“Es una hipocresía que se permita el aborto por malformación”
Cuenta que cada uno de sus cinco hijos es "lo mejor" que ha tenido nunca
2 de abril de 2009.- Luis y Belén estuvieron con sus cinco hijos en la marcha por la vida que se celebró el domingo en Madrid (en la fotografia de la derecha) . “Fuimos para hacer presión porque estamos deseando que se nos oiga”, cuenta Belén. “Se empeñan en decir que somos cuatro gatos y no es verdad. Somos un montón de gente los que pensamos que el aborto es una barbaridad, un asesinato. Hay que sacar este tema a la calle. Y lo que hace falta es apoyar a las madres, que ninguna quiere matar a su hijo”, asegura.
(Sonsoles Calavera /Foto: María Galindo / Alba) Sobre la reforma del aborto que prepara el Gobierno, considera que la ley vigente ya está mal, “pero que el aborto deje de ser delito para considerarse un derecho de la mujer es un error gravísimo, porque una sociedad que anima a las madres en dificultades a que maten a sus hijos, en lugar de ayudarlas a sacarlos adelante, es un desastre”. Que el aborto esté permitido -y vaya a seguir estándolo con la nueva ley, según se está planteando- por el hecho de esperar un hijo como Alfonso, le parece una pena y una hipocresía: “Ahora que no puede haber discriminación por nada, sexo, raza… que la haya porque un niño tiene capacidades distintas y le cuesta hacer un montón de cosas, es muestra de que estamos en una sociedad muy hipócrita. Además, cuando nacen tienen un montón de ayudas, ¿por qué antes no? Ayudémosle desde que está en el vientre de su madre. Si esas madres viesen cómo son sus vidas, se darían cuenta de que merece la pena que sean vividas. He conocido muchísimas familias con un hijo con síndrome de Down -cuenta- y no conozco a nadie que se haya arrepentido de tenerlo. Sólo veo padres felices con su niño, que dicen que es una maravilla. Cuando lo vas a tener, mucha gente te dice que son un regalo, pero no lo valoras hasta que lo tienes”.
Un pequeño maestro
Sobre las dificultades que supone sacar a los hijos adelante, a Belén no le hace falta que se las cuenten. Tiene cinco, de 13, 11, 8, 5 y casi 2 años: Luis, Ignacio, Juan, Belén y Alfonso. Cuando estaba embarazada del pequeño le dijeron que, por la cardiopatía que sufría, era casi seguro que tuviera síndrome de Down. Y acertaron. “En ese momento se te viene el mundo encima. Pero nos duró muy poquito. Enseguida empezamos a ver la parte positiva. Dijimos: ‘Seguro que va a traer cosas estupendas. Qué bien que venga a esta casa, porque aquí lo vamos a recibir con los brazos abiertos desde el primer día’. Cuenta que, aunque tiene más dificultades para algunas cosas, “en los sentimientos es un superdotado” y les ha enseñado muchas cosas: “Ha sido un ejemplo. Nos ha ayudado a valorar lo que es realmente importante y a ver que las cosas que tenemos son un regalo. A mis hijos les ha hecho ver la importancia del esfuerzo, por ejemplo, porque se ha tenido que esforzar mucho más, para cosas que a ellos les parecen normales. Y a nosotros nos ha ayudado a querer a nuestros hijos por lo que son y no por lo que van a a llegar a ser o a hacer. Es una buena lección, en esta sociedad en que se valora a la gente por el puesto que va a ocupar”.
Subraya que estos niños, como todos, tienen valor en sí mismos. “Cada uno de mis hijos es lo mejor que he tenido y que he podido hacer en la vida”, asegura. Y opina que lo que antes era lo normal: ver a un matrimonio rodeado de un montón de niños, se ha dejado de ver así, “porque somos pocos los que los tenemos, pero realmente es lo más natural del mundo”.