Peter, el padre, explica que la muerte de su esposa fue “una de las peores cosas que puede suceder”. No obstante, aseguró que Dios le trajo “una segunda vocación para ayudar a los demás. Me pregunté a mí mismo: ¿por qué estoy aquí? ¿A dónde voy después de esto? ¿Qué quiere Dios que haga? Cuando mi esposa ingresó al hospital, una de las primeras cosas que le dijo a las enfermeras fue lo orgullosa que estaba de que nuestro hijo, Andrew, fuera sacerdote”
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