* «Cuando estaba en el último año del secundario asistí a un retiro espiritual ignaciano, sola, cosa que Dios tenía pensada muy bien porque siempre andaba con mis amigas de arriba a abajo. Y allí, en ese retiro, fue donde me di cuenta de que Jesús me pedía algo más, y que ese algo más tenía nombre: carmelita descalza. No sé como explicarlo: no se me apareció, ni me habló, ni nada de eso. Hice todos los intentos para acallarlo, pero no pude. No entendía por qué en ese momento de mi vida, con 18 años, cuando también estaba conociendo a un chico, Jesús me salía con esto. Lo recé mucho, y por muchos intentos que hice no pude olvidarlo, y me decidí a ir a conocer un carmelo. Jesús se las ingenió muy bien para hacerme llegar al lugar que tenía preparado para mí»
miércoles, 13 de diciembre de 2017
Carolina Ojeda, 21 años, ingresa de monja en el Carmelo el día de la fiesta de la Virgen de Guadalupe: «Un susurro en el corazón no me dejaba ni a sol ni a sombra»
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