelo Ragosta y Paola eran novios, tenían fecha para la boda, pero Dios los llamó y él es sacerdote y ella monja carmelita: «Llegó un sacerdote que nos dijo: ‘Preguntadle a Dios qué ha planeado para vosotros’»


Paola es hoy sor María Giuseppina del Amor Encarnado, monja de clausura en Nápoles, y él es el Padre Angelo Ragosta; ambos fueron novios durante nueve años, pero Dios los llamó para que le entregaran su vida a Él 

* «Fuimos a la conferencia sobre la Renovación en el Espíritu Santo en Rimini y Dios le hizo entender a Paola que quería que fuera suya, pero ella no pudo aceptarlo. Me dejó por primera vez en mayo. Después de un tiempo nos volvimos a juntar porque ella no podía decir su ‘sí’ al Señor. Volvimos a hacer las paces porque ella no podía decir 'sí' a Dios porque pensaba que nueve años seguían siendo nueve años. En octubre, sin embargo, Dios ganó y ella me dejó para siempre» 

Camino Católico.- Comprometidos durante nueve años, estaban a punto de casarse, pero el Señor quiso para ellos un epílogo distinto: rompieron y se hicieron sacerdote y monja. Él es ahora el Padre Angelo Ragosta, sacerdote en Mühlacker (Alemania), en una comunidad italiana. Ella es Sor María Giuseppina del Amor Encarnado, monja de clausura en Nápoles.

Los dos protagonistas de esta historia, que se ha hecho viral, se conocieron el 29 de diciembre de 1996 en una parroquia de Portici, en la provincia de Nápoles, en plena adolescencia. Angelo tiene 16 años, Paola 15.

Paola y Angelo Ragosta cuando eran novios

«Nos hicimos novios o nos juntamos como se decía en nuestra época, precisamente un 29 de diciembre allá por 1996», cuenta Angelo en un post de Facebook, «el primer año, como siempre, fue de tiras y aflojas, siempre era yo el que se dejaba, pero después del primer año fuimos viento en popa hasta octubre de 2005, casi nueve años».

La vida empezó a cambiar para ambos en 2001, cuando conocieron a un sacerdote carismático y muy conocido en Nápoles: Don Michele Madonna.

En 2001 me fui a hacer el servicio militar –continúa Angelo– y, una vez terminado, desde entonces estuve siempre fuera trabajando, en la Toscana como electricista industrial. Los años pasaron deprisa, y hacia el final llegó a la parroquia, cerca de casa de Paola, un joven coadjutor, don Michele Madonna, que nos unió a Jesús vivo. Tenía un mantra: «¡Chicos preguntadle a Dios qué ha planeado para vosotros, cuál es su sueño sobre vosotros! Arrastraba y arrastra a todos, jóvenes y mayores, al que cree de verdad, al que gasta de verdad su vida por Jesús».

Don Michele desestabiliza el equilibrio entre los dos novios. Tenían el matrimonio en su agenda, pero Dios estaba a punto de cambiar sus planes por completo. «La boda estaba planeada –continúa Angelo–, estaban buscando casa y preparando todo lo necesario con tiempo, Paola mientras tanto estudiaba economía. En cambio, justo cuando encontramos la casa, me dejaron por enésima vez». 

Paola dejó a Angelo en 2005: «Fuimos a la conferencia sobre la Renovación en el Espíritu Santo en Rimini y Dios le hizo entender a Paola que quería que fuera suya, pero ella no pudo aceptarlo. Me dejó por primera vez en mayo. Después de un tiempo nos volvimos a juntar porque ella no podía decir su ‘sí’ al Señor. Volvimos a hacer las paces porque ella no podía decir 'sí' a Dios porque pensaba que nueve años seguían siendo nueve años. En octubre, sin embargo, Dios ganó y ella me dejó para siempre», dice Angelo al periódico Avvenire.

Angelo y Paola siguieron siendo amigos y continuaron saliendo juntos. En 2006 también compartieron un sacramento, el de la confirmación, que recibieron en la misma iglesia. Pero las almas de ambos estaban cada vez más inquietas. «Todo cambió para mí. Seguí trabajando como electricista industrial, pero en mi interior me sentía cada vez más inquieto. Tenía un sueldo, salía con amigos, hombres y mujeres, pero todo era insípido y no me parecía suficiente. Lo tenía todo, pero no era feliz», asegura Angelo.

Hasta que una noche, en un acto al que asistía en la Toscana con el padre Michele Madonna, «después de rezar las vísperas, le hice a Dios la pregunta fatídica con la que el padre Michele nos había estado atosigando, en pocas palabras le pregunté: pero ¿por qué estoy sobre la faz de la tierra? ¿Qué quieres de mí? Abro la Biblia, la que recibí como regalo de mi padrino de Confirmación, que había elegido entre las personas que frecuentaban mi comunidad parroquial y que, en lugar de darme un objeto inútil, me había traído el don de la Palabra. Leí el pasaje que me salió: ‘Antes de formarte en el seno materno, yo te conocía, antes de que salieras a la luz, yo te ungí’ (libro de Jeremías 1, 4-5). Sobre este pasaje comienzo mi discernimiento. Entro en el seminario a los 26 años y fui ordenado sacerdote a los 33 ordenado sacerdote por el entonces arzobispo de Nápoles, el cardenal Crescenzio Sepe». 

Angelo Ragosta en su ordenación sacerdotal

En 2018, Angelo solicitó y recibió permiso del arzobispo para realizar una experiencia apostólica en la misión católica de Wuppertal, Alemania. Después de cinco años, aceptó la oferta de trasladarse a Mühlacker, también en Alemania, donde actualmente presta servicio pastoral a las comunidades italianas.

Mientras Angelo entraba en el seminario, Paola elegía la vida de clausura, ingresando en el monasterio carmelita de Nápoles. La vida monástica, a la que se adhirió bajo el nombre de Sor María Giuseppina del Amor Encarnado, le impuso un estilo de vida mucho más discreto y poco social. 

«Cada vez que estoy en Nápoles, paso por el monasterio para ver a la hermana María Giuseppina. Las cosas no han cambiado mucho: cuando estábamos comprometidos, me regañaba. ¡Todavía lo hace, incluso siendo sacerdote!»

sábado, 6 de enero de 2024

Almudena Rojas Estapé, estaba alejada de Dios, ha viajado por 70 países, pero el Señor la llamó a ser Carmelita Descalza viendo un vídeo


* «M
ilagrosamente fui a unos ejercicios espirituales y me di cuenta de la importancia de la Eucaristía. El Rey de los Reyes entregado esperando a que le queramos un poco. Así que empecé, poco a poco, a ir cada día a Misa y me percaté que Dios me pedía que me entregase a Él… Hasta que en Roma fui a un congreso y viendo un vídeo sobre la ecología y la sociedad moderna de hoy en día, vi que Dios me pedía que me entregase a Él y que entregase el mundo para ser Carmelita Descalza”

22 de octubre de 2015.- (Arguments / Camino Católico)  Almudena Rojas Estapé ingresó en el convento de la Encarnación de Ávila, donde Santa Teresa de Jesús fue priora, el 29 de junio de 2014, y a mediados de noviembre tomó los hábitos en presencia de sus padres, el psiquiatra Enrique Rojas y la notario Isabel Estapé. Desde entonces ha pasado un año y la Hermana Almudena María de la Esperanza, de 23 años, realiza sus primeros votos temporales antes de los perpetuos, dentro de tres años.

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jueves, 16 de mayo de 2019

Daniel Talavante convertido por Cristo de la atracción homosexual, de la magia, la adivinación y el ocultismo

“Tomo la decisión de que tengo que volver a mi vida, que no sirve de nada escapar del sufrimiento, que hay que afrontarlo. (…) Me voy a confesar con un sacerdote, confieso todo lo de la sexualidad, todos los pecados que yo había cometido. El sacerdote me absuelve y yo salgo de esa confesión como si saliera volando, parece que voy levitando. Como si fuera un hombre nuevo, con la decisión de irme a casa”


martes, 14 de mayo de 2019

Akiko Tamura, de familia convertida al catolicismo del budismo, se hizo cirujana, pero Dios la llamó y es monja carmelita

“Si dejas que Dios entre en tu vida se producen milagros. Yo me pellizco cada mañana para asegurarme que estoy despierta, que no es un sueño, y me digo: «Soy yo, puedes ser Carmelita y ser feliz, estar encerrada y ser feliz y ser libre. Sí, soy feliz, y no lo cambiaría por ningún quirófano, ni por nada del mundo”


miércoles, 18 de enero de 2017

Claude Paradis vivía en la calle entre el alcohol y las drogas: Ahora es sacerdote y ayuda a indigentes

“Tuve el privilegio de encontrar a Dios justo en el momento en que dudaba de él. En una pequeña calle de Montreal, abandonada por los hombres, donde no había nadie. Pasé delante de una vieja iglesia, y llevado por algún instinto entré… La calle me llevó a la Iglesia, y la Iglesia finalmente me trajo de vuelta a la calle”

martes, 19 de julio de 2016

Raquel Romero, de 17 años, ingresa en las Carmelitas Descalzas: «A los 13 años ante el Santísimo pregunté al Señor qué quería de mí»

* «Es en la oración, donde he encontrado la paz, esa intimidad con el Señor, la perseverancia de todos los días… Estoy muy contenta, estoy a punto de entrar en el convento. Estos años he visto la presencia del Señor continuamente en mi familia, en mis amigos. La alegría es inmensa. Que siempre estemos dispuestos a decirle que sí al Señor en todo lo que nos pide»