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domingo, 1 de junio de 2025

Papa León XIV en homilía: «El matrimonio es el modelo del verdadero amor entre el hombre y la mujer: amor total, fiel y fecundo que al hacerlos ‘una sola carne’, los capacita para dar vida, a imagen de Dios»


* «El mundo de hoy necesita la alianza conyugal para conocer y acoger el amor de Dios, y para superar, con su fuerza que une y reconcilia, las fuerzas que destruyen las relaciones y las sociedades»  

   

Vídeo de la transmisión en directo de Vatican News, traducido al español, con la homilía del Papa León XIV  

* «Los animo a que sean para sus hijos ejemplos de coherencia, comportándose como desean que ellos se comporten, educándolos en la libertad mediante la obediencia, buscando siempre su propio bien y los medios para acrecentarlo. Y ustedes, hijos, sean agradecidos con sus padres: decir ‘gracias’ por el don de la vida y por todo lo que con ella se nos da cada día es la primera forma de honrar al padre y a la madre. Por último, a ustedes, queridos abuelos y ancianos, les recomiendo que velen, con sabiduría y ternura, por quienes aman, con la humildad y paciencia que se aprenden con los años. En la familia, la fe se transmite junto con la vida, de generación en generación: se comparte como el pan de la mesa y los afectos del corazón. Esto la convierte en un lugar privilegiado para encontrar a Jesús, que nos ama y siempre quiere nuestro bien» 

1 de junio de 2025.- (Camino Católico) "Son las familias las que generan el futuro de los pueblos… El matrimonio no es un ideal, sino el modelo del verdadero amor entre el hombre y la mujer: amor total, fiel y fecundo Este amor, al hacerlos ‘una sola carne’, los capacita para dar vida, a imagen de Dios.", ha proclamado con fuerza el Papa León XIV desde el corazón de una abarrotada Plaza San Pedro, ante más de 45.000 personas —padres, hijos, abuelos y niños— que desde las primeras horas del día se han congregado para celebrar el Jubileo dedicado a las Familias.

 


Bajo un cielo radiante y un clima de profunda emoción este domingo 1 de junio de 2025, Solemnidad de la Ascensión del Señor y 59ª Jornada Mundial de las Comunicaciones Sociales, el Pontífice ha saludado con gestos de ternura desde la papamóvil: ha besado a los más pequeños, ha bendecido a madres y padres, y ha acariciado a los ancianos que conmovidos extendían sus manos. Ha sido un signo concreto de la comunión que ha predicado más tarde en su homilía: una unidad tejida en el amor, real y transformadora. En el vídeo de Vatican News se visualiza y escucha la homilía del Papa, cuyo texto íntegro es el siguiente:



JUBILEO DE LAS FAMILIAS, LOS NIÑOS, LOS ABUELOS Y LOS MAYORES


HOMILÍA DEL SANTO PADRE LEÓN XIV


Plaza de San Pedro

VII Domingo de Pascua - Domingo, 1 de junio de 2025

El Evangelio que acabamos de proclamar nos muestra a Jesús que, en la Última Cena, ora por nosotros (cf. Jn 17,20). El Verbo de Dios hecho hombre, ya cercano al final de su vida terrena, piensa en nosotros, sus hermanos, y se convierte en bendición, súplica y alabanza al Padre, con la fuerza del Espíritu Santo. También nosotros, al entrar con asombro y confianza dentro de la oración de Jesús, nos vemos envueltos, por su amor, en un gran proyecto que abarca a toda la humanidad.

Cristo pide, en efecto, que todos seamos “una sola cosa” (cf. v. 21). Este es el mayor bien que se puede desear, porque esta unión universal realiza entre las criaturas la comunión eterna de amor que es Dios mismo: el Padre que da la vida, el Hijo que la recibe y el Espíritu que la comparte.

El Señor quiere que, para unirnos, no nos agreguemos a una masa indistinta como un bloque anónimo, sino que seamos uno: «Como tú, Padre, estás en mí y yo en ti, que también ellos sean uno en nosotros» (v. 21). La unidad por la que Jesús ora es, por tanto, una comunión fundada en el mismo amor con que Dios ama, de donde provienen la vida y la salvación. Y como tal, es ante todo un don que Jesús trae consigo. Es, desde su corazón humano, que el Hijo de Dios se dirige al Padre diciendo: «Yo en ellos y tú en mí, para que sean perfectamente uno y el mundo conozca que tú me has enviado, y que yo los amé cómo tú me amaste» (v. 23).

Escuchamos con conmoción estas palabras: Jesús nos está revelando que Dios nos ama como se ama a sí mismo. El Padre no nos ama menos que a su Hijo unigénito, o sea de manera infinita. Dios no ama menos, porque ama antes de nada, ¡ama antes que nadie! Así lo atestigua Cristo cuando dice al Padre: «Ya me amabas antes de la creación del mundo» (v. 24). Y es así: en su misericordia, Dios desde siempre quiere acoger a todos los hombres en su abrazo; y es su vida, la que se nos entrega por medio de Cristo, la que nos hace uno, la que nos une entre nosotros.

Oír hoy este Evangelio, durante el Jubileo de las Familias y de los Niños, de los Abuelos y de los Ancianos, nos llena de alegría.

Queridos amigos, hemos recibido la vida antes incluso de haberla deseado. Como enseñaba el Papa Francisco: «Todos los hombres somos hijos, pero ninguno de nosotros eligió nacer» (Ángelus, 1 enero 2025). Y no sólo eso. Apenas nacemos, necesitamos de los demás para vivir; solos no lo hubiéramos logrado. Se lo debemos a alguien más, que nos salvó, se hizo cargo de nosotros, de nuestro cuerpo y también de nuestro espíritu. Todos nosotros vivimos gracias a una relación, es decir, a un vínculo libre y liberador de humanidad y cuidado mutuo.

Es cierto que, a veces, esta humanidad se ve traicionada. Por ejemplo, cuando se invoca la libertad no para dar vida, sino para quitarla; no para proteger, sino para herir. Sin embargo, incluso frente al mal que divide y mata, Jesús sigue orando al Padre por nosotros, y su oración actúa como un bálsamo sobre nuestras heridas, convirtiéndose en anuncio de perdón y reconciliación para todos. Esa oración del Señor da sentido pleno a los momentos luminosos de nuestro amor mutuo como padres, abuelos, hijos e hijas. Y esto es lo que queremos anunciar al mundo: estamos aquí para ser “uno” tal y como el Señor quiere que seamos “uno”, en nuestras familias y en los lugares donde vivimos, trabajamos y estudiamos: distintos, pero uno; muchos, pero uno, siempre uno, en cualquier circunstancia y edad de la vida.

Hermanos, si nos amamos así, sobre el fundamento de Cristo, que es «el Alfa y la Omega», «el principio y el fin» (cf. Ap 22,13), seremos un signo de paz para todos, en la sociedad y en el mundo. No hay que olvidarlo: del seno de las familias nace el futuro de los pueblos.

En las últimas décadas hemos recibido un signo que llena de gozo y, al mismo tiempo, invita a reflexionar: me refiero al hecho de que fueron proclamados beatos y santos algunos esposos, no por separado, sino juntos, como pareja de esposos. Pienso en Luis y Celia Martin, los padres de santa Teresa del Niño Jesús; y recuerdo también a los beatos Luis y María Beltrame Quattrocchi, cuya vida familiar transcurrió en Roma, el siglo pasado. Y no olvidemos a la familia polaca Ulma, padres e hijos unidos en el amor y en el martirio. Decía que es un signo que da que pensar. Sí, al proponernos como testigos ejemplares a matrimonios santos, la Iglesia nos dice que el mundo de hoy necesita la alianza conyugal para conocer y acoger el amor de Dios, y para superar, con su fuerza que une y reconcilia, las fuerzas que destruyen las relaciones y las sociedades.

Por eso, con el corazón lleno de gratitud y esperanza, a ustedes esposos les digo: el matrimonio no es un ideal, sino el modelo del verdadero amor entre el hombre y la mujer: amor total, fiel y fecundo (cf. S. Pablo VI, Carta enc. Humanae vitae, 9). Este amor, al hacerlos “una sola carne”, los capacita para dar vida, a imagen de Dios.

Por tanto, los animo a que sean para sus hijos ejemplos de coherencia, comportándose como desean que ellos se comporten, educándolos en la libertad mediante la obediencia, buscando siempre su propio bien y los medios para acrecentarlo. Y ustedes, hijos, sean agradecidos con sus padres: decir “gracias” por el don de la vida y por todo lo que con ella se nos da cada día es la primera forma de honrar al padre y a la madre (cf. Ex 20,12). Por último, a ustedes, queridos abuelos y ancianos, les recomiendo que velen, con sabiduría y ternura, por quienes aman, con la humildad y paciencia que se aprenden con los años.

En la familia, la fe se transmite junto con la vida, de generación en generación: se comparte como el pan de la mesa y los afectos del corazón. Esto la convierte en un lugar privilegiado para encontrar a Jesús, que nos ama y siempre quiere nuestro bien.

Y quisiera añadir una última cosa. La oración del Hijo de Dios, que nos infunde esperanza en el camino, también nos recuerda que un día seremos todos uno unum (cf. S. AGUSTÍN, Sermo super Ps. 127): una sola cosa en el único Salvador, abrazados por el amor eterno de Dios. No sólo nosotros, sino también los padres y las madres; los abuelos y abuelas; los hermanos, hermanas e hijos que ya nos han precedido en la luz de su Pascua eterna, y que hoy sentimos presentes, aquí, con nosotros, en este momento de fiesta.

PAPA LEÓN XIV












Fotos: Vatican Media, 1-6-2025

Papa León XIV en el Regina Caeli, 1-6-2025: «La familia tiene su origen en el amor con que el Creador abraza al mundo creado; Que la fe, la esperanza y la caridad crezcan siempre en nuestras familias»

* «Que la Virgen María bendiga a las familias y las sostenga en sus dificultades. Pienso especialmente en aquellas que sufren a causa de la guerra en Oriente Medio, en Ucrania y en otras partes del mundo. Que la Madre de Dios nos ayude a caminar juntos por el sendero de la paz»

  

Vídeo completo de la transmisión en directo de Vatican News traducido al español con las palabras del Papa en el Regina Coeli



1 de junio de 2025.- (Camino Católico) En el Regina Caeli que se ha rezado antes de la bendición final de la Misa por el Jubileo de las Familias, el Papa León XIV ha vuelto a pedir la paz y ha agradecido a las “pequeñas iglesias domésticas en las que el Evangelio es acogido y transmitido”. Ha recordado también la Jornada Mundial de las Comunicaciones Sociales, exhortando a los medios a cuidar la “calidad ética de los mensajes”, y ha mencionó a las religiosas beatificadas ayer en Polonia, mártires en 1945. En el vídeo de Vatican News se visualiza y escucha la meditación del Santo Padre y la oración del Regina Caeli traducida al español, cuyo texto completo es el siguiente:

PAPA LEÓN XIV

Regina Caeli 

Plaza de San Pedro
Domingo, 1 de junio de 2025

Al final de esta Eucaristía, deseo dirigir un saludo cordial a todos ustedes, participantes en el Jubileo de las Familias, de los Niños, de los Abuelos y de los Ancianos. Han venido de todas partes del mundo, con delegaciones de ciento treinta y un países.

Estoy contento de acoger a tantos niños, que reavivan nuestra esperanza. Saludo a todas las familias, pequeñas iglesias domésticas, en las que el Evangelio es acogido y transmitido. La familia —decía san Juan Pablo II— tiene su origen en el amor con que el Creador abraza al mundo creado (cf. Carta Gratissimam sane, 2). Que la fe, la esperanza y la caridad crezcan siempre en nuestras familias. Un saludo especial a los abuelos y ancianos, ustedes son modelo genuino de fe e inspiración para las generaciones jóvenes. ¡Gracias por venir!

Extiendo mi saludo a todos los peregrinos presentes, en particular a los de la diócesis de Mondovì, en Piamonte.

Hoy en Italia y en varios países se celebra la solemnidad de la Ascensión del Señor. Es una fiesta muy hermosa, que nos hace mirar hacia el objetivo de nuestro viaje terrenal. En este horizonte, recuerdo que ayer en Braniewo, en (Polonia), fueron beatificadas Cristófora Klomfass y catorce hermanas de la Congregación de Santa Catalina Virgen y Mártir, asesinadas en 1945 por los soldados del Ejército Rojo en los territorios de la actual Polonia. A pesar del clima de odio y terror contra la fe católica, siguieron sirviendo a los enfermos y huérfanos. A la intercesión de las nuevas beatas mártires encomendamos a las religiosas que en todo el mundo gastan su vida generosamente por el Reino de Dios.

Recuerdo también hoy la Jornada mundial de las Comunicaciones Sociales y doy las gracias a los trabajadores de los medios de comunicación que, cuidando la calidad ética de los mensajes, ayudan a las familias en su tarea educativa.

Que la Virgen María bendiga a las familias y las sostenga en sus dificultades. Pienso especialmente en aquellas que sufren a causa de la guerra en Oriente Medio, en Ucrania y en otras partes del mundo. Que la Madre de Dios nos ayude a caminar juntos por el sendero de la paz.


Oración del Regina Caeli: 


V/. Reina del Cielo, alégrate; aleluya.

R/. Porque el que mereciste llevar en tu seno; aleluya.

V/. Resucitó según dijo; aleluya.

R/. Ruega por nosotros a Dios; aleluya;

V/. Gózate y alégrate, Virgen María; aleluya.

R/. Porque resucitó en verdad el Señor; aleluya.



Oración:


¡Oh, Dios!, que te dignaste alegrar al mundo por la Resurrección de tu Hijo, Nuestro Señor Jesucristo: concédenos, te rogamos, que por la mediación de la Virgen María, su Madre, alcancemos los gozos de la vida eterna. Por el mismo Jesucristo, Nuestro Señor. Amén.


Papa León XIV




Foto: Vatican Media, 1-6-2025

Santa Misa, presidida por el Papa León XIV, del VII domingo de Pascua y Jubileo de las familias, 1-6-2025


Foto: Vatican Media, 1-6-2025


1 de junio de 2025.- (Camino Católico) El Papa León XIV ha presidido esta mañana, en la plaza de San Pedro, la Misa conclusiva del Jubileo de las Familias, los Niños, los Abuelos y los Ancianos, ante 45.000 fieles. En el vídeo de Vatican News se visualiza y escucha toda la celebración. 



León XIV en su homilía ha destacado que las  familias forjan el futuro de los pueblos y ha pedido a los esposos ser ejemplo de coherencia y amor que educa en libertad.

Homilía del cardenal Juan José Omella, Arzobispo de Barcelona, y lecturas de la Misa de hoy, domingo, la Ascensión del Señor, 1-6-2025

1 de junio de 2025.- (Camino Católico) Homilía del cardenal Juan José Omella, Arzobispo de Barcelona, y lecturas de la Misa de hoy, domingo, la Ascensión del Señor, emitida por 13 TV desde la iglesia del Hospital de la Santa Cruz y San Pablo de Barcelona.

Santa Misa de hoy, domingo, la Ascensión del Señor, en la iglesia del Hospital de San Pablo, Barcelona, 1-6-2025

1 de junio de 2025.- (Camino Católico) Celebración de la Santa Misa de hoy, domingo, la Ascensión del Señor, presidida por el cardenal Juan José Omella, OFM, Arzobispo de Barcelona, emitida por 13 TV desde la iglesia del Hospital de la Santa Cruz y San Pablo de Barcelona.

Misterios Gloriosos del Santo Rosario desde el Santuario de Lourdes, 1-6-2025

1 de junio de 2025.- (Camino Católico).- Rezo de los Misterios Gloriosos del Santo Rosario, correspondientes a hoy, domingo, desde la Gruta de Massabielle, en el Santuario de Lourdes, en el que se intercede por el mundo entero.

Palabra de Vida 1/6/2025: «Mientras los bendecía fue llevado al cielo» / Por P. Jesús Higueras


Camino Católico.- Espacio «Palabra de Vida» de 13 TV del 1 de junio de 2025, domingo de la 7ª semana de Pascua, la Ascensión del Señor, presentado por el padre Jesús Higueras en el que comenta el evangelio del día.

Evangelio: San Lucas 24, 46-53:

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:

«Así está escrito: el Mesías padecerá, resucitará de entre los muertos al tercer día y en su nombre se proclamará la conversión para el perdón de los pecados a todos los pueblos, comenzando por Jerusalén.

Vosotros sois testigos de esto. Mirad, yo voy a enviar sobre vosotros la promesa de mi Padre; vosotros, por vuestra parte, quedaos en la ciudad hasta que os revistáis de la fuerza que vino de lo alto».

Y los sacó hasta cerca de Betania y, levantando sus manos, los bendijo.

Y mientras los bendecía, se separó de ellos, y fue llevado hacia el cielo.

Ellos se postraron ante él y se volvieron a Jerusalén con gran alegría; y estaban siempre en el templo bendiciendo a Dios.

Homilía del evangelio del domingo: Unidos íntimamente a Cristo por la palabra y los sacramentos que nos dejó, nosotros podemos acompañarle en su ascensión hasta la gloria / Por P. José María Prats

* «La Virgen María recorrió perfectamente este camino pronunciando aquellas benditas palabras: «he aquí la esclava del Señor, hágase en mí según tu palabra» y, por eso, participa ya, en alma y cuerpo, de la gloria de su Hijo. Que Ella nos acompañe y nos guíe en este noble y arduo camino en el que, paradójicamente, para ascender tenemos primero que descende»


La Ascensión del Señor - C 

Hechos 1,1-11 / Salmo 46 / Efesios 1, 17-23  / San Lucas 24, 46-53

P. José María Prats / Camino Católico.- Algunos pensadores han descrito al hombre como el ser siempre insatisfecho. A diferencia de los animales que quedan saciados al satisfacer sus necesidades básicas, nosotros nunca estamos satisfechos del todo: aspiramos siempre a una felicidad mayor, a un mejor conocimiento del mundo y de nosotros mismos, a una amistad más sincera, a un amor más fiel. 

Y esto es debido a que hemos sido creados para compartir la gloria de Dios, y hasta que no alcancemos esta gloria, no estaremos satisfechos.

Pero, como nos muestra la Biblia, en su afán por alcanzar la gloria, el hombre ha de elegir entre dos caminos.

El primer camino viene descrito en el episodio de la Torre de Babel, cuyos constructores, llenos de soberbia, quisieron elevarse hasta el cielo con su propio esfuerzo prescindiendo de Dios. Es el camino de la lucha por conquistar nuestro bienestar material sin contar con Dios y con los demás. Cuando elegimos este camino nos pasa como a los constructores de Babel: acabamos divididos y peleados entre nosotros y no conseguimos ser felices.

El segundo camino, el que conduce a la verdadera gloria, es el que ha recorrido Jesucristo y que San Pablo expone maravillosamente en el himno de la carta a los filipenses: 

«Cristo, a pesar de su condición divina, no hizo alarde de su categoría de Dios; al contrario, se despojó de su rango y tomó la condición de esclavo, pasando por uno de tantos. Y así, actuando como un hombre cualquiera, se rebajó hasta someterse incluso a la muerte, y una muerte de cruz. Por eso Dios lo levantó sobre todo y le concedió el "Nombre-sobre-todo-nombre"; de modo que al nombre de Jesús toda rodilla se doble en el cielo, en la tierra, en el abismo, y toda lengua proclame: Jesucristo es Señor, para gloria de Dios Padre».

Como vemos, el camino que conduce a la verdadera gloria no es el de la lucha por encumbrarnos sobre los demás sino, paradójicamente, el de «tomar la condición de esclavo», sometiéndonos a la voluntad del Padre y viviendo al servicio de los demás.

Para nosotros, herederos de la desobediencia de Adán, era imposible recorrer este camino. Sólo Cristo, el Hijo de Dios hecho hombre, podía hacerlo. Y hoy, día de la Ascensión, celebramos precisamente que Cristo ha llegado a la meta de este camino singularísimo y que, en Él, el ser humano ha alcanzado finalmente la gloria para la que fue creado. 

Pero la gran noticia que nos llena de gozo en esta fiesta y por la que –como nos dice el evangelio de hoy– los discípulos de Jesús «estaban siempre en el templo bendiciendo a Dios», es que, unidos íntimamente a Cristo por la palabra y los sacramentos que nos dejó, también nosotros podemos acompañarle en su ascensión hasta la gloria.

La Virgen María recorrió perfectamente este camino pronunciando aquellas benditas palabras: «he aquí la esclava del Señor, hágase en mí según tu palabra» y, por eso, participa ya, en alma y cuerpo, de la gloria de su Hijo. Que Ella nos acompañe y nos guíe en este noble y arduo camino en el que, paradójicamente, para ascender tenemos primero que descender.

P. José María Prats

 Evangelio

En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: 

«Así está escrito que Cristo padeciera y resucitara de entre los muertos al tercer día y se predicara en su nombre la conversión para perdón de los pecados a todas las naciones, empezando desde Jerusalén. Vosotros seréis testigos de estas cosas. Mirad, voy a enviar sobre vosotros la Promesa de mi Padre. Por vuestra parte permaneced en la ciudad hasta que seáis revestidos de poder desde lo alto».

Los sacó hasta cerca de Betania y, alzando sus manos, los bendijo. Y sucedió que, mientras los bendecía, se separó de ellos y fue llevado al cielo. Ellos, después de postrarse ante Él, se volvieron a Jerusalén con gran gozo, y estaban siempre en el Templo bendiciendo a Dios.

San Lucas 24, 46-53

«Mientras los bendecía, se separó de ellos, y fue llevado hacia el cielo» / Por P. Carlos García Malo