“Cuando me trajeron a Lillie fue el momento más emotivo de mi vida, tenía muchas ganas de conocerla y aunque nació con el paladar hendido, para mí era perfecta. La abracé, la mimé, la besé…incluso le tomamos las huellas de sus manitas y sus pies para recordarla siempre. Cuando llegó su momento murió en mis brazos. Sé que el aborto parece una solución fácil, pero la sensación de abrazar a tu bebé es el mayor milagro de todos, aunque solo fuera por poco tiempo, no lo cambio por nada en el mundo”

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